Monday 14 November 2016

Los bombardeos químicos con los que España quiso civilizar el Rif

info: https://ymouled.wordpress.com/2016/07/17/los-bombardeos-quimicos-con-los-que-espana-quiso-civilizar-el-rif/

Bombardero de Havilland listo para entrar en acción (1921)

España bombardeo el Rif con armas químicas desde 1921 hasta 1927. Se trata de un armamento que estaba prohibido en el tratado de Versalles y por el Protocolo de Ginebra firmado tras la primera Guerra Mundial. Este hecho nunca ha sido reconocido oficialmente y España siempre ha contado con el silencio y la complicidad de Marruecos, que entre 1956 y 1959 utilizó Napalm contra la población rifeña.

La guerra del Rif fue de una gran crueldad y supuso la ante sala de lo que serían más tarde las guerras en el mundo, basadas en la destrucción total del enemigo.

Diversas asociaciones y agrupaciones rifeñas exigen todavía a España reconocer la autoría de estos ataques y la reparación del daño causado por los elevados casos de cáncer que siguen azotando la zona del Rif en comparación con el resto de Marruecos. Tanto para los familiares de las víctimas, como el resto de la población se trata de una deuda histórica y moral. Recuperar la historia del Rif que ha quedado en el olvido.

La venganza de Alfonso XIII

Con la expulsión de los españoles del Rif el 15 de julio del 1921 tras la batalla de Annual, que costó la vida a cerca de 13.000 soldados (españoles e indígenas) los rifeños proclamaron la Yemauría Rifia (República del Rif). Hecho que supuso la expulsión de una potencia europea a manos de una guerrilla “tribal”. Alfonso XIII con sed de venganza y de resarcirse de la cruel y humillante victoria ante los cabileños ordenó el bombardeo con armas químicas. Los aviones españoles gasearon los poblados con fosgeno, cloropicrina, difosgeno e hiperita (gas mostaza). España se convertía así en una de las primeras potencias en utilizar armas químicas contra población civil.


Alfonso XIII con sed de venganza y de resarcirse de la humillante victoria ante los cabileños ordenó el bombardeo en 1925 con armas químicas.

La guerra del Rif se encuadra entre los años 1921 y 1927, sin embargo en un conflicto bélico que se remonta años atrás. En 1906 la Conferencia de Algeciras supuso un reparto de Marruecos establecido por Francia e Inglaterra, a España no le quedó más que aceptar los designios de estas dos potencias ya que de alguna forma su presencia como potencia colonizadora mejoraba la imagen exterior y permitía explotar el sentimiento patriótico tras la pérdida unos años atrás de la últimas colonias en Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Además, la presencia española permitía proteger los intereses económicos en la zona ocupada, el Rif era una zona con unos recursos minerales de mayor calidad que los de la península.

En este contexto en 1909 se inicia la conocida como la Guerra de Melilla que supuso una derrota española en Abarrán y Monte Arruit, y que culminaría en 1921 con Annual. Los españoles habían colonizado la zona oriental de Marruecos y los rifeños no aceptaban que una potencia extranjera usurpara su independencia.

La población rifeña, dirigida por el carismático líder Mohammed Abd El Krim El Jattabi, decidió combatir a la potencia ocupante, al contrario que sultán de Marruecos Moulay Yúsuf que aceptó el protectorado y subió al poder tras abdicar su hermano Abd al-Hafid en 1912. El protectorado que repartía Marruecos como si de un pastel se tratara quedó consumado en 1912 con el tratado de Fez y otorgaba el montañoso terreno del Rif a España, mientras que Francia se apoderaba del resto del país.


En el año 1924 España se convirtió en la primera potencia en rociar con gas mostaza sobre población civil, violando el Protocolo de Ginebra que prohibía el uso de gases asfixiantes tóxicos o similares durante la guerra.

Sería durante la guerra del Rif, cuando tendría lugar una de las épocas más negras de la historia de España, un hecho sin precedentes que ha quedado en el olvido con el paso de los años. El Ejército Español utilizó agentes químicos ante una desesperada acción de acabar con los rifeños.

