Thursday, 11 February 2021

La Batalla del Jarama, un refugio de libertad multicultural entre la masacre

Un día como hoy hace 84 años comenzó la Batalla del Jarama, uno de los grandes enfrentamientos de la Guerra Civil española



La Brigada Lincoln, un conglomerado de nacionalidades y razas.


Hay un valle en España llamado Jarama, un lugar que conocemos muy bien, ya que en él desperdiciamos nuestra juventud y la mayor parte de nuestra vejez, también. Así comenzaba una de las canciones más populares de la Guerra Civil española, escrita por el voluntario escocés Alex McDade, un hombre que, como otros 80.000 internacionales, llegaron a España movidos por sus ideales antifascistas. A Alex le tocó participar en la Batalla del Jarama, una sangrienta torre de babel donde se citaron más de treinta nacionalidades para practicar durante tres semanas los dos idiomas oficiales que toda persona domina durante la guerra: el miedo y la violencia.

Así, un inicio de febrero como el de ahora, pero de hace exactamente 84 años, daba comienzo el asedio franquista a las zonas de Rivas, Arganda, Morata, Torrejón y Alcalá de Henares, y que tenía como finalidad cortar el paso a las tropas republicanas por la Nacional III, la misma vía por la que en noviembre de 1936 el Gobierno republicano había emprendido su huida hacia Valencia ante la inminente entrada de Franco en Madrid.

Pero esa anunciada entrada nunca se materializó y a Franco se le enquistó su estrategia de conquistar la capital por el noroeste y dar así por finalizada la guerra en poco más de tres meses. Nunca, pese a los esfuerzos por tierra y aire, pudo llegar a Madrid capital por la Nacional VI, aunque algunos franquistas despistados sí consiguieran pisar algunas calles del distrito de Moncloa de forma esporádica antes de ser ejecutados. La amenaza de esa rápida conquista hizo que los presos de la cárcel Modelo madrileña fueran trasladados con carácter de urgencia y, en muchos casos, fusilados sin juicio alguno en Paracuellos del Jarama. Este hecho persiguió a Santiago Carrillo toda su vida, ya que por entonces era el consejero de orden público. Él siempre negó que diera la orden o fuera conocedor de aquellos asesinatos a sangre fría de 6.000 personas, un argumento puesto en duda incluso por reconocidos hispanistas como Paul Preston, quienes han considerado imposible que no hubiera tenido responsabilidad por acción u omisión.

Esa defensa de Madrid de noviembre que evitó la entrada de tropas franquistas fue organizada por el general Miaja y apuntalada con la llegada de las Brigadas Internacionales, que obligaron a cambiar los planes de Franco e intentar una entrada por la zona noreste, pero antes cortando la carretera de Valencia.


La Batalla del Jarama fue el estreno en una gran batalla de la Guerra Civil para Franco

Fue precisamente ahí donde dio comienzo la Batalla del Jarama, lugar en el que el futuro dictador encontró una resistencia numantina que tampoco pudo doblegar, y donde participaron activamente los extranjeros de la XV Brigada Internacional, en lo que era su estreno en una gran batalla de la Guerra Civil. Curiosamente ahí, en esa cruel primera vez, y entre esa amalgama de nacionalidades, disparos cruzados y bombas que dejaron alrededor de 15.000 muertos, fue donde algunos soldados encontraron, de forma paradójica, un grado de libertad y respeto que nunca habían vivido en toda su vida.
Oliver Law, primer negro en dirigir un batallón en la Historia

Si algo tenían en común casi todos los integrantes del Batallón Lincoln (la sección de la XV Brigada Internacional formada mayoritariamente por estadounidenses) era, además de su afiliación al Partido Comunista de EEUU, su lucha decidida en favor de los derechos civiles. El Batallón Lincoln, y por extensión las Brigadas Internacionales, estaban formadas por personas procedentes de muy diferentes países, condición social y racial y en algunos lugares como Estados Unidos seguían en el lado oprimido de la vida, sin apenas derechos ni libertades, solo por cuestión de raza. Esa hasta ahora desconocida libertad la empezaron a conocer precisamente ahí, en la zona del Jarama. De entre todos los participantes es especialmente relevante en este aspecto destacar la figura de Oliver Law, nacido en Texas y también vinculado y afiliado al Partido Comunista de EEUU.
Oliver Law, comandante del Batallón, el primero por la izquierda.

