- 28 June 2011
2010: The unfairness of the construction of Spain as Nation, since its early Catholic inception till its latest Fascist design, and its maintenance as a fiction of unity that does not exist and will never do, has cost the different territoires under its flag too much suffering. Spain as a concept is a failure and is still a place to be explained and to be redeemed from its pain.This is a place for memory recovered, for causes to be revised and for traumas to be processed.
Wednesday, 28 December 2011
Exilio /Exiled : Maria Zambrano
'Fui alguien que se quedó para siempre fuera y en vilo. Alguien que se quedó en un lugar donde nadie le pide ni le llama. Ser exiliado es ser devorado por la historia. Y su lugar es el desierto. Para no perderse, enajenarse, en el desierto hay que encerrar dentro de sí el desierto. Hay que adentrar, interiorizar el desierto en el alma, en la mente, en los sentidos mismo, aguzando el oído en detrimento de la vista para evitar los espejismos y escuchar las voces (…)
El exiliado, ese ser devorado por la historia... una historia cruenta. Ese desconocido. Ese ser que no tiene lugar en el mundo, ni geográfico, ni político, ni social, ni ontológico. Creo que el exilio es una dimensión de la vida humana, pero al decirlo me quemo los labios porque yo querría que no volviese a haber nunca más exiliados.'
Los bienaventurados.
Saturday, 17 December 2011
MEMORIA // 75 AÑOS DEL COLECTIVOMUJERES LIBRES
Mujeres, revolucionarias y anarquistas
En octubre de 1936 nacía la Agrupación de Mujeres Libres. Anarquista, libertaria y emancipadora, fue el germen de un movimiento que llegó a tener 20.000 afiliadas.
“La lucha debe continuar, ahora hay que enseñar a las más jóvenes”
Kamala Orozco / Madrid
13/12/11 · 7:55
Quedan pocas de aquellas mujeres con vida. Concha Liaño es una. Tiene 94 años y conserva una enorme energía. Vive en Venezuela desde que se exilió durante la Guerra Civil. Formó parte de las mujeres que iniciaron Mujeres Libres y recuerda la situación de la mujer en aquellos días: “Ahora no se pueden imaginar cómo era la vida de la mujer entonces. El esposo mandaba y gobernaba. Aceptaban ese sometimiento. Nosotras entendimos que si se liberaban económicamente, ya no tendrían que soportar eso”.
La idea de la revista –de la queDIAGONAL publicó un extenso reportaje en su número 161– surgió en el otoño de 1935 de la mano de la militante anarquista Lucía Sánchez Saornil, a la que luego se unieron Mercedes Comaposada y Amparo Poch y Gascón. Lucía y Mercedes “habían enseñado en cursos de instrucción elemental para obreros y obreras, promovidos por la CNT de Madrid en los años ‘30. Vieron la necesidad derealizarlos específicamente para las mujeres, dada la misoginia y los prejuicios existentes”, indica Eulàlia Vega, autora del libroPioneras y revolucionarias.
Mientras la revista se gestaba y salía a la calle en Madrid, en Barcelona se había formado la Agrupación Cultural Femenina, en su mayoría militantes de la CNT y de otros organismos libertarios como los ateneos y las Juventudes Libertarias. Conocían la revista que se hacía en Madrid. Mercedes Comaposada se presentó en Barcelona buscándolas. Llevaba con ella los estatutos de una Federación Nacional. Les informó de que en Madrid y en Guadalajara ya se había constituido una agrupación con los mismos objetivos. Habían llamado a esta organización Federación Nacional de Mujeres Libres y propuso que Cataluña formara parte de la misma. Las catalanas aceptaron entusiasmadas.
Una organización de masas
Llegaron a contar con 20.000 afiliadas y 170 secciones locales en todo el país sin cobrar ninguna cuota. La Comisión de Solidaridad se encargaba de gestionar donativos o subvenciones con sindicatos, ateneos y otras entidades.
Pura Pérez, militante de la organización, explicaba en 1999 que “se gestaba una revolución femenina, de la misma forma que entre todos se hacía una Revolución Social. Obreras, campesinas, enfermeras, licenciadas…Todas eran guiadas por el deseo de emancipación, su empeño era lograr una sociedad equitativa y un futuro mejor”.
Martha Ackelsberg, autora de Mujeres Libres. El anarquismo y la lucha por la emancipación de las mujeres señala que había dos tendencias en sus actividades: capacitación (clases de alfabetización, aprendizaje en el trabajo, información sobre sus propios cuerpos, sensibilización y apoyo mutuo); y captación, con programas para animar a las mujeres a unirse al movimiento libertario. “Sin la completa participación de las mujeres, estaban convencidas, la revolución no podría triunfar realmente”,explica Ackelsberg.
Lo que las diferenciaba de otras agrupaciones de mujeres, como las comunistas o antifascistas, era que “su principal objetivo, incluso en mitad de la guerra, era la capacitación de las mujeres, no sólo su movilización en las actividades deapoyo al esfuerzo de guerra”, apunta Ackelsberg. “Insistían en que la participación de las mujeres en el mercado laboral, por ejemplo, no debería ser un cambio temporal, debido a las necesidades de guerra, sino un cambio más permanente en la forma en que las mujeres eran vistas en sus roles en la sociedad”.
Además, según Eulàlia Vega, “sus objetivos se diferenciaran de los otros grupos femeninos de la época, que no tenían en cuenta las diferencias de género, como la comunista Agrupación de Mujeres Antifascistas (AMA)”.
En 1937 en Valencia se establecen los Estatutos de la Federación Nacional de Mujeres Libres con el objetivo de capacitar a la mujer y emanciparla de la triple esclavitud a la que está sometida: “Esclavitud de ignorancia, esclavitud de mujer y esclavitud productora”.
Con el inicio de la guerra, desde la Agrupación Mujeres Libres, Concha Liaño señala que su objetivo, además de “la lucha por la liberación femenina”, también era “aportar una ayuda ordenada y eficiente a la defensa de nuestra República”. “Los hombres al frente,las mujeres al trabajo”, fue una de sus consignas. Invitaban a las mujeres a inscribirse para su adiestramiento en los campos de tiro y realizaron propaganda a favor de los Liberatorios de Prostitución o contra el analfabetismo. La respuesta de las mujeresespañolas fue “vibrante”, una “explosiva toma de conciencia” pero, en la mayoría de los casos, terminó con el exilio.
Sin embargo, Concha Liaño recuerda que “era emocionante, conmovedor, comprobar cómo las mujeres se esforzaban en aprovechar una ocasión que les permitía salir de su resignada impotencia y (…) de tantos siglos de injusto sometimiento (…) Para la mujer española ése fue su momento estelar”.
“Humanismo integral”
“Nunca se definieron como “feministas”. Para ellas, ‘feminismo’ era un movimiento burgués, centrado en ganar el derecho al voto y entrar en el mercado laboral en los mismos términos que el varón. Pero tenían claro que, para la clase obrera, el trabajo no era necesariamente ‘liberador’. Lo que querían no era acceso igualitario a un sistema deprivilegios, sino un nuevo sistema sin privilegios”, explica la escritora Martha Ackelsberg.
