reff & Texto: José Carlos Velasco
Introducción
Cuando se concedió el voto a las mujeres en 1931, su concesión no se puede atribuir a la presión de los grupos sufragistas ni alas movilizaciones feministas tal como había ocurrido en Gran Bretaña y los Estados Unidos. La concesión de voto obedeció más bien a la revisión general de la legislación emprendida con el nuevo régimen. El texto de la Constitución estableció el principio de la igualdad de derechos en su articulo 25: "No podrán ser fundamento de privilegio jurídico: la naturaleza, el sexo, la filiación , la clase social, la riqueza, las ideas políticas, ni las creencias religiosas". partir de entonces, aunque la tradicional mentalidad que consideraba el mundo político ajeno a ellas perduro, las españolas gozaron de los mismos derechos políticos que los varones.
A pesar de sus derechos políticos fueron muy pocas las mujeres que se incorporaron de lleno al mundo de la política. La concesión del voto impulso un cierto reajuste ideológico respecto al rol político de la mujer y éste condujo al reconocimiento social de su intervención en la política.
A lo largo de los años de la Republica, la dinamización del asociacionismo femenino fue mayor. También se promovieron numerosas secciones femeninas de partidos políticos . Pero el denominador común de todas ellas fue su carácter subordinado en las estructuras del partido. Otras organizaciones de mujeres se vincularon con el movimiento obrero. Es el caso de "Mujeres contra la Guerra y el Fascismo" creada en 1933 por el Partido Comunista para coordinar la lucha antifascista y organizar el apoyo a la comunidad obrera de Asturias tras la represión de octubre.
Las mujeres en la guerra civil.
Durante la guerra civil es evidente que en la zona republicana se produjo un cambio inmediato en el trato recibido por las mujeres y que la guerra no sólo generó su discurso nuevo sino también una imagen distinta de la mujer. Las diferentes fuerzas políticas lanzaron constantemente llamadas de cara a su movilización. Oradoras como la Pasionaria (P.C.), Federica Montseny (C.N.T.-F.A.I) o las jóvenes Teresa Pamies y Aurora Arnáiz (J.S.U.) se dirigieron a las mujeres para la incorporación a la lucha antifascista.
Efectivamente, la imagen y la representación de las mujeres adquirieron dimensiones nuevas. Los numerosos carteles de propaganda puestos en circulación durante la guerra presentaron con mucho impacto la imagen innovadora de la miliciana guapa y joven, que, vestida de mono y cargando un fusil, marcha con paso decidido hacia los frentes de guerra. Junto a esta imagen heroica de la resistencia beligerante, contrasta la tradicional representación de la mujer victima del fascismo, la madre, defensora de sus hijos que reclama la solidaridad antifascista y desconsolada por la perdida de los suyos que insta a la participación en la lucha. En los primeros meses de guerra también se produjo una espectacular movilización de miles de mujeres hasta entonces aisladas de la dinámica socio-política del país participaron en la fortificación de barricadas, en el cuidado de los heridos, en la organización de asistencia en la retaguardia, en la realización de servicios auxiliares de la guerra, en la formación cultural y profesional, en la organización de talleres de costura, como también en el trabajo en los transportes o en las fabricas de municiones.
Las organizaciones femeninas: La Agrupación de Mujeres Antifascistas y Mujeres Libres
Las organizaciones antifascistas llegaron a aglutinar más de 60.000 afiliadas en más de 255 agrupaciones locales. La A.M.A. se representaba como única organización unitaria que representaba a las mujeres antifascistas de cualquier afiliación política y que reunía a mujeres comunistas, socialistas, republicanas y católicas vascas. Sin embargo cabe destacar que la conjunción socialista-comunista tuvo gran peso en la organización y que además el Partido Comunista de España tuvo gran incidencia en su dirección y orientación política, con La Pasionaria como presidenta. En general , los objetivos de estas organizaciones unitarias se centraron en la lucha antifascista, la defensa de la paz, de la cultura y de la libertad. Su discurso en torno a la mujer era poco innovador. Se articuló a partir de la ideología de la separación de las esferas y el papel social que ésta tenía como madre y responsable de la familia. De hecho, la A.M.A. se dirigió pocas veces a las mujeres como individuos con identidad propia. Mujeres Libres y el Secretariado Femenino del P.O.U.M. presentaron, por su parte, una identidad política más definida y, a diferencia de la A.M.A., ambas defendieron la necesidad de impulsar una dinámica de transformación revolucionaria en el marco de la lucha antifascista. Mujeres Libres ofrecía una identificación clara con el movimiento anarquista, pero manifestaba también originalidad de pensamiento. Abogaba por una estrategia de doble lucha: la social para alcanzar la transformación revolucionaria de la sociedad y la feminista para alcanzar la propia emancipación de las mujeres.
Las milicianas y las heroínas de la retaguardia
El perfil tipico de la miliciana es el de una mujer joven, con vínculos políticos, familiares o afectivos con sus compañeros de milicias. Actuaron motivadas por su conciencia política y social, sus motivaciones fueron el rechazo al fascismo, y la defensa de los derechos políticos y sociales adquiridos durante la Segunda Republica.
La contribución clave de las mujeres a la lucha antifascista se realizo en la retaguardia, la consigna acatada por las organizaciones femeninas fue " Hombres al frente, Mujeres al trabajo". La retórica utilizada incluso fue militarizada y se hablo de la incorporación de las mujeres a las "trincheras de producción" , en "brigadas de trabajo" para constituir la "vanguardia de la producción". Las mujeres representaron una reserva de mano de obra que permitió el mantenimiento de la producción. Hubo frecuentes quejas por parte de las mujeres antifascistas asi como de las mujeres anarquistas, por la falta de colaboración y la hostilidad masculina con que los hombres recibieron su incorporación a oficios calificados y a puestos de trabajo asalariado desempeñados hasta entonces por hombres.
Pero prevalecieron los trabajos de tipo asistencial, los de auxilio a los refugiados, heridos, huérfanos de guerra, etc. Organizaron guarderías para los hijos de las trabajadoras, escuelas para los niños refugiados y una extensa red de solidaridad y de apoyo a los numerosos refugiados. Y desempeñaron, por ultimo, un importante papel en la organización de la solidaridad antifascista a nivel nacional e internacional.
Las mujeres bajo el franquismo.
En el bando sublevado la labor fundamental también se realizo en la retaguardia bajo la dirección de la Sección Femenina de Falange, creada en 1934 como Sección de la Falange Española de las J.O.N.S., la S.F. tenia como objetivo fomento en las mujeres del espíritu nacionalsindicalista y por parte de éstas el apoyo a la Falange, su lema era" el fin esencial de la mujer, en su función humana, es servir de perfecto complemento al hombre, formando con él, individual o colectivamente, una perfecta unidad social.
El ideario político de la Sección Femenina se basaba en los parámetros del nacionalsindicalismo y en los valores tradicionales que evocaban la figura de la madre y de la esposa sumisa como prototipo femenino, desempeñaron una labor importante en las oficinas del Estado Mayor, en las cárceles, en las enfermerías y en los lavaderos de los frentes, organizaron talleres de costura. La Sección Femenina desarrollo secciones de protección a la madre y al niño, de auxilio al enfermo, de fomento del trabajo familiar y de la defensa de la vejez. Recaudaron fondos para la guerra y crearon talleres de confección de ropa para los soldados.
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