El director regresa al Festival de San Sebastián con 'Mientras dure la guerra', la crónica perfectamente actual de lo ocurrido hace 83 años en el Paraninfo de Salamanca.
En el último debate de investidura, el juego de palabras más celebrado de Unamuno, el del paraninfo de la Universidad de Salamanca, fue citado desde la tribuna del Congreso dos veces. Y desde posiciones se diría que irreconciliables. Y desde intenciones por fuerza contradictorias. Pero siempre, eso sí, desde el profundo convencimiento de que, como el latín en Divinas palabras, después de pronunciado el santo verbo ya no queda más que decir. Unamuno ilumina, Unamuno sana y Unamuno, además de convencer, hasta vence. Nadie parece resistirse a él. Ni siquiera el cine. El sábado, en el Festival de San Sebastián, Unamuno lo puede todo: titulares, diatribas, reflexiones y, sobre todo, memorias.Mientras dure la guerra, de Alejandro Amenábar, reconstruye con sabiduría y claridad lo que fue aquel controvertido, discutido y mítico a su pesar momento del 12 de octubre de 1936. De paso, el episodio ya legendario vuelve a colocarse en el centro de una actualidad política empeñada en repetir errores con una tozudez que alguien con gusto por los tópicos podría calificar de bilbaína. "Qui sine peccato est vestrum, primus in illam lapide mittat", que se escucha en, precisamente, Divinas palabras. A sus 47 años, este hombre prodigioso que antes fue joven prodigio del cine español, vuelve a colocarse en el centro del debate como tiempo atrás hiciera con Mar adentro. Y lo hace sin coartadas. Queramos o no, la Guerra Civil no se acaba nunca.Ésta no es una película personal, por histórica, pero de alguna manera sí está ligada a su biografía, usted es, por así decirlo, hijo (o consecuencia) de dos golpes de Estado y de dos dictaduras...
Todo con matices, eso sí. Nunca pensé que la Guerra Civil me afectaba ni directa ni indirectamente. Sin embargo, hace unos años a través de un primo supe que mi madre acompañó a su hermana, que se había casado con un republicano de Barcelona, en su huida de la España de Franco hacia Chile. Con el tiempo, hicimos el camino de vuelta a España precisamente porque mi madre temió una nueva guerra civil poco antes del alzamiento de Pinochet. Llegamos a España 15 días antes del golpe al Palacio de la Moneda cuando a Franco aún le quedaban dos años de vida. De alguna manera, sí, mi vida ha sido un camino de ida y vuelta marcado por dos golpes de Estado. La película la empezó a pensar años atrás y llega a los cines y al debate público del modo más oportuno...
Imagino que puede haber algo de conexión inconsciente. Empezamos a pensar la película justo después de acabada Regresión (2015). El que se retrasara la financiación ha hecho que coincida en el tiempo con este momento político tan 'unamuniano'. Quizá es pura casualidad. O no. Es como si siempre estuviéramos enzarzados en el mismo debate. Pienso en la guerra de símbolos y en las banderas desde los balcones, por ejemplo...
Cuanto más desarrollaba el proyecto y más indagaba, más me daba cuenta de que es una película sobre España. Y creo que uno de nuestros grandes conflictos tiene que ver precisamente con los símbolos que, en el fondo, es con la identidad. Me he criado en la Transición, pero yo, como todos, he vivido que la bandera española ha estado siempre asociada a la derecha. Lo que hemos pretendido en la película es enfrentar a los españoles consigo mismos, que la cinta funcione como un espejo. Ésta es nuestra bandera y éste, nuestro himno que, por no tener, no tiene ni letra. ¿Cuánto de irresoluble tiene este conflicto de símbolos en su opinión?
Soy de natural optimista y, aunque pueda sonar buenista, estoy convencido de que vivimos en un espacio común y no nos queda más remedio que ponernos de acuerdo. Esto es una comunidad de vecinos y tenemos que entender que en este espacio común es imposible que todos pensemos lo mismo. La película es toda ella una reivindicación de la convivencia. De lo contrario, vamos a una nueva Guerra Civil. Tenemos que aprender a convivir y a discutir. No parece que estemos programados para ello...
Juega en contra nuestro temperamento y nuestra pasión. Algo tan valioso para la creación artística no es nada recomendable en política. Quizá todo tenga que ver con, primero, la necesidad de recordar primero y, después, con el perdón. Pero, ¿es posible perdonar o el perdón no es más que un olvido forzoso?