La mejor definición la hacen ellas mismas en el número 1 de la revistaMujeres Libres: “Esto es ya más que feminismo. Feminismo y masculinismo son dos términos de una sola proporción; (…) la expresión exacta: humanismo integral”. Y añaden: “El feminismo lo mató la guerra dando a la mujer más de lo que pedía al arrojarla brutalmente a una forzada sustitución masculina. Feminismo que buscaba su expresión fuera de lo femenino, tratando de asimilarse virtudes y valores extraños no nos interesa; es otro feminismo, más sustantivo, de dentro a afuera,expresión de un modo, de una naturaleza, de un complejo diverso frente al complejo y la expresión y la naturaleza masculinos”.
LA HERENCIA DE
'MUJERES LIBRES'
Eulàlia Vega, autora de Pioneras
y revolucionarias, destaca
que «es innegable la modernidad»
de los planteamientos de
la Agrupación de Mujeres
Libres. «El hecho de unir la
lucha contra la explotación
capitalista con la opresión
patriarcal marca su importancia
y su originalidad, siendo
sus militantes, en cierto sentido,
las pioneras de las organizaciones
feministas creadas
posteriormente con el final del
franquismo». Para la escritora
Martha Ackelsberg, su mayor
legado fue que «ofrecieron una
visión de cambio social, y una
sociedad revolucionaria, en la
que las mujeres fueran totalmente
participantes».
Monday, 12 December 2011
Wednesday, 7 December 2011
Mujeres Antifascistas
Mujeres Antifascistas
El 15 de febrero de 1936 se edita el primer número del órgano oficial de AMA, la revista: "Mujeres" y en su consejo de redacción figuran Dolores Ibárruri “Pasionaria”, Margarita Nelken, Ilsa Wolf, Encarnación Fuyola, Aurora Arnaiz, Lina Odena, Eveline Kahm y Emilia Pagnon. Su contenido definía con claridad el compromiso con la clase obrera, la liberación de la mujer y lógicamente la lucha antifascista.
Lina Odena
Por Carmen Sánchez Ortiz de Zárate
Historiadora. Fundación Domingo Malagón
En 1933 Jorge Dimitrov, secretario de la III Internacional, envía una carta a Bernadette Cattaneo, destacada dirigente comunista belga, en la que le propone la creación de una Asociación de carácter internacional que agrupe a las mujeres de forma unitaria, contra el fascismo y los planes de guerra de Alemania e Italia. Esta asociación recibirá el nombre de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo, y extenderá su trabajo con agrupaciones de mujeres por gran parte del mundo hasta entrados los años 60 del pasado siglo. En un primer momento María Rabaté, será la secretaria del Comité Nacional de Francia. Gabrielle Duchene presidirá el Comité Mundial y Bernardette Cattaneo se ocupará secretaria del Comité Mundial.
Manifestación durante la guerra
Ese mismo año, Dolores Ibárruri recibirá la visita de la delegación de la Asociación Mujeres contra la Guerra y el Fascismo con el fin de crear la sección española, y la puesta en marcha de la organización no se hará esperar. A lo largo del año se crearán comités de iniciativa por toda la geografía española.
El comienzo de la actividad más significativa de Mujeres Contra la Guerra y el Fascismo se producirá en Madrid en 1934, durante el bienio Negro con motivo de la movilización de reservistas, decretada por Diego Hidalgo para su traslado a Marruecos. Se prepara entonces una manifestación, a finales de agosto, por parte de la Asociación. Se ocupará de la tramitación para legalizarla Catalina Salmerón, hija Nicolás Salmerón quien fuera Presidente de la I ª República. Y a pesar de la negativa del gobierno para conceder las debidas autorizaciones, la manifestación se llevará a cabo con éxito y con la especial participación de las Trabajadoras de Tabacos de Madrid. Poco después se realizaría una manifestación análoga y de igual éxito en Zaragoza.
En Julio de 1934 celebran su Iº Congreso en España, con la presencia de 78 delegadas de los Partidos Republicano, Comunista, Socialista y compañeras sin afiliación política, quedando constituido el Comité Nacional de Mujeres Contra la Guerra y el Fascismo y siendo elegida Presidenta, Dolores Ibárruri y Presidenta de Honor, Doña Catalina Salmerón; en este Comité participarán, mujeres de gran relevancia política como Victoria Kent, Clara Campoamor, María Martínez, Veneranda Manzano y María Teresa León, Lina Odena… entre otras.
Emilia Elías
En un primer momento se fundarán Comités de Iniciativa para la creación de Asociaciones provinciales en Madrid, Barcelona, Bilbao, Asturias, Orense, Vigo, La Coruña, Toledo, Sevilla, Granada, Cuenca, Segovia, Valladolid, Zaragoza, Alicante, Córdoba y Málaga [1]
El Congreso se celebrará en Madrid del que saldrán elegidas 8 delegadas para participar en París en el I Congreso Internacional, que se realizará en agosto del mismo año. La composición será heterogénea: Delegadas a la reunión en París de del Comité Mundial de AMA serán, Encarnación Fuyola secretaria del Comité Nacional, Matilde Cantos por el PSOE, Amparo Navarro del Comité Provincial de Valencia, Manuela Ortiz, campesina, Teresa Cabreros del Comité Provincial de Madrid. Por Cataluña: Dolores Bargalló, Emiliana Ruiz, Eloisa R. Malasechevarría y Maria Luisa Algara.
En el congreso se establecerá su línea de pensamiento político y de acción, entendiendo que la guerra es un elemento consustancial al fascismo, como elemento fundamental.
Encarnación Fuyola
AMA pasará a ser ilegalizada en el mismo año de su creación, por parte del gobierno, tras la revolución de Asturias, ya que al igual que organizaciones políticas y sindicales han apoyado la huelga general de 1934. Con el fin de eludir la vigilancia gubernamental se crea la Asociación Pro Infancia Obrera, el Comité Nacional de AMA para poder actuar en la semi-legalidad, va a utilizar estas siglas para continuar su labor, y al tener PIO un carácter benéfico la asociación va a ser tolerada.
Mas Info: http://lahistoriaenlamemoria.blogspot.co.uk/p/asociacion-de-mujeres-antifascistas.html
Wednesday, 9 November 2011
The Past in the Present: Historic Parallels
The Past in the Present: Historic Parallels
FRANCISCO DE GOYA (1746–1828), ‘Nada el lo dirá (Nothing - The Event will Tell)’, from the Disasters of War 1810–20 published 1863, Etching, burnished aquatint, lavis, drypoint and burin on wove paper, Lent by David Scrase
In 1938 the Victoria and Albert Museum held an exhibition of prints and drawings by the Spanish artist Francisco de Goya (1746–1828). The exhibition included Goya’s print series ‘The Disasters of War’ which had been created in response to the savagery of the Spanish Peninsula wars of 1808–14. Exhibiting these historic prints at the time of the Spanish Civil War was politically charged as they provided a historic parallel to the contemporary conflict and the brutality depicted served as a highly relevant inspiration to many contemporary artists.
