Por Beatriz Talegón
El sábado por la noche el programa «Preguntas Frecuentes» de TV3 entrevistó al Juez de Instrucción, Ramiro García de Dios, al que denominaban «el azote de la policía». El juez, jubilado en febrero de 2018 cuenta con una trayectoria de treinta años como juez de instrucción, responsabilidad que ha desempeñado en el juzgado de Instrucción número 6 de Madrid, y también en Bilbao, donde coincidió durante casi seis años con el que fuera también juez instructor, Grande Marlaska -hoy ministro de Interior-.
La entrevista ha llamado la atención, tanto de quienes pudieron verla en directo, como de las personas que han compartido sus contenidos a través de redes sociales. No es en absoluto habitual escuchar a un juez hablar con la claridad y firmeza que lo ha hecho García de Dios, sino que además, su punto de vista no suele ser el más extendido en la judicatura.
En este enlace puede verse la entrevista completa al juez. A continuación, las declaraciones más destacadas.
El azote de la policía
Al ser preguntado por el apodo que le pusieron, «el azote de la policía», García de Dios explica cuál ha sido su labor: la de un juez que pretende controlar las extralimitaciones, la de un juez garantista. De hecho, cuando se jubiló algunos hicieron un brindis.
Trabajó como juez de control del centro de internamiento de Aluche, donde dio una dura batalla en favor de los derechos humanos de los inmigrantes que se encontraban allí recluidos. Comenta en la entrevista cómo llegó a plantearse el cierre del CIE y explica cómo no fue posible porque no contaba con herramientas legales para ello.
Se ha referido a «la fuerte relación promiscua entre la judicatura penal y el subsistema judicial». Algo que ha combatido durante toda su carrera y que le ha puesto en el punto de mira de aquellos a los que ha señalado.
Sobre la prisión provisional, ha explicado que se está utilizando para «amedrentar» y para generar «desaliento». «No todo el mundo en sus luchas por los derechos está dispuesto a la prisión.» Como juez de control del CIE, ha visto «lo que sufre la gente que no ha cumplido ningún tipo de delito». Y lo ha explicado extrapolado a lo que vemos estos días: «en gran número de años he tenido multitud de atestados policiales que acabaron con personas detenidas, tres días en comisaría, un día en el juzgado, archivados al día siguiente. Porque no había nada». Y ha explicado que «la autonomía (de la policía) a la hora de elaborar atestados, donde cuatro agentes dicen lo mismo (…) el compadreo hace que el policía hace que tiene una especie de fe en lo que dice; en Derecho penal bajo ningún concepto un policía puede tener presunción de veracidad en un estado democrático.
La carrera judicial mayoritariamente es conservadora, ha afirmado. «Hay un sector minoritario progresista. También hay un sector minoritario neo fascista». Y se ha referido directamente al Presidente del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, Señor Asunción, en su crítica sobre la Ley de Memoria Histórica y sobre la exhumación de Franco: a quien considera que su posicionamiento es autoritario y neofranquista.
Se muestra preocupado por la deriva autoritaria que va a venir. Porque «está habiendo luchas serias, luchas pacíficas: lo que más preocupa al sistema son las luchas pacíficas. El sistema está encantado si hay violencia, porque con todo el aparato represivo que tiene, puede sofocar esas violencias y además cargarse de razón. A lo que tiene pánico es la protesta pacífica, masiva y continua: ahí saben que al final, pierden».
Manipulación de pruebas» por parte de la policía
Ha señalado que, desgraciadamente es posible que la policía manipule pruebas para realizar los atestados. Ha indicado que «la dificultad» se encuentra en poderlo demostrar. Ponía como ejemplo cuando, junto al atestado aparece una bolsa con «un pedrusco»: «si la persona a mí me dice que no corrió lo suficiente y por eso le han detenido, pero que la bolsa de la piedra no es suya; pero si hay tres o cuatro que firman el atestado con lo del pedrusco… Si tú no tienes una sana y prudente desconfianza frente al aparato judicial, ¿qué es lo que cuela? la versión policial. Así de sencillo. Yo no voy a engañar a nadie».
No es habitual que los jueces desconfíen, sin embargo, afirma que hay jueces que se encargan de revisar y verificar. «Si un periodista revisase los atestados que he tenido en mi vida, tanto en Bilbao como en Madrid, verán el lenguaje que utilizan, no sólo para sobredimensionar, sino para colocar a una persona que a lo mejor no ha hecho más que correr, atribuirle desórdenes públicos. Muchas veces con frases valorativas, sin ser capaz de explicar hechos concretos».