Ése es el eterno conflicto después de cualquier régimen brutal. ¿Cómo cierras un episodio tan traumático como la dictadura de Franco? ¿Cierras en falso? Un poco la Transición fue eso: ley del olvido y borrón y cuenta nueva. Pero eso nunca funciona y acaban por aflorar los muertos en las cunetas y la sangre de las heridas. Otra opción es llegar hasta el final como quizá ha ocurrido tras el Holocausto en Alemania o con los juicios en Argentina. Cada proceso tiene sus ventajas y sus inconvenientes, pero yo sí que creo que hay que cerrar las heridas y estoy de acuerdo con la Ley de la Memoria Histórica. Volviendo a la pregunta, ¿es posible el perdón?
Yo siempre voy a abocar por eso. Nos hace humanos. Insiste en que 'Mientras dure la guerra' no es una película revanchista, pero sí hay una intención de resarcimiento. Todo recuerdo de una humillación lleva consigo la reivindicación de la víctima...
Mi película ni es neutral ni es equidistante. No me veo ni ideológica ni moralmente a la misma distancia de Franco que de Unamuno. Pero sí creo que soy ecuánime. Franco es el malo de la película, pero no es un diablo que echa espuma por la boca. He intentado entrar en su cabeza. Unamuno hizo algo imperdonable en España: cambiar de opinión. ¿Se puede cambiar de opinión y ser inocente? o, al revés, ¿es todo cambio de opinión culpable?
Él fue padre de la República y a la vez fue el primero en cuestionarla y sacarle los colores. A mí, eso me parece cuanto menos interesante. Él estaba convencido de que el ejército llegaba para poner orden. Eso le empuja a decir que sí, pero creo que enseguida se dio cuenta de su error y así hasta llegar al acto del paraninfo. ¿Cómo está viviendo la polémica, puesto que no hay registros totalmente incuestionables, sobre lo que realmente se dijo y no se dijo en el acto del Paraninfo?
Lo curioso es que la polémica llega hasta el Parlamento donde ves que dos grupos políticos opuestos echan mano de las mismas palabras para decir lo contrario. Pero no es tan difícil acotar lo que pasó y lo que se dijo por los testimonios tanto de un signo como del otro. La mía es una versión dramática fiel al espíritu de lo que ocurrió y se dijo. De repente, en San Sebastián, dos películas sobre la Guerra Civil y hace nada se estrena una más. ¿Por qué ahora?
Mi caso personal, no sé el de los demás, es el de un alumno que en la enseñanza secundaria y en la universidad ha pasado por la Guerra Civil de puntillas. Eso me ha hecho reflexionar sobre por qué no se estudia algo tan fundamental y presente en nuestra sociedad. Por otro lado, como ciudadano pasan cosas que te dan que pensar. Si se diera una situación como la que vivió Unamuno, ¿qué habría hecho yo? Y por eso me sentía tan interpelado. ¿Puede ser que una nueva generación se sorprenda de lo poco que sabe del pasado reciente?
Sí, puede ser. Somos una generación a la que se ha ocultado la Guerra Civil. Y ahí está el germen de problemas que tenemos ahora. Además, se utiliza casi como un insulto al cine español el que se hagan películas sobre la Guerra Civil...
Es raro todo porque es un hecho que financiar esta película ha sido muy complicado. El fantasma de Franco está más presente de lo que pensamos y presentar en una película a un personaje que le representara levantaba mucho recelo. ¿Qué tipo de problemas financieros?
No es una película que se haya financiado por los cauces habituales de las televisiones privadas. Y tiene mucho que ver con la presencia de Franco. Desarrolle esa idea.
Bueno, Franco flota ahí como un fantasma y la España actual es la que él ideó. Eso de que encontró la corona en el río y se la puso a quien él decidió. El tema de la integridad territorial es un tema suyo. Hace poco el rey emérito confesaba que las últimas palabras que le dijo Franco fueron sobre este asunto. Franco, aunque suene fatal, está muy presente. Y la polémica de la exhumación lo demuestra. ¿Cómo enterramos a Franco?
Es difícil hacer las cosas y no molestar a nadie. Y más en este país que nos molestamos por todo. Para mí ha sido un poco como descubrir que Darth Vader era mi padre. Hay algo de padre en Franco. El nuevo panorama político, con nuevos partidos, ¿ayuda o impide repensar el pasado?