Law, con experiencia militar en la Primera Guerra Mundial, se enroló en el Batallón Lincoln y viajó a España como voluntario para enfrentar el fascismo. En los primeros instantes sirvió en una compañía de artillería de ametralladoras en la Batalla del Jarama, muy probablemente en la defensa del Puente de Arganda, donde empezó a hacerse un nombre y un prestigio como soldado. Su gran actuación en esta batalla le permitió ser promocionado a comandante de la compañía y, con la celeridad propia de la guerra, en pocas semanas fue de nuevo ascendido, esta vez a comandante del batallón. De esta manera Law hacía historia al convertirse en el primer hombre negro al frente de un batallón en la historia de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.

Según narra el historiador Peter Carrol, presidente emérito de ALBA, un coronel estadounidense que visitó España en 1937 preguntó con indignación a Law: ¿No le da vergüenza lucir ese uniforme con galones? Law le respondió que «yo era artillero en el ejército norteamericano, porque era negro. Aquí, en España, los galones se obtienen por lo que merecemos, no por nuestro color».

Law murió en combate en España el 9 de julio de 1937 al ser alcanzado por un mortero durante la Batalla de Brunete. Su historia todavía queda como un hito dentro de un ejército, el estadounidense, que seguía siendo segregacionista mucho tiempo después.


En España fue donde por primera vez, siendo negro, me sentí libre

Otro de los voluntarios, el afroamericano Vaughan Home, dejó escrito en sus memorias una historia de asombro por la falta de prejuicios de las familias españolas: «es curioso porque muchos de los campesinos nunca habían visto a un hombre negro antes y en una ocasión sorprendí a un grupo de mujeres que chismoseaban sobre mi color de piel. Incluso rascaron mi cara para comprobar si el color se iba al frotar. Al final concluyeron que mi tono se debía a que había estado mucho tiempo tomando el sol. Les expliqué que no, que era negro de Estados Unidos y recuerdo la reacción de una mujer gritando: ¡Los esclavos! Fue increíble comprobar en ese pequeño pueblo tanta simpatía de sus habitantes y, además, que gente que no había salido de ahí en su vida supiera acerca del problema de la esclavitud en mi país. Los españoles me marcaron, me dejaron una impresión, una huella buenísima y, además, nos abrieron sus casas y sus corazones.

Law y Home fueron solo unos de los muchos que gozaron en nuestro país de un estatus de igualdad que jamás habían conocido, pero no los únicos. De hecho, el último de los afroamericanos del Batallón Lincoln, Jimmy Yates, aun recordaba con orgullo antes de fallecer en 1993 que «en España fue donde por primera vez, siendo negro, me sentí libre».

Nuestro país se convirtió, por tanto, en un lugar feliz para muchos de estos hombres que, una vez de vuelta a sus hogares -los que lo hicieron con vida- volvieron a vivieron de nuevo la cruda realidad social que padecían. Según Carroll, este hecho vivido en España fue insólito ya que «jamás había ocurrido antes ni ocurriría después en la II Guerra Mundial, ya que el ejército norteamericano seguía siendo segregacionista».

ALFONSO LÓPEZ GARCÍA
06/02/2021ACTUALIZADO EL 11/02/21 - 13: 45

https://www.elindependiente.com/tendencias/cultura/2021/02/06/la-batalla-del-jarama-un-refugio-de-libertad-multicultural-entre-la-masacre/?fbclid=IwAR1XX3APGBeHdtpeLGPSR94PL9cSzfKrzlxiq5DJfEYVOt0BNTX74x1QPvA

Wednesday, 10 February 2021

La CIA confirmó que Felipe González ya era de derechas antes de ganar las elecciones de 1982

Un informe de la CIA entregado a Ronald Reagan unos días antes de las elecciones de octubre de 1982 revelaba cómo Felipe González gobernaría de un modo muy diferente a lo que prometía mientras estaba en la oposición

Por José Antonio Gómez
- 02/03/2021




Un informe de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA), al que Diario16 ha tenido acceso, indica con claridad cómo la figura de Felipe González, cuando aún llevaba chaqueta de pana y camisa de cuadros, no generaba ningún tipo de temor para los servicios secretos norteamericanos por, precisamente, tener un carácter conservador que haría que en España no se implantaría un gobierno puramente de izquierdas y socialista, hecho este que sí preocupaba mucho en los primeros años de la Administración de Ronald Reagan.

