laSexta.com | Madrid
| 27/01/2019
Franco no sólo ordenó asesinatos en España, su lealtad hacia Hitler le llevó demasiadas veces a mirar para otro lado. Cuando comenzaron las deportaciones de judíos en países ocupados, para muchos franceses los Pirineos eran la única salida hacia la libertad.
"Les impide el paso por lo que muchos son capturados por los alemanes y acaban en campos de concentración" explica Carlos Hernández, autor de 'Los últimos españoles de Mauthausen'.
Gracias a Hitler y Mussolini, el caudillo había ganado la guerra y debía de estar agradecido, pero es que además, compartía su ideología antisemita. En enero de 1943 Hitler permitió a sus aliados repatriar y salvar a todos sus judíos. El régimen español, de nuevo, no movió ni un dedo.
"Franco pudo salvar a un mínimo de 40.000 o 50.000 judíos de origen sefardí especialmente que vivían en la ciudad Salónica, en la Grecia ocupada", cuenta Carlos Hernández. Sólo algunos diplomáticos franquistas, como el 'ángel de Budapest', en un pulso contra la crueldad y la locura que salvó miles de vidas.
Pero su golpe maestro fueron los exiliados: Franco no quería prisioneros de guerra y Hitler le hizo el trabajo sucio. 9.300 españoles, de los que casi 7.000, como José, acabaron en Mathausen, donde el ser humano descendió a lo más hondo. Y así aguanto 1562 días y tuvo suerte, más de 5.000 fueron torturados, gaseados o enterrados vivos.
Unos 7.000 españoles sufrieron el infierno de Mauthausen y muchos de ellos fueron verdaderos héroes. laSexta Columna rescata el testimonio de uno de ellos, que cuenta cómo su padre se sacrificó por él, en la segunda parte de su especial sobre los españoles de la Segunda Guerra Mundial.
Ramón Serrano Súñer era un convencido admirador del régimen nazi, amante de su estética militar. En 1940, viajó a Berlínpara debatir la posible entrada de España en la Segunda Guerra Mundial. 'Casualmente', tras una de aquellas visitas, los de Hitler se llevaron a los presos españoles a los campos de concentración.
Eufemio recorrió casi 1.500 kilómetros en un convoy en unas penosas condiciones, desde Angulema hasta Mauthausen, en Austria. Jamás llegó a pisar el suelo de ese campo de concentración, pero le separaron de sus padres y le asignaron una familia franquista. 80 años después sigue llorando al recordar aquel horror.
Durante años, cuando los deportados españoles alzaban la vista, veían las cenizas. Eran sus compañeros, los que perecieron en el campo de Mauthausen. José sabe cómo describir el olor a muerte. Su padre fue el primer español asesinado en un campo de concentración. Duró sólo 20 días con vida.
Los muertos, las alambradas... a los nazis les gustaba documentar todo el horror. No sabían que, gracias a los españoles que trabajan en sus laboratorios, estas fotografías acabarían en los juicios de Nuremberg. Gracias a los fotógrafos de Mauthausen, que robaron las imágenes, muchos nazis pagaron por sus crímenes.
Para muchos españoles fue difícil construir una nueva vida después de lo ocurrido en Mauthausen por las secuelas psicológicas y la miseria a la que se tuvieron que enfrentar. El periodista Carlos Hernández explica que muchos "se suicidaron porque no soportaron los remordimientos de haber sobrevivido".
Franco silenció durante 40 años a muchas personas, pero después de su muerte, la Democracia tampoco les devolvió la voz. En Francia, los españoles que estuvieron encerrados en campos de concentración son considerados héroes, pero en nuestro país no se ha realizado ni un solo homenaje para recordarlos.
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