Looking back to the artists of the past, the artist Edward Burra created macabre paintings that were inspired by the violence that he had encountered at the outbreak of the war in which he depicted symbolic scenes conflating the past with Spain's historic present. In a similar way, the former Vorticist artist Wyndham Lewis depicted the 15th century Siege of Barcelona as an implicit comment on modern Spain. He renamed the painting The Surrender of Barcelona’ after the city fell to General Franco in 1939. Although his position softened Lewis was deeply suspicious and critical of the communists and was broadly pro-Franco in his political outlook.
In 1938 the Victoria and Albert Museum held an exhibition of prints and drawings by the Spanish artist Francisco de Goya (1746–1828). The exhibition included Goya’s print series ‘The Disasters of War’ which had been created in response to the savagery of the Spanish Peninsula wars of 1808–14. Exhibiting these historic prints at the time of the Spanish Civil War was politically charged as they provided a historic parallel to the contemporary conflict and the brutality depicted served as a highly relevant inspiration to many contemporary artists.
Looking back to the artists of the past, the artist Edward Burra created macabre paintings that were inspired by the violence that he had encountered at the outbreak of the war in which he depicted symbolic scenes conflating the past with Spain's historic present. In a similar way, the former Vorticist artist Wyndham Lewis depicted the 15th century Siege of Barcelona as an implicit comment on modern Spain. He renamed the painting The Surrender of Barcelona’ after the city fell to General Franco in 1939. Although his position softened Lewis was deeply suspicious and critical of the communists and was broadly pro-Franco in his political outlook.
Tuesday, 18 October 2011
Isabel Nuñez en su blog sobre el trabajo de Esther Planas
Extracto del Blog de Isabel Nuñez comentando Esther Planas en la Capella BCN/Producció10:
"El otro día vi una película sobre una exposición e instalación de Esther Planas que me perdí, hélàs, en la muestra BCN Producció '10 en noviembre pasado en la Capella. Me gusta esa definición de su trabajo como "pop oscuro y situacionista". En cualquier caso, parece describir bien ese mundo suyo que prefiguraba también las movilizaciones y acampadas de los indignados, además de mostrar otras muchas cosas, con su mirada crítica y talentosa. La película está llena de una melancolía de lo urbano que une la vieja nostalgia irónica de Betty Boop con las heridas de la historia y sus luces, la destrucción de la ciudad, nuestro Angst, y ese "desde mí" empático que la muestra a ella andando por las calles con su aire algo rockero, esas calles de la ciudad ambivalente donde todo late, duele, recuerda, pero donde no falta el humor ni la indignación vital y crítica. La película es preciosa, tiene esa poética del todo, que parece reunir el universo en una secuencia de imágenes, incluso la música refleja ese todo pynchoniano, melancólico, sutil y salvaje al mismo tiempo. Furiosa conmigo misma por haberme quedado abstraída en mi dolorido invierno y habérmela perdido allí, ver esas imágenes (y escuchar la película) me llenó de la felicidad de las afinidades y los encuentros."
"El otro día vi una película sobre una exposición e instalación de Esther Planas que me perdí, hélàs, en la muestra BCN Producció '10 en noviembre pasado en la Capella. Me gusta esa definición de su trabajo como "pop oscuro y situacionista". En cualquier caso, parece describir bien ese mundo suyo que prefiguraba también las movilizaciones y acampadas de los indignados, además de mostrar otras muchas cosas, con su mirada crítica y talentosa. La película está llena de una melancolía de lo urbano que une la vieja nostalgia irónica de Betty Boop con las heridas de la historia y sus luces, la destrucción de la ciudad, nuestro Angst, y ese "desde mí" empático que la muestra a ella andando por las calles con su aire algo rockero, esas calles de la ciudad ambivalente donde todo late, duele, recuerda, pero donde no falta el humor ni la indignación vital y crítica. La película es preciosa, tiene esa poética del todo, que parece reunir el universo en una secuencia de imágenes, incluso la música refleja ese todo pynchoniano, melancólico, sutil y salvaje al mismo tiempo. Furiosa conmigo misma por haberme quedado abstraída en mi dolorido invierno y habérmela perdido allí, ver esas imágenes (y escuchar la película) me llenó de la felicidad de las afinidades y los encuentros."
Wednesday, 5 October 2011
The Last Great Cause: Mobilising Public Opinion
The Last Great Cause: Mobilising Public Opinion
FELICITY ASHBEE (1867–1956), They Face Famine in Spain: Send Medical Supplies, 1937, Off-set lithograph on paper, published by the National Joint Committee for Spanish Relief Courtesy of the People’s History Museum
The Spanish Civil War was fought from July 1936 to April 1939 between Republican factions loyal to the democratically elected Popular Front Government of the Spanish Republic, and the Nationalists, a right wing group led by General Francisco Franco whose military rebels had led a coup which ignited the conflict. The question of British political involvement in Spain was the subject of heated debate in parliament and in the media. In August 1936 Britain had signed a non-Intervention Agreement, together with 24 other nations. Due to a Franco-British arms embargo the Spanish Republic could only purchase arms from the Soviet Union, yet large amounts of weapons, supplies and troops were supplied to the Nationalists by Nazi Germany and fascist Italy, escalating the situation from a civil war to a conflict with an international dimension. The cause of Republican Spain thus attracted widespread international support, as it provided an opportunity for people and organisations from a wide political spectrum to show solidarity against fascism.
Many British artists became passionately involved in the political and social issues raised by the Civil War. This ranged from designing posters for non-partisan campaigns for medical aid and supplies such as the National Joint Committee for Spanish Relief, to travelling to Spain and, in the case of artists such as Clive Branson, joining the International Brigades to fight alongside their Spanish comrades. Over 2500 recruits from Britain and Ireland joined 35,000 volunteers from 53 countries, of whom 526 were killed and many more injured.
By 1936 the left-wing Artists' International Association (AIA) had over 600 members and since its formation in 1933, had evolved into a 'United Front against Fascism and War.' The AIA organised many exhibitions and fundraising campaigns including 'Artists Help Spain', 'Portraits for Spain' and an exhibition of drawings by Felicia Browne - the first British person killed in action in the conflict. These events united artists from across the spectrum of artistic styles, ranging from abstract artists to members of the Bloomsbury Group, such as Vanessa Bell (whose son Julian was killed in Spain in July 1937), the British Surrealists and realist painters such as James Boswell.
Wednesday, 14 September 2011
La semana trágica y la tradición Colonialista que implica a las conexiones Catalanas aristocráticas y explica lo trágico de nuestro panorama social
Semana Trágica (España)
Guardias Civiles y arrestados, durante la Semana Trágica
Se conoce con el nombre de Semana Trágica a los acontecimientos desarrollados en Barcelona y otras ciudades de Cataluña, entre el 26 de julio y el 2 de agosto de 1909. El desencadenante de estos violentos acontecimientos fue el decreto del primer ministro Antonio Maura de enviar tropas de reserva a las posesiones españolas en Marruecos, en ese momento muy inestables, siendo la mayoría de estos reservistas padres de familia de las clases obreras. Los sindicatos convocaron una huelga general.
El contexto histórico[editar]
España inicia el año 1909 con Alfonso XIII como monarca y con Antonio Maura, del Partido Conservador, al frente del gobierno desde el 25 de enero de 1907.