En dicho informe, previo a la victoria electoral del PSOE en 1982 y clasificado como «Alto Secreto», se indican los perjuicios que podría tener la política exterior de Estados Unidos si el PSOE iniciara un giro a la izquierda, sobre todo si se seguían los postulados de Alfonso Guerra (quién le ha visto y quién le ve).

«Aunque el liderazgo del partido está comprometido con un curso moderado, las presiones dentro y fuera del partido podrían aumentar mucho más las políticas de izquierda después de que tomara el poder», indica la CIA.


Hay que incidir en el hecho de que en esos años la presidencia ultraconservadora de Reagan había vuelto a incrementar la tensión con la URSS y sus aliados y se pensaba que, si los socialistas accedían al poder en España, los soviéticos tendrían un nuevo aliado en un país donde los Estados Unidos tenían presencia militar en las bases de Torrejón, Zaragoza o Rota.
Portada del Informe de la CIA

El documento de la CIA tranquiliza a la Administración Reagan porque califican a Felipe González como un moderado alejado del comunismo y cercano a una situación más conservadora, incluso, que la de los partidos socialdemócratas del centro y el norte de Europa, es decir, más próximo a la derecha que a la izquierda que tanto temían los estadounidenses: «los socialistas comenzarán aplicando políticas más moderadas que las desarrolladas por la mayoría de los partidos de centro izquierda en Europa occidental», indica el informe que, más adelante vuelve a incidir en los propósitos conservadores de Felipe González: «Si los intentos de los socialistas de acomodarse a los intereses conservadores se vuelven inútiles, podrían desarrollarse demandas sobre el liderazgo del partido para moverse hacia la izquierda».

La CIA hace mención a las diferencias internas que existían ya tras el congreso de 1981 y cómo Felipe González logró equilibrar «la necesidad de satisfacer a un electorado moderado con la necesidad de apaciguar a una militancia predominantemente de izquierdas».

Es decir, que el líder que ganó unos días después las elecciones generales ya tenía diseñado un programa oculto de reformas basado en la moderación, el conservadurismo y en la protección de las élites que ejecutó varios años después y, a la vez, con un programa electoral puramente de izquierdas mantuvo contentos a los críticos que se mantenían fieles a los preceptos ideológicos más progresistas.

A ese programa moderado se hace referencia más adelante y muestra las connivencias entre González y la clase empresarial: «Tal programa no podría tener éxito sin la confianza empresarial, y González recientemente ha tratado de convencer a los escépticos de la moderación del PSOE. Prometió que un gobierno socialista no alteraría sustancialmente las relaciones entre el gobierno y las empresas».

Por otro lado, en referencia a las relaciones entre España y Estados Unidos, la CIA tranquiliza a los halcones de Reagan porque, en el corto plazo, los espías norteamericanos afirmaron que «el compromiso de Felipe González con la moderación y las relaciones amistosas con Washington significa que las políticas de su partido en el gobierno serán menos radicales que sus posiciones declaradas en la oposición».

Tuesday, 9 February 2021

La Transición española fue una operación encubierta de la CIA

Los distintos gobiernos de Adolfo Suárez reportaban a la Embajada de Estados Unidos todos los movimientos que se iban realizando para la democratización de España

Por José Antonio Gómez
- 01/11/2020

Juan Carlos I, con un whisky en la mano, saluda a Henry Kissinger ante la mirada del presidente Gerald Ford


Diario16 ha tenido acceso a un documento de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA) del 11 de septiembre de 1976 en el que se muestra cómo los distintos gobiernos de Adolfo Suárez reportaban a la embajada norteamericana todos los movimientos políticos que se iban a realizar de cara al proceso de democratización de España tras la muerte de Franco.