Ha relatado cómo los policías han llegado incluso a increparle por desconfiar, cuando él se encargaba de hacer los interrogatorios por separado. Ha explicado que la policía científica no tiene nada que ver con esto, que «el tema fuerte está con los cuerpos de antidisturbios -sean los que sean, de las policías autonómicas o de la policía nacional o de la guardia civil-«.
Sobre los altercados de estos días en Barcelona
«He visto actos presuntamente delictivos: de presuntas lesiones, de presuntos delitos contra la integridad moral de las personas. No hay derecho a agarrar a una persona que está sentada, patearla, agarrarle… más que usar la fuerza es querer humillar, destrozar.» Así se ha referido al describir las imágenes de las actuaciones policiales de estos días. «Ya no es sólo el acto lesivo de pegar en la cabeza, o disparar pelotas de goma. Esos ataques persiguen, no sólo generar miedo, sino mostrar la cara del poder violento».
Grande Marlaska: «un juez antigarantista, autoritario. Un juez con una mentalidad policial»
Coincidieron prácticamente seis años en Bilbao, donde eran diez jueces de instrucción. Allí tuvieron una estrecha relación. Ha explicado que «tuvo la ocasión de comprobar qué tipo de juez era (…)». «Era un juez antigarantista, autoritario. Un juez con una mentalidad policial. Esa mentalidad policial, cuando después se va de juez de instrucción central a la Audiencia Nacional, lo hace tan bien en la complacencia con el subsistema policial, que le dan medallas por todas las esquinas. Eso le sirve para un ascenso meteórico en la carrera judicial. A su vez, tiene una conexión muy fuerte con ser un juez muy querido por el subsistema policial y por las organizaciones de víctimas del terrorismo. Esto hace que un juez mediocre, un juez autoritario haya podido llegar a ser ministro».
Sobre la comparación entre Cataluña y País Vasco que ha hecho recientemente el Ministro del Interior, el juez García de Dios ha sido contundente: «Es de una intensa, acusada, miseria moral e intelectual. He vivido en el país vasco ocho años y medio y he visto lo que he visto. ¿Ha contado Grande Marlaska el número de contenedores, de piedras, de incendios? En el País Vasco se quemaban autobuses, sedes de partidos políticos, oficinas bancarias… Él después de ver lo torpe de sus primeras declaraciones intentó hacer un cambio diciendo que no quería referirse a la lucha armada de ETA.» Añade: «En el País Vasco en las luchas obreras, bien de la siderurgia, bien del naval, hubo episodios que comparados con lo que se ha visto en Barcelona, estos últimos eran juegos de indios y comanches».
Carlos Lesmes «es el prototipo del príncipe del siglo XVI, un hombre al servicio del Estado»
«No quiero decir que sea una persona que en todas las actuaciones sea un prevaricador. Lo que sí quiero decir es que en multitud de actuaciones, los criterios de mérito y capacidad para los nombramientos los ignora totalmente y opera al servicio de los partidos. Porque el CGPJ está controlado por el sistema partitocrático. (…)» Ha comentado el juez.
Según García de Dios, Lesmes ha contribuido a degradar el concepto que se tiene del CGPJ.
«Marchea es capaz de poner música jurídica a cualquier letra»
Considera que la sentencia del procés es ponerle música jurídica a la letra del «oé, oé, oé, a por ellos».
Un sistema judicial que permitiera el acceso a la judicatura de las clases populares
Preguntado sobre las modificaciones que él propondría para reformar el sistema judicial, ha señalado que sería necesario que la procedencia de los jueces y magistrados fuera de clase trabajadora y de clases populares. «Con un sistema de formación que evitara que la formación fuera la del «loro cantando temas». Se inclinaría por el sistema holandés: a través de test de cultura jurídica, de cultura general, de sociología y después en la escuela judicial, hay una formación sobre la práctica jurídica de manera pormenorizada y extensa.
«Dado este sistema de acceso, propondría que la mayoría de los jueces y juezas que compusieran el CGPJ fueran elegidos, una parte entre jueces y otra parte entre la ciudadanía». No ahondó en la manera de elegirlos desde la ciudadanía, pero señaló a ello.
Los sindicatos policiales: «son cofradías»
«entiendo que un sindicato es un conjunto de trabajadores que luchan frente a un patrono, frente a un Estado que degrada el sistema de asistencia social. Existen nominalmente los llamados sindicatos.» Ha indicado que son ultracorporativos, atacan cualquier crítica.
Ha puesto de ejemplo el caso de una concejala de Unidas Podemos, que hizo una mera crítica sobre la muerte de un mantero.
La sentencia del Procés «abre una vía muy peligrosa»
«Es tan brutal el tipo penal de la sedición», ha señalado, que «salvo que ocurran episodios de violencia física contra los agentes, contra la comisión judicial, no creo que sea posible (aplicar delito de sedición por protestar)».