Políticamente, España, que no se había recuperado del varapalo moral que supuso la pérdida, en 1898, de Cuba, Puerto Rico, Islas Filipinas, Islas Marianas e Islas Carolinas, últimas colonias de ultramar, vive inmersa en un sistema político donde dos partidos, el Partido Conservador y el Partido Liberal, se turnan en el gobierno. La alternancia es organizada desde el poder mediante el reparto de escaños previo a las elecciones (conocido como encasillado), a través de una red de influencias denominada caciquismo que garantiza su cumplimiento y el pucherazo o adulteración de los resultados. En este sistema la monarquía ejerce un papel de arbitraje. El resto de los partidos políticos son marginados del poder y sólo consiguen representación en las zonas urbanas, donde el caciquismo es más débil y el control electoral por tanto es más difícil.
En Cataluña, sin embargo, tras la Ley de Jurisdicciones de 1906, se forma bajo el nombre de Solidaridad Catalana una alianza electoral integrada por la Lliga Regionalista, el carlismo y ciertas agrupaciones republicanas que logran una victoria aplastante en las elecciones de 1907, obteniendo 41 de los 44 diputados posibles y desplazando a los partidos dinásticos del poder en Cataluña.
Socialmente, los obreros españoles comienzan a tomar conciencia sindical y empieza a surgir el movimiento obrero en las zonas industriales y especialmente enBarcelona, donde surge Solidaridad Obrera, una confederación sindical de socialistas, anarquistas y republicanos que nació como rechazo al acercamiento de Solidaridad Catalana al Partido Conservador de Maura.
El desencadenante[editar]
Véase también: Guerra de Melilla
Tras la pérdida de Cuba y las Filipinas, España buscó una mayor presencia en el norte de África, logrando en el reparto colonial efectuado en 1904 y en la Conferencia Internacional de Algeciras de 1906, el control sobre la zona norte de Marruecos.
Antonio Maura, presidente del gobierno durante los sucesos de la Semana Trágica
El 9 de julio de 1909 los obreros españoles que trabajaban en la construcción de un ferrocarril que uniría Melilla con las minas de Beni Bu Ifrur, propiedad de la Compañía del Norte Africano, de capital francés pero de nacionalidad española, y de la Compañía Española de Minas del Rif, una sociedad controlada por la familia del conde de Romanones y la Casa Güell emparentada con el marqués de Comillas,1 fueron atacados por los cabileños de la zona que se oponían a la penetración extranjera (cuatro obreros murieron). Este incidente, que constituirá el inicio de la Guerra de Melilla, será utilizado por el Gobierno de Maura para decretar el envío de las Brigadas Mixtas de Cataluña, Madrid y Campo de Gibraltar, además de otras unidades militares que complementarán a las Brigadas, con el objetivo de acabar con la rebelión rifeña y asegurar el control de la "zona de influencia" española en el norte de Marruecos.2 En laorden de movilización se incluyó a los reservistas de los cupos de 1903 a 1907, medida muy mal acogida por las clases populares debido a que la legislación de reclutamiento vigente permitía quedar exento de la incorporación a filas o consiguiendo que fuera otra persona en su lugar a cambio de dinero, o mediante el pago de un canon de 6.000 reales, cantidad que no estaba al alcance del pueblo (el sustento diario de un trabajador ascendía en la época aproximadamente a 10 reales). Además, la mayor parte de los reservistas eran padres de familia, en las que la única fuente de ingresos era el trabajo de éstos.
A partir de la publicación del decreto de movilización el 10 de julio se sucedieron las protestas en contra de la guerra en forma de artículos en la prensa, de mítines y manifestaciones, que en muchas ocasiones fueron prohibidos por el gobierno, y en algunas localidades se vivieron momentos de tensión con motivo de la salida de las tropas (aunque en otras, como Cádiz o Málaga, se produjeron despedidas entusiásticas y "patrióticas"). En Madrid se produjeron incidentes en la estación de ferrocarril de Mediodía en la noche y la madrugada del 20 al 21 de julio cuando se procedió al embarque de la Brigada Mixta de Madrid al mando del general Pinto. También los hubo en las estaciones de tren de Zaragoza y de Tudela.3 El gobierno, ante la presión popular y de la prensa, acordó el 23 de julio conceder una pensión de 50 céntimos diarios a las esposas e hijos huérfanos de madre de los reservistas movilizados.4
El gobernador Evaristo Crespo Azorín entra en Barcelona el 6 de agosto de 1909, acompañado del general Santiago.
En Barcelona los embarques de tropas en el puerto comenzaron el día 11 de julio sin que se produjeran incidentes. Pero en la tarde del domingo 18 de julio cuando se procedía al embarque del batallón de Cazadores de Reus, integrado en la Brigada Mixta de Cataluña, la tensión estalló. Algunos soldados arrojaron al mar los escapularios y medallas que varias aristócratas barcelonesas les habían entregado antes de subir al vapor militar Cataluña, mientras hombres y mujeres gritaban desde los muelles:
¡Abajo la guerra! ¡Que vayan los ricos! ¡Todos o ninguno!
La policía tuvo que hacer varios disparos al aire y detuvo a varias personas. Las protestas aumentaron en los días siguientes cuando llegaron noticias de que se habían producido gran número de bajas entre los soldados españoles enviados a Marruecos.5 El jueves 22 de julio los diputados de Solidaridad Catalana se hacían eco del "sentimiento popular" y exigían al gobierno la "reunión inmediata de las Cortes" para debatir la cuestión de la guerra y las "condiciones en que se practica el reclutamiento de las tropas expedicionarias".6 El gobernador civil de Barcelona, Ángel Ossorio y Gallardo, prohibió la reunión de Solidaritat Obrera que iba a celebrar el sábado 24 de julio para confirmar la propuesta de ir a una huelga general, por lo que fue un Comité de Huelga clandestino, integrado por Antoni Fabra i Ribas (un socialista que intentó sin éxito que la movilización barcelonesa se pospusiera para que coincidiera con la huelga general que el PSOE y la UGT iban a convocar en toda España, y que finalmente tendría lugar el 2 de agosto con poco seguimiento, debido a las medidas represivas adoptadas por el gobierno que incluyeron la detención en Madrid el 28 de julio de Pablo Iglesias y el resto de la cúpula dirigente socialista),7 José Rodríguez Romero (sindicalista) y Miguel V. Moreno (anarquista), el que fijó un paro de 24 horas para el lunes 26 de julio,8 el cual degenerará en la Semana Trágica.
Cronología[editar]
Lunes, 26 de julio[editar]
Barcelona se convirtió en La ciutat cremada ("la ciudad quemada") durante la Semana Trágica.
Tramvía talado durante la Semana Trágica.