La Transición era un hecho tan importante para los Estados Unidos que la CIA no dudó en enviar a su estación de la calle Serrano de Madrid a expertos oficiales de Agencia, hombres curtidos en operaciones encubiertas en Latinoamérica, como R. E. Gahagen, Néstor Sánchez, R. Kinsman, L. Therry o Ronald Estes, quien, por cierto, tuvo participación en la Primavera de Praga o en Beirut, donde financió a la Falange Libanesa.

El 11 de septiembre de 1976, en el informe de inteligencia diario que recibe el presidente de los Estados Unidos, la CIA señala claramente la información recibida por parte del Ejecutivo español. Dicho documento, por desgracia, está todavía muy censurado, lo cual indica que el nivel de información era muy elevado y aún hoy podría afectar a la seguridad nacional de Estados Unidos.


Esa mañana Gerald Ford se desayunó en la Casa Blanca con un documento que contenía información sobre Egipto, Libia, China, Siria, Irak, Líbano, Sudáfrica, Israel, España y Yugoslavia. En referencia a nuestro país se señala en el índice que el discurso de Suárez sobre la reforma política es el mayor paso hacia un acuerdo con la oposición antifranquista:

El apartado dedicado a España es el más extenso de todo el documento y está muy censurado. Es muy probable que esas partes ocultas contengan fragmentos de un informe remitido por el gobierno a la Embajada o a la estación de la CIA en el que se detallaban los movimientos previstos e, incluso, la propia Ley de Reforma para tener la aprobación de los Estados Unidos.

En las tres páginas dedicadas a España, además de hacer un resumen del discurso televisivo de Suárez presentando las líneas generales del Proyecto de Ley de Reforma Política que el gobierno iba a llevar a las Cortes, se señalan puntos muy importantes de los planes del Ejecutivo una vez fuese aprobado.

«El papel del actual gobierno será preparar la elección legislativa. Suárez no especificó cómo se haría, pero según un informe previo enviado a la Embajada de Estados Unidos, el gobierno tiene la intención de presentar sus propuestas para la realización de las elecciones y el establecimiento de una legislatura bicameral al parlamento actual y posteriormente a un referéndum. Armado con un mandato popular, Suárez dictará leyes electorales por decreto», afirma el documento de la CIA.

Para entender la importancia del informe que recibió Ford en la mañana del 11 de septiembre de 1976, hay que entender que el Proyecto de Reforma Política no se aprobó en las Cortes hasta el mes de noviembre de ese año y, además, adelanta acontecimientos que ocurrieron en diciembre de 1976 y en los primeros meses de 1977 hasta que fueron convocadas las elecciones, como, por ejemplo, el hecho de que Suárez gobernara por decreto tras los resultados del referéndum para la reforma política.

Todo esto indica que los norteamericanos estaban supervisando, a través de sus servicios de inteligencia, todo el proceso de democratización de España. Los Estados Unidos estaban, en determinados sentidos, ejecutando una «black op», una operación encubierta de la CIA, como hicieron durante la Guerra Fría en países como, por ejemplo, Chile, Irán o Panamá.

Durante la Transición, gran parte de los movimientos que se realizaron para convertir a España en una democracia tras 40 años de dictadura, estuvieron controlados por los agentes y los jefes de estación de la CIA. Para ello, los espías norteamericanos lograron captar como activos a importantes miembros del Ejército –en actividades paralelas a la colaboración con la inteligencia militar española–, destacados líderes políticos, grandes empresarios, banqueros, personajes de la cultura y periodistas.