En el año 1924 España se convirtió en la primera potencia en rociar con gas mostaza sobre población civil, violando el Protocolo de Ginebra que prohibía el uso de gases asfixiantes tóxicos o similares durante la guerra. El gas utilizado se producía en el complejo militar de los Cerros de la Malasoña, al suroeste de Madrid. Una planta construida en 1923 por Alfonso XIII para la elaboración de de estas sustancias, la fábrica fue creada con el apoyo de la inteligencia alemana y francesa.

El Ejército colonial español bombardeó de manera sistemática los poblados del Rif para acabar con la lucha independentista de Abdelkrim. Un crimen contra la humanidad que fue denunciado por prestigiosos historiadores de todo el mundo como así lo recoge el alemán Sebastian Balfour en su libro Dedly Embrace (Abrazo mortal).

Balfour, que estudió abundante documentación española, francesa y británica, sostiene que se lanzaron estas bombas de forma masiva entre 1924 y 1925 en los souks (mercados) y los poblados. La estrategia empleada por los militares coloniales españoles consistía en escoger las zonas más pobladas del Rif y convertirlas en el objetivo de las bombas tóxicas. Explica Balfour que fue posible bombardear a las tropas enemigas porque “los españoles habían retrocedido prácticamente hasta Ceuta y Melilla” tras la batalla de Annual.


Balfour: “Se aludió por parte de España a que no era lo mismo utilizar armas químicas sobre pueblos civilizados que sobre pueblos incivilizados como lo era el Rif”

Annual desencadenó un sentimiento de odio y venganza azuzado por la prensa española. Según Balfour “para justificarse ante el tratado de versalles que impedía la utilización de estas armas, se aludió por parte de España a que no era lo mismo utilizar armas químicas sobre pueblos civilizados que sobre pueblos incivilizados como lo era el Rif”. Para este historiador “el objetivo era la población civil porque los guerrilleros eran difícil de alcanzar, era una guerrilla móvil”.

La periodista e historiadora María Rosa de Madariaga defiende que la primera vez que se usaron los gases tóxicos fue durante la batalla de Tizzi Azza el 5 de junio de 1923. Unos bombardeos que según la historiadora durarían hasta 1927, pues el parte de fin de la guerra dado por el Teniente general José Sanjurjo el 10 de julio de 1927 exponía que pocos días antes se seguía bombardeando con gases tóxicos.

El historiador español Juan Pando reconoció el uso de gas mostaza a partir del año 1923. Una postura que comparte Carlos Lázaro Ávila que sostienen que España utilizó gases tóxicos durante la guerra del Rif, mientras que Francia lo hizo en 1925 en los alrededores de Fez.

Pedro Tonda Bueno, aviador militar español, dejó escrito en su autobiografía La vida y yo diversas referencias al lanzamiento de gases tóxicos que produjeron envenenamiento de los manantiales rifeños. Mientras que Ignacio Hidalgo de Cisneros, en su obra biográfica Cambio de rumbo se muestra protagonista de bombardeos con gases tóxicos al reconocer ser el primer piloto que arrojó 100 kilogramos de bombas de gas mostaza desde su Farman F60 Goliath, en el verano de 1924.

En un telegrama enviado por Dámaso Berenguer, el entonces Alto Comisario del protectorado español (figura de máximo poder en el Marruecos colonial), con fecha del 12 de agosto de 1921 y dirigido al entonces ministro de la Guerra español, Luis Marichalar y Monreal, Berenguer expone:


Siempre fui refractario al empleo de gases asfixiantes contra estos indígenas, pero después de lo que han hecho, y de su traidora y falaz conducta, he de emplearlos con verdadera fruición.

En otro telegrama del comandante General firmado durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera a fecha de 22 de marzo de 1925, propone:


En el zoco el arba de tauirirt de Beni Urriagel, se reúnen los miércoles gran cantidad de enemigos confiados en que nunca se ha bombardeado dicho zoco, ruego a vuestra excelencia me autorice a utilizar 100 bombas C5 (hiperita de 20kg) en el bombardeo que ordenaré para el primer miércoles bueno y con el cual seguramente se conseguirá hacer mucho daño al enemigo.

