Sunday 2 June 2019

El golpe de Estado más largo del mundo

PROCESANDO LOS INFORMES FINALES (I)
El golpe de Estado más largo del mundo
Si se compra la descripción de violencia de la Fiscalía –cotidiana, usual en una mani; o incluso inferior a la de una mani–, será la génesis del delito de odio 2.0: un algo aplicable a todo


USTED SE ENCUENTRA AQUÍ. “La fase cachonda de un juicio es la prueba. Pero la fase informes tiene su cosa. Es el momento en el que las partes hablan directamente al Tribunal. Es un momento de sinceridad y de astucia, dramático, teatral incluso. Pero debajo de esa tramoya se encuentra la esencia de las acusaciones y de las defensas. El por qué hemos llegado aquí. Eso pasa en un juicio del siglo XXI por un delito informático, como pasaba en el siglo XIX con delitos de mi época, como, no sé, estupro, falsificación de pesos puertorriqueños, o rebelión”. Larra, usted la cuela siempre que puede. “El periodismo es oportunismo, joven. Bueno, ya le he planteado el artículo, así que me voy a la máquina de Cardhu del TS. Abur”.

OBJETIVIDAD DONDE NO LA HAY NI SE LA ESPERA. Hola. TS. Fase de informes finales. Hoy empiezan los informes finales de la acusación. En lo que es una metáfora, tenemos dos ideas organizadas de acusación –Fiscalía, Abogacía del Estado–, y 3.456, si incluimos a Vox. Entre todas las acusaciones plantean penas de galeras y los delitos de desobediencia, rebelión, malversación y organización criminal. Pas mal. La semana pasada llevaron sus conclusiones iniciales a definitivas. Wala. Hoy toca dotar esa decisión y descripción de aparato intelectual, orden, causalidad. Lo que confiere interés a sus exposiciones, pues todo eso parece una misión imposible. Los cargos, en fin, se alejan de las pruebas mostradas en el juicio. Así como suena. Lo que se dice rápido. Pero, sorprendentemente, se acercan mucho a A), o punto de vista del Estado: un golpe de Estado, descrito por los medios I+D esp y, finalmente, por el rey más preparado y avanzado –al menos, a los hechos–, en su discurso del 1-O. Curiosamente, las conclusiones finales también se acercaban a lo descrito, B), por los medios procesistas: esto era un proceso de autodeterminación malote y peligroso y meditado. Según A) y B), lo que vamos a escuchar hoy cae por su propio peso. Plof. Afortunadamente, para elaborar un punto de vista razonable que pondere todo esto, sin que ello te haga parecer un marciano, está, además de las pruebas observadas en este juicio, C). C), a saber: lo acotado en instancias judiciales y de derecho internacionales, que ofrecen otro sentido común de lo ocurrido. Lo que es dramático, pues indica que algo –su credibilidad, vamos– falla en los medios esp y cat, en su clase política y en, al menos, la fase instructora y Fiscalía. Se trata de los puntos de vista aportados por el TEDH, que la semana pasada se peló, desde la cultura democrática, el procés, pero señaló su límite delictivo y punitivo en una desobediencia cutre. Por la sentencia alemana, o como se llame, de la no extradición de Puigde, que fijó que los hechos descritos por Llarena, y reivindicados hoy por las acusaciones, no supusieron ninguna amenaza al orden constitucional. Y por el informe de un organismo próximo a la ONU –ojo, la Sala de lo Contencioso-Administrativo admitió un dictamen emitido por esa entidad como vinculante hace 10.000 años, en 2018–, que a pesar de su burda utilización propagandística, por parte del procesismo, y de la burda reacción por parte del Gobierno, creo que es más importante de lo que supuse. Dentro de C), qué narices, también ubico mi descripción a tiempo real de los hechos en su día: una desobediencia caótica, tardía, mal asesorada, no pretendida y contradictoria, centrada, a través de la propaganda, y más que en el cambio político, en la supervivencia electoral. Una desobediencia limitada y endeble, que se paró, simplemente, con una multa a una Junta Electoral. Lo que indica su voluntad de desobediencia. Escasa. El haber llegado a la vía penal supone, además de un absurdo, la imposibilidad de solución del conflicto, si entendemos que el conflicto son una serie de líderes esp y cat que mintieron y mienten a sus sociedades. Algo que sólo se mitiga con desprecio social, no con penas. Rayos, empieza Fiscalía.