Sunday, 7 February 2021

La CIA utilizó a ETA para asesinar a Carrero Blanco

Un documento de la Agencia Central de Inteligencia señaló en 1972 al almirante Luis Carrero Blanco como objetivo ya que su continuidad en el poder hubiera sido un impedimento para la transición hacia la democracia tras la muerte de Franco. Un año después, el entonces presidente del Gobierno fue asesinado por ETA

Por José Antonio Gómez
- 20/09/2020




Durante la Guerra Fría fue habitual que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) provocara cambios de régimen en países que consideraba, por diferentes razones, estratégicos para la seguridad nacional de los Estados Unidos. Ejemplos hay muchos: Nicaragua, Chile, Irán, Irak o Filipinas. ¿También actuó la CIA en España en los años finales del franquismo para favorecer una democratización de España y un acercamiento a sus aliados en Europa Occidental? ¿O para evitar que España fabricara un arma nuclear?

En un documento de la Agencia Central de Inteligencia, al que ha tenido acceso Diario16, y que fue calificado como de Alto Secreto porque afectaba a la defensa de Estados Unidos, se indica claramente que Carrero Blanco iba a ser un obstáculo para un cambio de régimen político tras la muerte de Franco.


El documento, que está fechado en noviembre de 1972, indica lo siguiente: «El cambiante entorno nacional e internacional de España, junto con las actitudes alteradas de las fuerzas políticas en España, dificultará que los sucesores de Franco resistan las presiones para la liberalización del sistema político. Al mismo tiempo, treinta años de gobierno autoritario y el temor generalizado de los peligros de restaurar la democracia parlamentaria al estilo occidental, los españoles creen firmemente que la liberalización se logrará, no acabando el sistema político establecido por Franco, pero modificándolo. Los militares continuarán ocupar una posición clave, pero, sobre todo después de que se haya eliminado la poderosa influencia de la personalidad de Franco, incluso los militares pueden considerar más prudente ceder a las presiones más liberales que resistirse contra ellas, juzgando que tomar el rumbo posterior bien podría provocar otra convulsión política general en España.


» Debido a los cuidadosos preparativos ya hechos por el general Franco, es probable que el proceso inmediato de sucesión sea ordenado. Juan Carlos se convertirá en Jefe de Estado y los poderes de Franco se dividirán entre él y el presidente designado del Gobierno (Primer Ministro). Almirante Carrero Blanco. En el pasado, el Príncipe Juan Carlos ha sido considerado un peso ligero político, pero ahora se le toma más en serio en los círculos de liderazgo en España. Ha dejado claro más de una vez que está a favor del cambio político liberal, pero siente que no existe suficiente margen de maniobra para tal cambio en el actual sistema político español. El Almirante Carrero Blanco parece tener opiniones políticas extremadamente conservadoras y cree que no deben hacerse concesiones a la izquierda política. Él parece ser el responsable de las severas medidas represivas tomadas este año contra las universidades y de incrementar los poderes de la policía secreta en contra los opositores. Queda por ver que seguiría siendo conservador sin Franco allí para apoyarlo».


Sin embargo, en la nota a pie de página está el quid del señalamiento de Carrero Blanco como objetivo porque la CIA considera que puede ser un verdadero obstáculo para la democratización de España, el verdadero objetivo de Estados Unidos para que, tras la muerte de Franco, un país estratégico desde un punto de vista militar aumente las alianzas con los países de Europa Occidental y, en consecuencia, sirva de contrapeso para la Europa Orienta, entonces controlada por la Unión Soviética.

«Juan Carlos, aparentemente, heredará el cargo de Franco como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, pero el Primer Ministro controlará el «Movimiento Nacional» y probablemente las fuerzas policiales». Este punto es importante porque, unas páginas más adelante se indica claramente que los movimientos que se puedan producir tras la muerte del dictador serán frenados por, precisamente, las fuerzas que, según la CIA, controlaba Carrero Blanco. A todo lo anterior hay que añadir que Carrero se oponía a una renegociación del acuerdo bilateral de las bases militares, que fue firmado por Juan Carlos de Borbón en el verano 1974 cuando fue Jefe de Estado en funciones mientras Franco estaba hospitalizado, y a la entrada de España en la OTAN. Por otro lado, en esos años, la CIA estaba convencida de que existía una supuesta colaboración oculta del régimen con Francia para la fabricación de un arma nuclear, hecho que le corroboró el propio Carrero a Henry Kissinger.

Por tanto, la mano derecha de Franco se había convertido en un obstáculo importante para los intereses de Estados Unidos y, en consecuencia, estaba marcado como objetivo.