En Barcelona la huelga se inició en los barrios periféricos, donde se encontraban la mayoría de las fábricas. Allí se quemaron las casetas donde se cobraban los odiados consumos. Después los obreros se trasladaron al centro de la ciudad donde se produjeron disturbios cuando intentaron detener por la fuerza los tranvías y obligaron a cerrar los comercios y los cafés. El Capitán General de Cataluña, Luis de Santiago, siguiendo las directrices del ministro de la Gobernación De la Cierva, proclamó el "estado de guerra", a lo que se opuso el gobernador civil, Ángel Ossorio y Gallardo, que dimitió de su cargo (su sustituto, Evaristo Crespo Azorín, no llegará a Barcelona hasta el 6 de agosto). De Santiago decidió esperar a recibir refuerzos desde Valencia y Zaragoza para empezar a actuar y se limitó a proteger los principales edificios públicos. Por la tarde se generalizaron los disturbios, en los que murieron dos personas, cuando los huelguistas intentaron detener completamente la circulación de los tranvías. Además dos comisarías de policía fueron asaltadas. Barcelona quedó paralizada, sin gas y sin luz, sin periódicos, e incomunicada con el exterior por ferrocarril, por telégrafo o por teléfono. Una manifestación encabezada por mujeres y niños fue disuelta a tiros en el Paseo de Colón, frente al edificio de la Capitanía General. A partir de entonces la revuelta se transformó en insurrección. Sin embargo, ningún dirigente republicano, ni lerrouxista ni del Centre Nacionalista Republicà, quiso asumir la dirección de la misma. A medianoche ardió el primer edificio religioso, el Patronato Obrero de San José, en Pueblo Nuevo, regentado por los hermanos maristas.9
La huelga y la revuelta se extendieron a muchas localidades catalanas, especialmente de las provincias de Barcelona y Gerona. En Sabadell, Mataró y Granollers tomó el carácter de una verdadera insurrección en la que se formaron juntas revolucionarias que proclamaron la República, se cortaron las líneas telegráficas y telefónicas y las vías de ferrocarril, se incendiaron edificios religiosos y se produjeron todo tipo de disturbios, siendo los de Sabadell los más graves (en el asalto al Ayuntamiento, algunas de cuyas dependencias fueron incendiadas, murieron ocho personas y veinte resultaron heridas, entre ciudadanos y fuerza pública).10 Hubo incidentes en otras muchas poblaciones, aunque sólo se produjeron incendios de edificios religiosos en Badalona, Premià de Mar (donde también se proclamó la República), Manresa, y San Adrián del Besós (en las comarcas de Barcelona), y Palamós, Calonge y San Feliu de Guixols (en las de Gerona).11
Martes, 27 de julio[editar]
En Barcelona se levantaron cientos de barricadas y varias armerías fueron asaltadas para proveerse de pistolas y fusiles. La violencia se dirigió contra las iglesias y las propiedades eclesiásticas, especialmente los conventos, los colegios y los patronatos de las órdenes religiosas. En el espacio de pocas horas ardieron muchos edificios religiosos. En algunos casos los frailes y las monjas y los bienes fueron respetados, pero en la mayoría los incendiarios se lanzaron al saqueo y al pillaje y se quemaron muebles y enseres. El cura párroco de El Poblenou murió asfixiado en el sótano de su iglesia donde se había refugiado. También se profanaron los cementerios de algunos conventos. El punto culminante de la violencia anticlerical se produjo durante la «noche trágica» del martes al miércoles en la que ardieron veintitrés edificios en el centro de la ciudad y ocho conventos en la periferia, y muchos religiosos sufrieron insultos y escarnios, como una monja anciana que fue obligada a desnudarse para cerciorarse de que no ocultaba nada entre los hábitos.12 En los incendios y en los disturbios tuvieron una participación muy destacada obreros y jóvenes militantes y dirigentes de segunda fila del Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux (que en esos momentos estaba exiliado), una de cuyas señas de identidad era el violento anticlericalismo.13
Francisco Ferrer Guardia, acusado falsamente de instigador de las revueltas, sería ejecutado en octubre de 1909
La inicial protesta antibelicista se había transformado en protesta anticlerical con el incendio de iglesias, conventos y escuelas religiosas. La explosión de violencia anticlerical fue la culminación, según Javier Moreno Luzón, "de años de propaganda revolucionaria, en los cuales se había expandido una cultura popular que achacaba los males del país a la influencia de la Iglesia, tenida por hipócrita y siniestra. […] [Para los alborotadores] las órdenes religiosas no sólo servían a los poderosos, atesoraban grandes riquezas y hacían una competencia económica desleal a los trabajadores en sus talleres, sino que también infligían toda clase de torturas a sus miembros. De ahí su interés morboso por escrutar cadáveres y celdas de monjas. Trataban asimismo de acabar con la red de centros confesionales dedicados a la enseñanza y a la caridad, símbolos de un orden social odioso y destruidos con frecuencia por sus antiguos pupilos y beneficiados".14
La llegada de noticias de Marruecos sobre el Desastre del Barranco del Lobo, donde perecieron de 200 a 300 reservistas, en su mayor parte del contingente que salió de Barcelona el día 18 de julio, avivó la insurrección.
Miércoles, 28 de julio[editar]
Barcelona amanece con numerosas columnas de humo procedentes de los edificios religiosos asaltados e incendiados. A lo largo del día continúa la violencia anticlerical y los tiroteos entre los insurgentes y las fuerzas de orden público. Los incidentes más graves se producen en el barrio de San Andrés de Palomar donde los rebeldes armados con fusiles capturados a los guardias de las casetas de consumos y a miembros del Somatén levantan barricadas e incendian la iglesia parroquial. No obstante este día llegan los primeros refuerzos militares, provenientes de Zaragoza y de Valencia, a los que se les hizo creer que iban a reprimir un movimiento “separatista”.15
Del Jueves, 29 de julio, al Domingo, 1 de agosto[editar]
Empezando por la zona de las Ramblas y el puerto, unos 10.000 soldados fueron ocupando la ciudad de Barcelona, mientras la moral de los insurgentes iba cayendo a medida que eran conscientes de que la rebelión no estaba siendo secundada en el resto de España. Entre el viernes y el sábado la ciudad fue recuperando poco a poco la normalidad excepto en los barrios de San Andrés y de Horta, donde continuaron los tiroteos y donde se produjeron los últimos incendios y saqueos de conventos y de colegios religiosos. El domingo volvieron a publicarse los periódicos. El lunes 2 de agosto los obreros barceloneses, a los que la patronal les prometió que cobrarían el salario de la semana como si nada hubiera ocurrido, volvieron al trabajo. En otras localidades catalanas la completa normalidad no se recuperó hasta el jueves 5 de agosto.16
La represión[editar]
Véase también: Gobierno largo de Antonio Maura
Manifestación durante la Semana Trágica, en la pancarta se puede leer: «Libertad, justicia» en alusión a los numerosos prisioneros
El balance de los disturbios de la ciudad de Barcelona supone un total de 78 muertos (75 civiles y 3 militares); medio millar de heridos y 112 edificios incendiados (de estos, 80 eran edificios religiosos). El gobierno Maura, por medio de su ministro de la Gobernación Juan de la Cierva y Peñafiel, inicia de inmediato, el 31 de julio, una represión durísima y arbitraria. Se detiene a varios millares de personas, de las que 2000 fueron procesadas, resultando 175 penas de destierro, 59 cadenas perpetuas y 5 condenas a muerte. Además se clausuraron los sindicatos y se ordenó el cierre de las escuelas laicas.