Creo que todos vimos como algo positivo la entrada de nuevos actores en la política. Sin embargo, hay algo que me preocupa. Personalmente el que Ciudadanos haya puesto la alfombra roja a la extrema derecha, que era lo que más temía Unamuno, me inquieta. Y la película trata de eso, de ese empeño cíclico de la Historia por repetirse. Parece que se nos olvida, pero las formas de Trump recuerdan mucho al pasado más trágico. Y sí, me inquieta que un partido de centro sea el que le abra la puerta a la ultraderecha. La Fundación Millán-Astray le ha puesto una querella antes de ver la película. ¿Cómo imagina la recepción de 'Mientras dure la guerra'?
No esperábamos que ocurriera tan pronto, pero estaba previsto. Lo único que puedo decir es que he preparado la película a conciencia y la he escrito en conciencia.
Todo con matices, eso sí. Nunca pensé que la Guerra Civil me afectaba ni directa ni indirectamente. Sin embargo, hace unos años a través de un primo supe que mi madre acompañó a su hermana, que se había casado con un republicano de Barcelona, en su huida de la España de Franco hacia Chile. Con el tiempo, hicimos el camino de vuelta a España precisamente porque mi madre temió una nueva guerra civil poco antes del alzamiento de Pinochet. Llegamos a España 15 días antes del golpe al Palacio de la Moneda cuando a Franco aún le quedaban dos años de vida. De alguna manera, sí, mi vida ha sido un camino de ida y vuelta marcado por dos golpes de Estado. La película la empezó a pensar años atrás y llega a los cines y al debate público del modo más oportuno...
Imagino que puede haber algo de conexión inconsciente. Empezamos a pensar la película justo después de acabada Regresión (2015). El que se retrasara la financiación ha hecho que coincida en el tiempo con este momento político tan 'unamuniano'. Quizá es pura casualidad. O no. Es como si siempre estuviéramos enzarzados en el mismo debate. Pienso en la guerra de símbolos y en las banderas desde los balcones, por ejemplo...
Cuanto más desarrollaba el proyecto y más indagaba, más me daba cuenta de que es una película sobre España. Y creo que uno de nuestros grandes conflictos tiene que ver precisamente con los símbolos que, en el fondo, es con la identidad. Me he criado en la Transición, pero yo, como todos, he vivido que la bandera española ha estado siempre asociada a la derecha. Lo que hemos pretendido en la película es enfrentar a los españoles consigo mismos, que la cinta funcione como un espejo. Ésta es nuestra bandera y éste, nuestro himno que, por no tener, no tiene ni letra. ¿Cuánto de irresoluble tiene este conflicto de símbolos en su opinión?
Soy de natural optimista y, aunque pueda sonar buenista, estoy convencido de que vivimos en un espacio común y no nos queda más remedio que ponernos de acuerdo. Esto es una comunidad de vecinos y tenemos que entender que en este espacio común es imposible que todos pensemos lo mismo. La película es toda ella una reivindicación de la convivencia. De lo contrario, vamos a una nueva Guerra Civil. Tenemos que aprender a convivir y a discutir. No parece que estemos programados para ello...
Juega en contra nuestro temperamento y nuestra pasión. Algo tan valioso para la creación artística no es nada recomendable en política. Quizá todo tenga que ver con, primero, la necesidad de recordar primero y, después, con el perdón. Pero, ¿es posible perdonar o el perdón no es más que un olvido forzoso?
Ése es el eterno conflicto después de cualquier régimen brutal. ¿Cómo cierras un episodio tan traumático como la dictadura de Franco? ¿Cierras en falso? Un poco la Transición fue eso: ley del olvido y borrón y cuenta nueva. Pero eso nunca funciona y acaban por aflorar los muertos en las cunetas y la sangre de las heridas. Otra opción es llegar hasta el final como quizá ha ocurrido tras el Holocausto en Alemania o con los juicios en Argentina. Cada proceso tiene sus ventajas y sus inconvenientes, pero yo sí que creo que hay que cerrar las heridas y estoy de acuerdo con la Ley de la Memoria Histórica. Volviendo a la pregunta, ¿es posible el perdón?