¿Dónde entra ETA en este asunto? ¿Colaboró la CIA con la banda terrorista? Un magnicidio no es nunca producto de la casualidad. Se trata de un proyecto muy bien trabajado y perfectamente analizado. El 20 de diciembre de 1973 Carrero Blanco fue asesinado tras una fuerte explosión que llevó al coche que ocupaba a volar por encima de la residencia de los jesuitas de la calle Claudio Coello de Madrid.

Quien conozca Madrid sabe perfectamente que el lugar del atentado está a menos de 200 metros de la Embajada de los Estados Unidos. 24 horas antes había visitado España el todopoderoso secretario de Estado, Henry Kissinger. ¿Alguien piensa que este hombre, que lo controlaba todo en la Administración Nixon, desconocía operaciones de alto calibre de su aparato de inteligencia? En una visita de esta importancia, el Servicio Secreto norteamericano, junto con la Policía española, revisó cualquier posible amenaza sobre la Embajada, lugar donde pernoctaría Kissinger. ¿No detectaron un túnel excavado a menos de 200 metros o la presencia de explosivos? Evidentemente, lo dejaron pasar o no investigaron esa zona.

Por otro lado, la investigación de la explosión recayó en el juez Luis de la Torre Arredondo quien, antes de que los militares le arrebataran el sumario, comprobó que una explosión de esa magnitud no pudo haber sido provocada por la dinamita que ETA dijo que había utilizado. La potencia fue mucho mayor y el cráter que se hizo en la calle era demasiado grande. El magistrado fue entrevistado en Interviú 10 años después del magnicidio y afirmó que «iba teniendo la convicción cada vez más sólida de que la CIA supo que iban a matar a Carrero, que la CIA estaba detrás».

El explosivo utilizado fue C4, de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos y que sólo se fabricaba allí. Por tanto, ETA no podía acceder a ese tipo de explosivo plástico por sus propios medios. Alguien se lo tuvo que suministrar o, según indicó la periodista Pilar Urbano, la CIA cambió el explosivo en el túnel.

Casualmente, en la comitiva de Kissinger, estaba incluido el Jefe de Operaciones de la CIA, William Nelson, con quien el secretario de Estado se reunió tras un largo encuentro con Carrero. Urbano también contó que, en esa reunión con Kissinger, Carrero le advirtió que, si la OTAN no quería a España por el régimen de Franco, él se vería obligado que aceptar la propuesta de Francia de fabricar un arma nuclear de manera conjunta, ya que España contaba con yacimientos de uranio y la tecnología francesa que se había instalado en la central de Valdellós para lograr la fusión de plutonio.

Finalmente, el propio Kissinger afirmó a un representante del Ministerio de Exteriores español lo siguiente: «No quiero que suene brutal, pero, un estorbo menos para la apertura de España y, por deplorable que sea un asesinato, lo cierto es que ETA os ha hecho un gran favor». 

Saturday, 6 February 2021

La CIA informó dos años antes del referéndum de la OTAN que Felipe González traicionaría al PSOE

Mientras Alfonso Guerra y Fernando Morán afirmaban en público que la postura del PSOE no iba a variar respecto a la de 1982, los servicios de inteligencia norteamericanos informaron a Ronald Reagan en febrero de 1984 de que Felipe González apoyaría

Por José Antonio Gómez
- 06/10/2020

Foto: Fundación Felipe González


Felipe González está siendo muy alabado últimamente por la derecha y por Vox. Pablo Casado, líder del Partido Popular, ha querido poner como ejemplo al expresidente como representante del «PSOE verdadero» como un elemento para hacer oposición e intentar quebrar la unidad de la militancia socialista respecto a Pedro Sánchez. Los ultras, por su parte, no dudaron en proponer a González como candidato a presidir su «Gobierno de concentración nacional», propuesta de la que no renegó el interpelado, por cierto.