HABEMUS HABERMAS. Fiscalía empieza por todo lo alto. Cita de Habermas y la pirámide de Kelsen de 1º de carrera. Pero, en un plis-plas, la pirámide de Kelsen se convierte en la de Keops y, luego, en una de naipes. En su introducción invierte un tiempo en demostrar científicamente que esto no es un juicio político. Una muy mala idea: uno no empieza un discurso diciendo “parece pederastia, pero no lo es, les explico”. Describe el famoso golpe-de-Estado-que-no-lo-parece-pero-que-lo-es. Es único en el mundo, no encaja en el articulario, y sólo puede hacerlo encajar, al parecer, un genio esp. Si bien no consigue describir un golpe de Estado, asegura que lo fue, fijo, lo que pasa es que la Gene no necesitaba tomar el poder porque ya lo era –no lo es; una autonomía es lo que es, según la CE, y es mucho menos, una mera descentralización administrativa, según el TC– Utiliza en la descripción del golpe todo lo contrario, lo del TEDH, y desprestigia lo de la ventanilla ONU. Aprovecha las contradicciones del procesismo –la máxima, ser un discurso propagandístico descomunal y unos hechos mínimos; transforma el discurso en hechos; la DUI fake pasa a ser DUI king-size; algún día Fiscalía recibirá por ello la Creu de Sant Jordi, y una pensión–. Se descarta la cosa sedición: “No se produjo un ataque al orden público, sino a la CE”. Ese ataque fue emitido “por la Gene, el Parlament y los actores sociales”. No por los Mossos. Bueno, sí. A ratos no hicieron nada, a ratos fueron determinantes. “Todo el mundo pudo ver ese alzamiento en la tele”, salvo en la BBC, claro. Su planificación era tan seria e inapelable como los documentos Enfocats –un documento propagandístico delirante–; la Moleskine –el texto, de un pequeño Napoleón autonómico, que más bien ilustra la imposibilidad de planificar nada con aquella tropa–; el Libro Blanco de la Transición Nacional –Rahola fue una de sus autores; no te digo más–, y la hoja de ruta de 2017 –es decir, no las anteriores hojas de ruta, igual de fiables y efectivas; y propagandísticas–. Junqueras –ese hombre que en octubre no abrió la boca de la cara para que Puigde fuera el que se rajara; lo que viene siendo un chicken game– fue el genio planificador de este golpe de Estado del siglo XXVII. La violencia, si bien se describe con profusión, no queda clara. En todo caso, era necesaria muy poca, pues la Gene, lo dicho, ya era el poder. De hecho, si se compra esa descripción de violencia –cotidiana, usual en una mani; o incluso inferior a la de una mani–, será la génesis del delito de odio 2.0, un algo aplicable a todo. Se explica, por ejemplo que el 23F la violencia fue el empujón de Tejero a Gutiérrez Mellado, no los disparos, no las órdenes de Armada, no las órdenes que, glups, Armada recibió. Se establece que la violencia empezó el 19-S del 2017, pero la cosa rebelión antes, el 9-N de 2015 –no obstante, el Gobierno no declaró, en todo ese periplo de 2 años de periodo insurreccional, el Estado de Excepción, ni la Cruz Roja trajo magdalenas y leche–. Se habla de organización criminal, pero no se reivindica el cargo. La malversación –fijada en 2,7 millones, de los cuales 2,259 son gastos de uso de locales en 1-O, muy patilleros, y que los peritos de Fiscalía estimaron en 900.906 euros, menos de la mitad– no queda demostrada. Pero, en contrapartida, se fija la acreditación del gasto en el momento en el que se propone a un proveedor. En lo que es la punta del argumentario, Fiscalía explica al Tribunal que “todas las asociaciones de Fiscales de Esp opinan lo mismo”, sobre lo del Golpe de Estado. Frase que nadie verá fuera del biotopo sin llorar de la risa.

PEDREA. Por la tarde, Abogacía del Estado toma la palabra. Concretamente, palabras hilvanadas en subjuntivas inacabables, superando mi récord mundial. No difiere mucho de Fiscalía en su itinerario cronológico de los hechos. Difiere en la violencia utilizada, que no da para rebelión, pero sí para sedición, según cómo la mires. Las diferencias de una violencia u otra ocupan muy poco en el informe. La malversación, el gran qué de la Abogacía del Estado en este tipo de juicios, se soluciona rapidito y sin muchos detalles, salvo su dificultad de descripción. Turno de Vox. El interés de lo que diga Vox, esa inteligencia paralela, recae en notar lo que se aleja de las descripciones de Fiscalía y Abogacía. Y no difieren nada. Vox asume la rebelión de Fiscalía –la resumen, incluso: “Un golpe de Estado único, por lo que requiere una explicación única”; no recogida en el Código Penal, vamos–, y la malversación de Abogacía. Luego, dos abogados con toda la vaselina de Madrid en el cabello –se rumorea que organizaciones humanitarias abastecen a Chueca gracias a un puente aéreo–, explican lo de Organización Criminal. Acaban emocionándose y recordando a los juristas caídos en el transcurso de esta causa. Cuando terminan, en prensa todo el mundo ríe y grita viva-españa. La prensa esp-cat se parece a la crítica de ópera: no es determinante, pero si se te ríe, es la ruina.

ORACIÓN Y CIERRE. En un juicio normal, unas acusaciones tan alejadas de las pruebas son una garantía de éxito para las defensas. Vamos, que con la sentencia veremos si esto ha sido un juicio normal. Las acusaciones no lo han sido, en todo caso. O son muy autónomas, y tienen una cosmovisión rica y propia; o no lo son en absoluto y defienden cosmovisiones sugeridas y no contrastables. En esto llega Larra. “Le veo pocho. ¿Cardhu?”. Como para una boda. No encaja nada de lo que se está encajando. Hoy ha sido un día muy parecido a aquel en el que usted formuló el adagio “me duele España”. “Fue un error de transcripción. En realidad dije ‘me huele España’”:

AUTOR

Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo) y de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo).
MADRID | 4 DE JUNIO DE 2019


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