Los cinco reos de muerte fueron Josep Miquel Baró, un nacionalista republicano ejecutado el 17 de agosto de 1909 en elcastillo de Montjuic, como los otros cuatro; Antonio Malet Pujol, un republicano lerrouxista, ejecutado el 13 de septiembre; Clemente García, el joven discapacitado mental que había bailado con el cadáver de una monja por las calles de Barcelona, ejecutado el 4 de octubre; Eugenio del Hoyo, un ex guardia civil y guardia de seguridad; y el más conocido de todos ellosFrancisco Ferrer Guardia, pedagogo anarquista cofundador de la Escuela Moderna.17
El «caso Ferrer»[editar]
Ferrer Guardia detenido es conducido por la Guardia Civil a Montjuic
Imagen del juicio a Ferrer Guardia el 9 de octubre de 1909
En principio los sucesos de lo que sería conocida como la «Semana Trágica» y la dura represión posterior no tuvieron consecuencias políticas. Sin embargo la percepción del rey comenzó a cambiar en septiembre sobre todo como consecuencia de la campaña internacional de protesta por la condena a muerte en un consejo de guerra de Francisco Ferrer Guardia, acusado de ser el máximo responsable de los sucesos de la Semana Trágica, y que finalmente sería ejecutado el 13 de octubre, a pesar de las peticiones de conmutación de la pena, una posibilidad que el presidente del gobierno, el conservador Antonio Maura, ni siquiera se planteó. La propia hija de Ferrer le envió una carta al rey Alfonso XIII pidiendo clemencia para su padre:18
Rey muy cristiano que para un pueblo caballeroso simboliza la generosidad y la omnipotencia, no rechazad la humilde y ardiente súplica de la hija de Ferrer. Oh Rey que, como Dios mismo, podéis disponer de la vida o de la muerte, disipad por un arranque de vuestro noble corazón la amargura de mi alma y escuchad la humilde y ardiente súplica.
Según Javier Tusell y Genoveva García Queipo de Llano la pruebas presentadas contra Ferrer "eran escasas y deficientes, en especial para considerarlo jefe de los anarquistas españoles".19
Protesta en París por la ejecución de Francisco Ferrer Guardia (17 de octubre de 1909).
Según estos mismos historiadores, "durante meses la prensa mundial tuvo un motivo permanente de atención en las cosas de España, casi siempre para transmitir de ella una imagen de un país atrasado y bárbaro dominado por la Inquisición religiosa y por una Monarquía retrógrada. En París hubo banderas españolas con crespones negros o quemas de símbolos nacionales. En Suiza los manifestantes gritaban contra España y los curas. En Roma los protestatarios llegaron a entrevistarse con el presidente del Gobierno. También en Lisboa se produjeron actos parecidos y en Buenas Aires se lanzaron bombas contra el consulado español. Hubo mítines en Salónica, y en Génova los trabajadores de los muelles se negaron a descargar buques españoles. EnPetrópolis, una ciudad de Brasil, se quemó una efigie del rey. En Gran Bretaña, las protestas por el asesinato de Ferrer fueron frecuentes… En todo el viejo continente los diplomáticos españoles no cesaron de enviar en sus comunicaciones juicios como los de que la protesta había alcanzado inconcebibles e inexplicables proporciones".20
La caída de Maura[editar]
El rey Alfonso XIII.
Artículo principal: Gobierno largo de Antonio Maura
La protesta internacional por el «caso Ferrer», que apenas había tenido seguimiento en España,21 fue aprovechada por elPartido Liberal para promover un campaña con los republicanos en contra del gobierno al grito de Maura, no. EL 20 de septiembre se incorporaba a este «Bloque de Izquierdas» antimaurista el PSOE.22
El 18 de octubre de 1909, sólo cinco días después de la ejecución de Ferrer, tuvo lugar un debate en el Congreso de Diputados en el que se produjo un duro enfrentamiento entre Maura y Moret. Este pidió la dimisión del gobierno y apeló al rey al afirmar que «alguien» debía hacer entender a los conservadores que debían irse. El día 20 fue el ministro de la Gobernación Juan de la Cierva y Peñafiel el que atacó a Moret de forma muy violenta, llegando a decirle que su política, cuando estuvo al frente del gobierno, había conducido al atentado contra el rey del día de su boda, afirmación que se negó a retirar. El escándalo en las Cortes se hizo todavía mayor cuando Maura respaldó a Cierva dándole la mano. Al día siguiente el diario liberal El Imparcialdeclaró que la situación era «gravísima» porque los liberales habían sido acusados de «contactos siniestros con los anarquistas». El Diario Universal, propiedad del liberal conde de Romanones, afirmó que el gobierno no podía durar «ni un día más». El 22 de octubre Maura acudió a Palacio para plantear la continuidad de su gobierno al rey, pero cuando Maura le presentó la dimisión de forma protocolaria el rey la aceptó. Gabriel Maura Gamazo contó muchos años después la conmoción que provocó en su padre su destitución como presidente del gobierno. El rey nombró en su lugar a Moret. Por su parte el nuncio interpretó el cambio de gobierno como un «primer triunfo» de la «francmasonería internacional» contra España, la Monarquía y, sobre todo, la Iglesia.23
En unas declaraciones al diario francés Le Journal el rey Alfonso XIII lamentó la «interpretación tan falsa» que se había dado de los sucesos de Barcelona y se mostró especialmente dolido con la imagen que se había proyectado de España. «De dar oídos a ciertos franceses, parecería que éramos un país de salvajes», afirmó. Sobre el caso Ferrer dijo: «Yo soy un monarca constitucional, tan constitucional que ni siquiera tengo la iniciativa del indulto». Y añadió a continuación: «¿No habéis tenido vosotros en vuestra casa una cuestión Dreyfus? ¿Nos hemos mezclado nosotros con ella?».24
Bibliografía[editar]
Culla i Clarà, Joan B. (1999). «La semana trágica y la caída de Maura». En Miguel Ángel Bastenier y Vicente Verdú. Protagonistas del siglo XX. Madrid: Diario El País. pp. 70–71; 73.
García Rodríguez, José Carlos (2010). ¿Arde Barcelona? La Semana Trágica, la Prensa y la caída de Maura. Astorga (León): Editorial Akrón.
Juliá, Santos (1999). Un siglo de España. Política y sociedad. Madrid: Marcial Pons. ISBN 84-9537903-1.
Martín Corrales, Eloy (ed.) (2011). Semana Trágica. Entre las barricadas de Barcelona y el Barranco del Lobo. Barcelona: Edicions Bellaterra. ISBN 978-84-7290-528-3.
Moliner Prada, Antonio (ed.) (2009). La Semana Trágica de Cataluña. Alella (Barcelona): Nabla ediciones. ISBN 978-84-92461-34-9.
Moreno Luzón, Javier (2009). «Alfonso XIII, 1902-1931». Restauración y Dictadura. Vol. 7 Historia de España dirigida por Josep Fontana y Ramón Villares. Barcelona: Crítica/Marcial Pons. ISBN 978-84-4423-921-8 |isbn= incorrecto (ayuda).
Tusell, Javier; García Queipo de Llano, Genoveva (2002) [2001]. Alfonso XIII. El rey polémico (2ª edición). Madrid: Taurus. ISBN 84-306-0449-9.
Ullman, Joan Connelly (1972). La Semana Trágica: estudio sobre las causas socioeconòmicas del anticlericalismo en España, 1898-1912. Esplugues de Llobregat (Barcelona): Ariel.