Diario16 ya hizo público un informe de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos en el que se tranquilizaba a la Administración de Ronald Reagan sobre Felipe González unos días antes de su victoria electoral en 1982. En dicho documento, al que tuvo acceso este medio, calificaban al expresidente español como un moderado alejado del comunismo y cercano a una situación más conservadora que la de los partidos socialdemócratas del centro y el norte de Europa, es decir, más próximo a la derecha que a la izquierda que tanto temían los estadounidenses: «los socialistas comenzarán aplicando políticas más moderadas que las desarrolladas por la mayoría de los partidos de centro izquierda en Europa occidental», indica el informe que, más adelante vuelve a incidir en los propósitos conservadores de Felipe González: «Si los intentos de los socialistas de acomodarse a los intereses conservadores se vuelven inútiles, podrían desarrollarse demandas sobre el liderazgo del partido para moverse hacia la izquierda».

Sin embargo, el seguimiento que de González hacía la CIA fue más allá. En plena Guerra Fría, con Reagan aumentando las tensiones con la Unión Soviética de Yuri Andrópov, en la Casa Blanca y en Langley estaban muy preocupados por un asunto concreto: la permanencia de España en la OTAN. La situación geoestratégica en el sur de Europa permanecía en equilibrio si el territorio español permanecía en la Alianza Atlántica, sobre todo por la cercanía con Argelia y Libia, países de la órbita soviética.



Por esta razón, la permanencia en la OTAN de España era un asunto de extrema importancia para Estados Unidos, que lo calificaba como un elemento clave para su seguridad nacional. La Administración Reagan tenía mucho miedo a que el gobierno del PSOE mantuviera la posición defendida en 1982 que se sustanciaba en la frase «OTAN, de entrada, NO».

No habían pasado ni dos años cuando, en febrero de 1984, a la Casa Blanca llegó un informe calificado como Alto Secreto en el que, en sus conclusiones, se decía lo siguiente: «González está decidido a permanecer a España en la OTAN».


En concreto el informe afirma lo siguiente: «González está decidido a mantener a España en la Alianza y probablemente lo consiga. En nuestra opinión, pasará el próximo año más o menos sentando las bases para persuadir al resto del país de los méritos de este curso. Creemos que González no buscará el respaldo público de la pertenencia a la OTAN hasta que crea que las probabilidades están más a su favor. Como mínimo, en nuestra opinión, González necesitará algún progreso visible en la adhesión a la CEE para seguir adelante con la OTAN. En nuestra opinión, a González le gustaría que se estableciera una fecha para la adhesión antes del congreso socialista. Eso es improbable.

» En los próximos meses, es casi seguro que González cubrirá sus apuestas políticas en la OTAN con el suficiente cuidado como para que, si se produjera el peor de los casos, no enfrentaría ningún peligro político inminente. Su mayoría en el Parlamento seguiría siendo fuerte, y sin duda habría trabajado con la asiduidad suficiente con los oficiales militares a medida que la situación se deterioraba para mantener a los militares en su esquina, consultando con líderes clave sobre estrategias alternativas para garantizar la seguridad de España. Sin duda, en lo más alto de esta lista estaría un mayor énfasis en las relaciones bilaterales con Washington. Sin embargo, a largo plazo, González tendría que defender el fracaso de su política europea en las próximas elecciones parlamentarias».

Por tanto, mientras a nivel interno del PSOE Felipe González se mantenía en la misma posición defendida en el año 1982, a nivel internacional estaba garantizando la permanencia de España en la OTAN, tranquilizando, de este modo, a los halcones de Washington porque se garantizaban el control militar absoluto de Europa Occidental frente los países orientales del Pacto de Varsovia y al norte de África.

Mientras Alfonso Guerra, entonces vicepresidente del Gobierno y secretario de Organización socialista, garantizaba a la militancia del PSOE, entonces mucho más cercana a las esencias ideológicas que en la actualidad, que el partido no iba a apoyar la permanencia en la Alianza Atlántica, su líder, Felipe González, garantizó en su viaje Washington de junio de 1983 todo lo contrario. Una de las muchas traiciones de la persona que ahora es puesta como ejemplo por la derecha frente al Gobierno de Pedro Sánchez, la persona aupada por Vox a candidato a la Moncloa, la persona que reniega de su ideología para defender lo que, en esencia, debería rechazar.