En el año 2005 la Asociación para la Defensa de las Víctimas de la Guerra del Rif emitió un informe en el que explicaba que todavía se seguían sintiendo los efectos de las armas químicas utilizadas, estableciendo una relación con el elevado número de casos de cáncer que se dan en la región del Rif. Algo que no se ha podido demostrar por la falta de estudios.

En el año 2007, Esquerra Republicana de Catalunya expuso una proposición no de ley al Congreso de los Diputados, para que el estado español reconociese el uso de armas químicas contra la población del Rif. Un proyecto que fue rechazado con el voto en contra del PP y del PSOE.

Arrhas: veneno

Ochenta años después un periodista rifeño Tariq El Idrissi y el madrileño Javier Rada, rescataron en “Arrhas” los testimonios de los últimos supervivientes de aquellos ataques. Tariq en una entrevista a TVE explicó que “en su época los rifeños no eran conscientes del hecho sin precedentes que había supuesto este ataque, sin embargo, hoy día somos conscientes que quisieron exterminarnos”.

Se ha demostrado científicamente que la hiperita es una sustancia cancerígena y que causa irritación en la piel, quemaduras, ceguera, e inhalado en grandes cantidades provoca la muerte. Así lo explican en el documental los supervivientes entrevistados por Tariq.



Mohammed Salah Faragi gaseado con gas mostaza explica: “se pegaba a la piel, era de un color amarillo y negro, parecido al azufre”.



Laarbi Mohamed Chouaib “el manco” comenta que les Bombardearon desde el Peñon de Alhucema “nos rociaron con veneno en 1925”.

Mohmmed “Santiago” recuerda cómo sus hermanas quedaron ciegas “tosían y tosían hasta que murieron, mi madre corrió la misma suerte”. Explica que también fueron contaminadas las aguas y las fuentes de donde había caído el armamento “quemaban la piel al entrar en contacto con el agua, corroía la piel. Mi hermano bebió de la fuente y murió al instante. Desde entonces la tierra es infértil. El líquido tenía un olor fuerte y era amarillo”.

Elevado número de casos de cáncer

Entre los testimonios recogidos en el documental, Balfour comenta que la incidencia de cáncer en las zonas bombardeadas es mayor que el resto de lugares, “se ha establecido científicamente que el gas mostaza afecta genéticamente al genoma en ratas y conejos, y que se transmite de generación en generación, no obstante, no se ha demostrado en los humanos”, añade.

Abdesslam Boutayeb del Foro Hispano Marroquí por la Memoria Común y el Porvenir denuncia que la mayoría de los casos de cáncer en Marruecos se encuentran en la zona del Rif. Explica Boutayeb que: “España cometió dos crímenes de estado, por un lado la coloniación, por el otro, la guerra química”.

Said Aichir de la Asociación Memoria del Rif denuncia que no es casual que “tengamos datos sobre que el 80% de los casos de cáncer que hay en el hospital oncológico de Rabat procedan del Rif”.

Según Madariaga no hubo un seguimiento de los afectados mantenido en el tiempo, por ello es peligroso establecer esa relación causa efecto. “Sin embargo”, añade Madariaga, “es evidente que España tiene una responsabilidad y que debe realizar un reconocimiento de que esto se llevó a cabo”, opina.

España marcaría un precedente histórico por el que nunca ha rendido cuentas, el pueblo rifeño lejos de recibir apoyo por parte de Marruecos sería de nuevo objetivo de armas prohibidas, sucedió durante las revueltas rifeñas en 1958, cuando el ejército marroquí utilizó napalm contra la población rifeña. España y Marruecos nunca han reconocido estos crímenes de guerra.

Explica Ilias El Omari de la Asociación de Víctimas de los Gases Tóxicos que “para Marruecos lo importante es el comercio y la pesca, mantener una buena relación con España antes que enturbiar las relaciones exigiendo esclarecer la historia. Además, pocos recuerdan ya a Abdelkrim”, lamenta El Omani.

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