Por estas fechas, en el año 1981, dentro de una serie de charlas-coloquios, la Agrupación Local de Las Palmas de Gran Canaria, del Partido Socialista Canario -PSOE-, organizó una con el titulo anteriormente reseñado.
No hubo ninguna duda en la elección del ponente, cuando propuse a Felo Monzón Grau-Bassas, pues había vivido como secretario general provincial de Juventudes Socialistas plenamente esa época, primero para lograr la consecución del modelo de Estado republicano y posteriormente en la lucha para su preservación, habiéndole costado como a tantos otros compañeros encarcelamiento y represión.
Igual que los demás compañeros veteranos socialistas republicanos de aquel entonces, Felo era un militante integro y coherente con sus principios y convicciones socialistas (ojala se pudiera decir lo mismo de muchos dirigentes actuales). Tuve lo fortuna de conocerles y compartir militancia con ellos, siendo mi principal referente Felo, que fue como director de la Escuela Lujan Pérez pintor y maestro de pintores y en su pintura comprometida, denunciaba la realidad social de la época y plasmaba extraordinariamente el indigenismo.
Su charla fue muy interesante e instructiva. Empezó exponiendo la situación que se vivía en España, de atraso y miseria con una gran pobreza, altos índices de analfabetismo, trabajadores sin apenas derechos y las mujeres muy discriminadas. Tanta injusticia provenía de aquella derecha española gobernante y sus poderes fácticos, donde la Iglesia Católica jugó un lamentable papel de complicidad con la represión de la Monarquía.
la llegada de la II Republica, fue motivo de esperanza y un revulsivo en las capas populares, que habían sido sometidas a una gran opresión. Por eso y en alguna medida se contemplaba como algo normal, el comportamiento de venganza de determinadas organizaciones políticas y sindicales de izquierda y grupos incontrolados.
Sin embargo el análisis que hacían con este tipo de comportamientos los veteranos socialistas republicanos, era de desacuerdo, máxime porque le estaban haciendo el juego (como así se demostró) a la derecha y a sus poderes fácticos, para argumentar una sublevación y golpe de estado de militares facciosos, contra la República legalmente establecida.
Peor aún, fue cuando durante el transcurso de la Guerra Civil (en realidad de España, ya que fue atacada por dos potencias extranjeras: Alemania e Italia, gobernadas por el régimen nazi de Hitler y fascista de Mussolini respectivamente), tanto los anarquistas como los nacionalistas iban a lo suyo: los primeros a implantar en los municipios que controlaban su modelo de sociedad y los segundos (fundamentalmente los catalanes), a tratar de lograr la independencia de sus territorios, en vez de aunar esfuerzos para conjuntamente ganar la guerra y preservar la República. Se complicó bastante la situación con la división y enfrentamientos producidos entre las diversas “familias” del PSOE.
Quienes eran conscientes de la gravedad y actuaron en consecuencia y con lealtad a la Republica fueron los comunistas. Por eso no era de extrañar que Juan Negrín se apoyara en ellos, cuando se hizo cargo en mayo de 1937 de la Presidencia del Gobierno, aunque eso injustamente le ha venido hasta recientemente pasando factura, incluso en el seno de su propio partido, cuando el PSOE le expulsó en el año 1946 junto a otros 35 significativos dirigentes.
Esa medida arbitraria fue corregida en el XXXVII Congreso Federal del PSOE, celebrado en julio de 2008 al serles devueltos simbólicamente los carnets, a través de sus familiares.
Con el tiempo y gracias al riguroso trabajo de prestigiosos historiadores como: Gabriel Jackson, Ángel Viñas, Enrique Moradiellos, Juan Marichal, Helen Graham, Ricardo Miralles, Paúl Preston y otros, ha quedado demostrado que Juan Negrín, nunca fue rehén de los comunistas y con relación al celebre oro de Moscú, no le quedaba otro remedio por la traición de Gran Bretaña y Francia hacia la República, que con el acuerdo del Consejo de Ministros, enviarlo a Rusia para cubrir los gastos de armamento y suministros necesarios y perentorios del pueblo español. Aparte del peligro que representaba, que cayera en manos del bando faccioso sublevado.
Durante el régimen anterior y hasta bien entrada la democracia (aun continua por mediación de algunos nostálgicos del franquismo), Juan Negrín fue el político más denostado, acusándosele también de haber prolongado la guerra innecesariamente. La realidad, es que él tenía una visión muy amplia de la situación por la que atravesaba Europa, no en vano, su carrera de fisiología la había desarrollado en la Universidad alemana de Leipzig, una de las más importantes y prestigiosas de aquel entonces, habiendo obtenido el doctorado con tan sólo 20 años.
Se relacionaba a nivel profesional con sobresalientes científicos y posteriormente en su faceta política, con políticos de talla internacional. Le ayudaba el dominio de varios idiomas, entre otros: inglés, francés, alemán, italiano y ruso. Por eso no debería extrañar, su idea de prolongar la guerra y es que la rendición ante el sanguinario Franco, no garantizaba como posteriormente se demostró que no hubiera represalias.
No cabe la menor duda, de que si la determinación de Juan Negrín de prolongar la Guerra en España para unirla a la Mundial, se hubiera hecho realidad, de ahí su celebre frase: “resistir es vencer”, ahora estaríamos hablando de él, como un gran hombre de Estado, en la línea de Wiston Churchill y Charles de Gaulle.
Los compañeros veteranos socialistas republicanos de Canarias le profesaban admiración y respeto. Gran parte de la charla-coloquio reseñada, se pasó hablando de su figura y obra y fundamentalmente de la ilusión que les había despertado la II Republica y los avances producidos durante su escaso tiempo de implantación. De ahí la consideración de gran oportunidad perdida, exponían todo sin rencor y abogando por la reconciliación, pero eso si, les preocupaba como se demostró el 23 de febrero de 1981, la reacción de los fascistas.
En la actualidad estamos viviendo en nuestro país una regresión, protagonizada por la derecha reaccionaria y la ultraderecha que si no se para, podría llevarnos a situaciones de comienzos del siglo pasado, con perdida de libertad y de justicia social. La casta política y las instituciones muy desprestigiadas, entre estas la Monarquía, imputada en presuntos casos de corrupción. El Pueblo Español después de un debate sosegado y constructivo, debería ser consultado para que se exprese libremente sobre que clase de Estado desea: el actual monárquico, o que se produzca un cambio más democrático y justo a otro republicano.
https://diario16.com/la-ii-republica-gran-ocasion-perdida-2/?fbclid=IwAR3j_RsjiFI-tERTJ9uK7zL5JLunYu-7npSkczIt9nINudhlu3KseF2xfkc
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