Yo siempre voy a abocar por eso. Nos hace humanos. Insiste en que 'Mientras dure la guerra' no es una película revanchista, pero sí hay una intención de resarcimiento. Todo recuerdo de una humillación lleva consigo la reivindicación de la víctima...
Mi película ni es neutral ni es equidistante. No me veo ni ideológica ni moralmente a la misma distancia de Franco que de Unamuno. Pero sí creo que soy ecuánime. Franco es el malo de la película, pero no es un diablo que echa espuma por la boca. He intentado entrar en su cabeza. Unamuno hizo algo imperdonable en España: cambiar de opinión. ¿Se puede cambiar de opinión y ser inocente? o, al revés, ¿es todo cambio de opinión culpable?
Él fue padre de la República y a la vez fue el primero en cuestionarla y sacarle los colores. A mí, eso me parece cuanto menos interesante. Él estaba convencido de que el ejército llegaba para poner orden. Eso le empuja a decir que sí, pero creo que enseguida se dio cuenta de su error y así hasta llegar al acto del paraninfo. ¿Cómo está viviendo la polémica, puesto que no hay registros totalmente incuestionables, sobre lo que realmente se dijo y no se dijo en el acto del Paraninfo?
Lo curioso es que la polémica llega hasta el Parlamento donde ves que dos grupos políticos opuestos echan mano de las mismas palabras para decir lo contrario. Pero no es tan difícil acotar lo que pasó y lo que se dijo por los testimonios tanto de un signo como del otro. La mía es una versión dramática fiel al espíritu de lo que ocurrió y se dijo. De repente, en San Sebastián, dos películas sobre la Guerra Civil y hace nada se estrena una más. ¿Por qué ahora?
Mi caso personal, no sé el de los demás, es el de un alumno que en la enseñanza secundaria y en la universidad ha pasado por la Guerra Civil de puntillas. Eso me ha hecho reflexionar sobre por qué no se estudia algo tan fundamental y presente en nuestra sociedad. Por otro lado, como ciudadano pasan cosas que te dan que pensar. Si se diera una situación como la que vivió Unamuno, ¿qué habría hecho yo? Y por eso me sentía tan interpelado. ¿Puede ser que una nueva generación se sorprenda de lo poco que sabe del pasado reciente?
Sí, puede ser. Somos una generación a la que se ha ocultado la Guerra Civil. Y ahí está el germen de problemas que tenemos ahora. Además, se utiliza casi como un insulto al cine español el que se hagan películas sobre la Guerra Civil...
Es raro todo porque es un hecho que financiar esta película ha sido muy complicado. El fantasma de Franco está más presente de lo que pensamos y presentar en una película a un personaje que le representara levantaba mucho recelo. ¿Qué tipo de problemas financieros?
No es una película que se haya financiado por los cauces habituales de las televisiones privadas. Y tiene mucho que ver con la presencia de Franco. Desarrolle esa idea.
Bueno, Franco flota ahí como un fantasma y la España actual es la que él ideó. Eso de que encontró la corona en el río y se la puso a quien él decidió. El tema de la integridad territorial es un tema suyo. Hace poco el rey emérito confesaba que las últimas palabras que le dijo Franco fueron sobre este asunto. Franco, aunque suene fatal, está muy presente. Y la polémica de la exhumación lo demuestra. ¿Cómo enterramos a Franco?
Es difícil hacer las cosas y no molestar a nadie. Y más en este país que nos molestamos por todo. Para mí ha sido un poco como descubrir que Darth Vader era mi padre. Hay algo de padre en Franco. El nuevo panorama político, con nuevos partidos, ¿ayuda o impide repensar el pasado?
Creo que todos vimos como algo positivo la entrada de nuevos actores en la política. Sin embargo, hay algo que me preocupa. Personalmente el que Ciudadanos haya puesto la alfombra roja a la extrema derecha, que era lo que más temía Unamuno, me inquieta. Y la película trata de eso, de ese empeño cíclico de la Historia por repetirse. Parece que se nos olvida, pero las formas de Trump recuerdan mucho al pasado más trágico. Y sí, me inquieta que un partido de centro sea el que le abra la puerta a la ultraderecha. La Fundación Millán-Astray le ha puesto una querella antes de ver la película. ¿Cómo imagina la recepción de 'Mientras dure la guerra'?
No esperábamos que ocurriera tan pronto, pero estaba previsto. Lo único que puedo decir es que he preparado la película a conciencia y la he escrito en conciencia.
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