Filmografía[editar]
La ciutat cremada, (Antoni Ribas, 1976)
Enlaces externos[editar]
Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Semana Trágica.
Arde Barcelona: La Semana Trágica, ensayo de una revolución, documental de José Manuel Delgado, en Documentos RNE.
Las crónicas de la revuelta: Cuatro días sin La Vanguardia (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial y la última versión).
Guardias Civiles y arrestados, durante la Semana Trágica
Se conoce con el nombre de Semana Trágica a los acontecimientos desarrollados en Barcelona y otras ciudades de Cataluña, entre el 26 de julio y el 2 de agosto de 1909. El desencadenante de estos violentos acontecimientos fue el decreto del primer ministro Antonio Maura de enviar tropas de reserva a las posesiones españolas en Marruecos, en ese momento muy inestables, siendo la mayoría de estos reservistas padres de familia de las clases obreras. Los sindicatos convocaron una huelga general.
El contexto histórico[editar]
España inicia el año 1909 con Alfonso XIII como monarca y con Antonio Maura, del Partido Conservador, al frente del gobierno desde el 25 de enero de 1907.
Políticamente, España, que no se había recuperado del varapalo moral que supuso la pérdida, en 1898, de Cuba, Puerto Rico, Islas Filipinas, Islas Marianas e Islas Carolinas, últimas colonias de ultramar, vive inmersa en un sistema político donde dos partidos, el Partido Conservador y el Partido Liberal, se turnan en el gobierno. La alternancia es organizada desde el poder mediante el reparto de escaños previo a las elecciones (conocido como encasillado), a través de una red de influencias denominada caciquismo que garantiza su cumplimiento y el pucherazo o adulteración de los resultados. En este sistema la monarquía ejerce un papel de arbitraje. El resto de los partidos políticos son marginados del poder y sólo consiguen representación en las zonas urbanas, donde el caciquismo es más débil y el control electoral por tanto es más difícil.
En Cataluña, sin embargo, tras la Ley de Jurisdicciones de 1906, se forma bajo el nombre de Solidaridad Catalana una alianza electoral integrada por la Lliga Regionalista, el carlismo y ciertas agrupaciones republicanas que logran una victoria aplastante en las elecciones de 1907, obteniendo 41 de los 44 diputados posibles y desplazando a los partidos dinásticos del poder en Cataluña.
Socialmente, los obreros españoles comienzan a tomar conciencia sindical y empieza a surgir el movimiento obrero en las zonas industriales y especialmente enBarcelona, donde surge Solidaridad Obrera, una confederación sindical de socialistas, anarquistas y republicanos que nació como rechazo al acercamiento de Solidaridad Catalana al Partido Conservador de Maura.
El desencadenante[editar]
Véase también: Guerra de Melilla
Tras la pérdida de Cuba y las Filipinas, España buscó una mayor presencia en el norte de África, logrando en el reparto colonial efectuado en 1904 y en la Conferencia Internacional de Algeciras de 1906, el control sobre la zona norte de Marruecos.
Antonio Maura, presidente del gobierno durante los sucesos de la Semana Trágica
El 9 de julio de 1909 los obreros españoles que trabajaban en la construcción de un ferrocarril que uniría Melilla con las minas de Beni Bu Ifrur, propiedad de la Compañía del Norte Africano, de capital francés pero de nacionalidad española, y de la Compañía Española de Minas del Rif, una sociedad controlada por la familia del conde de Romanones y la Casa Güell emparentada con el marqués de Comillas,1 fueron atacados por los cabileños de la zona que se oponían a la penetración extranjera (cuatro obreros murieron). Este incidente, que constituirá el inicio de la Guerra de Melilla, será utilizado por el Gobierno de Maura para decretar el envío de las Brigadas Mixtas de Cataluña, Madrid y Campo de Gibraltar, además de otras unidades militares que complementarán a las Brigadas, con el objetivo de acabar con la rebelión rifeña y asegurar el control de la "zona de influencia" española en el norte de Marruecos.2 En laorden de movilización se incluyó a los reservistas de los cupos de 1903 a 1907, medida muy mal acogida por las clases populares debido a que la legislación de reclutamiento vigente permitía quedar exento de la incorporación a filas o consiguiendo que fuera otra persona en su lugar a cambio de dinero, o mediante el pago de un canon de 6.000 reales, cantidad que no estaba al alcance del pueblo (el sustento diario de un trabajador ascendía en la época aproximadamente a 10 reales). Además, la mayor parte de los reservistas eran padres de familia, en las que la única fuente de ingresos era el trabajo de éstos.
A partir de la publicación del decreto de movilización el 10 de julio se sucedieron las protestas en contra de la guerra en forma de artículos en la prensa, de mítines y manifestaciones, que en muchas ocasiones fueron prohibidos por el gobierno, y en algunas localidades se vivieron momentos de tensión con motivo de la salida de las tropas (aunque en otras, como Cádiz o Málaga, se produjeron despedidas entusiásticas y "patrióticas"). En Madrid se produjeron incidentes en la estación de ferrocarril de Mediodía en la noche y la madrugada del 20 al 21 de julio cuando se procedió al embarque de la Brigada Mixta de Madrid al mando del general Pinto. También los hubo en las estaciones de tren de Zaragoza y de Tudela.3 El gobierno, ante la presión popular y de la prensa, acordó el 23 de julio conceder una pensión de 50 céntimos diarios a las esposas e hijos huérfanos de madre de los reservistas movilizados.4
El gobernador Evaristo Crespo Azorín entra en Barcelona el 6 de agosto de 1909, acompañado del general Santiago.
En Barcelona los embarques de tropas en el puerto comenzaron el día 11 de julio sin que se produjeran incidentes. Pero en la tarde del domingo 18 de julio cuando se procedía al embarque del batallón de Cazadores de Reus, integrado en la Brigada Mixta de Cataluña, la tensión estalló. Algunos soldados arrojaron al mar los escapularios y medallas que varias aristócratas barcelonesas les habían entregado antes de subir al vapor militar Cataluña, mientras hombres y mujeres gritaban desde los muelles:
¡Abajo la guerra! ¡Que vayan los ricos! ¡Todos o ninguno!
La policía tuvo que hacer varios disparos al aire y detuvo a varias personas. Las protestas aumentaron en los días siguientes cuando llegaron noticias de que se habían producido gran número de bajas entre los soldados españoles enviados a Marruecos.5 El jueves 22 de julio los diputados de Solidaridad Catalana se hacían eco del "sentimiento popular" y exigían al gobierno la "reunión inmediata de las Cortes" para debatir la cuestión de la guerra y las "condiciones en que se practica el reclutamiento de las tropas expedicionarias".6 El gobernador civil de Barcelona, Ángel Ossorio y Gallardo, prohibió la reunión de Solidaritat Obrera que iba a celebrar el sábado 24 de julio para confirmar la propuesta de ir a una huelga general, por lo que fue un Comité de Huelga clandestino, integrado por Antoni Fabra i Ribas (un socialista que intentó sin éxito que la movilización barcelonesa se pospusiera para que coincidiera con la huelga general que el PSOE y la UGT iban a convocar en toda España, y que finalmente tendría lugar el 2 de agosto con poco seguimiento, debido a las medidas represivas adoptadas por el gobierno que incluyeron la detención en Madrid el 28 de julio de Pablo Iglesias y el resto de la cúpula dirigente socialista),7 José Rodríguez Romero (sindicalista) y Miguel V. Moreno (anarquista), el que fijó un paro de 24 horas para el lunes 26 de julio,8 el cual degenerará en la Semana Trágica.
Cronología[editar]
Lunes, 26 de julio[editar]
Barcelona se convirtió en La ciutat cremada ("la ciudad quemada") durante la Semana Trágica.
Tramvía talado durante la Semana Trágica.
En Barcelona la huelga se inició en los barrios periféricos, donde se encontraban la mayoría de las fábricas. Allí se quemaron las casetas donde se cobraban los odiados consumos. Después los obreros se trasladaron al centro de la ciudad donde se produjeron disturbios cuando intentaron detener por la fuerza los tranvías y obligaron a cerrar los comercios y los cafés. El Capitán General de Cataluña, Luis de Santiago, siguiendo las directrices del ministro de la Gobernación De la Cierva, proclamó el "estado de guerra", a lo que se opuso el gobernador civil, Ángel Ossorio y Gallardo, que dimitió de su cargo (su sustituto, Evaristo Crespo Azorín, no llegará a Barcelona hasta el 6 de agosto). De Santiago decidió esperar a recibir refuerzos desde Valencia y Zaragoza para empezar a actuar y se limitó a proteger los principales edificios públicos. Por la tarde se generalizaron los disturbios, en los que murieron dos personas, cuando los huelguistas intentaron detener completamente la circulación de los tranvías. Además dos comisarías de policía fueron asaltadas. Barcelona quedó paralizada, sin gas y sin luz, sin periódicos, e incomunicada con el exterior por ferrocarril, por telégrafo o por teléfono. Una manifestación encabezada por mujeres y niños fue disuelta a tiros en el Paseo de Colón, frente al edificio de la Capitanía General. A partir de entonces la revuelta se transformó en insurrección. Sin embargo, ningún dirigente republicano, ni lerrouxista ni del Centre Nacionalista Republicà, quiso asumir la dirección de la misma. A medianoche ardió el primer edificio religioso, el Patronato Obrero de San José, en Pueblo Nuevo, regentado por los hermanos maristas.9
La huelga y la revuelta se extendieron a muchas localidades catalanas, especialmente de las provincias de Barcelona y Gerona. En Sabadell, Mataró y Granollers tomó el carácter de una verdadera insurrección en la que se formaron juntas revolucionarias que proclamaron la República, se cortaron las líneas telegráficas y telefónicas y las vías de ferrocarril, se incendiaron edificios religiosos y se produjeron todo tipo de disturbios, siendo los de Sabadell los más graves (en el asalto al Ayuntamiento, algunas de cuyas dependencias fueron incendiadas, murieron ocho personas y veinte resultaron heridas, entre ciudadanos y fuerza pública).10 Hubo incidentes en otras muchas poblaciones, aunque sólo se produjeron incendios de edificios religiosos en Badalona, Premià de Mar (donde también se proclamó la República), Manresa, y San Adrián del Besós (en las comarcas de Barcelona), y Palamós, Calonge y San Feliu de Guixols (en las de Gerona).11
Martes, 27 de julio[editar]
En Barcelona se levantaron cientos de barricadas y varias armerías fueron asaltadas para proveerse de pistolas y fusiles. La violencia se dirigió contra las iglesias y las propiedades eclesiásticas, especialmente los conventos, los colegios y los patronatos de las órdenes religiosas. En el espacio de pocas horas ardieron muchos edificios religiosos. En algunos casos los frailes y las monjas y los bienes fueron respetados, pero en la mayoría los incendiarios se lanzaron al saqueo y al pillaje y se quemaron muebles y enseres. El cura párroco de El Poblenou murió asfixiado en el sótano de su iglesia donde se había refugiado. También se profanaron los cementerios de algunos conventos. El punto culminante de la violencia anticlerical se produjo durante la «noche trágica» del martes al miércoles en la que ardieron veintitrés edificios en el centro de la ciudad y ocho conventos en la periferia, y muchos religiosos sufrieron insultos y escarnios, como una monja anciana que fue obligada a desnudarse para cerciorarse de que no ocultaba nada entre los hábitos.12 En los incendios y en los disturbios tuvieron una participación muy destacada obreros y jóvenes militantes y dirigentes de segunda fila del Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux (que en esos momentos estaba exiliado), una de cuyas señas de identidad era el violento anticlericalismo.13
Francisco Ferrer Guardia, acusado falsamente de instigador de las revueltas, sería ejecutado en octubre de 1909
La inicial protesta antibelicista se había transformado en protesta anticlerical con el incendio de iglesias, conventos y escuelas religiosas. La explosión de violencia anticlerical fue la culminación, según Javier Moreno Luzón, "de años de propaganda revolucionaria, en los cuales se había expandido una cultura popular que achacaba los males del país a la influencia de la Iglesia, tenida por hipócrita y siniestra. […] [Para los alborotadores] las órdenes religiosas no sólo servían a los poderosos, atesoraban grandes riquezas y hacían una competencia económica desleal a los trabajadores en sus talleres, sino que también infligían toda clase de torturas a sus miembros. De ahí su interés morboso por escrutar cadáveres y celdas de monjas. Trataban asimismo de acabar con la red de centros confesionales dedicados a la enseñanza y a la caridad, símbolos de un orden social odioso y destruidos con frecuencia por sus antiguos pupilos y beneficiados".14
La llegada de noticias de Marruecos sobre el Desastre del Barranco del Lobo, donde perecieron de 200 a 300 reservistas, en su mayor parte del contingente que salió de Barcelona el día 18 de julio, avivó la insurrección.
Miércoles, 28 de julio[editar]
Barcelona amanece con numerosas columnas de humo procedentes de los edificios religiosos asaltados e incendiados. A lo largo del día continúa la violencia anticlerical y los tiroteos entre los insurgentes y las fuerzas de orden público. Los incidentes más graves se producen en el barrio de San Andrés de Palomar donde los rebeldes armados con fusiles capturados a los guardias de las casetas de consumos y a miembros del Somatén levantan barricadas e incendian la iglesia parroquial. No obstante este día llegan los primeros refuerzos militares, provenientes de Zaragoza y de Valencia, a los que se les hizo creer que iban a reprimir un movimiento “separatista”.15
Del Jueves, 29 de julio, al Domingo, 1 de agosto[editar]
Empezando por la zona de las Ramblas y el puerto, unos 10.000 soldados fueron ocupando la ciudad de Barcelona, mientras la moral de los insurgentes iba cayendo a medida que eran conscientes de que la rebelión no estaba siendo secundada en el resto de España. Entre el viernes y el sábado la ciudad fue recuperando poco a poco la normalidad excepto en los barrios de San Andrés y de Horta, donde continuaron los tiroteos y donde se produjeron los últimos incendios y saqueos de conventos y de colegios religiosos. El domingo volvieron a publicarse los periódicos. El lunes 2 de agosto los obreros barceloneses, a los que la patronal les prometió que cobrarían el salario de la semana como si nada hubiera ocurrido, volvieron al trabajo. En otras localidades catalanas la completa normalidad no se recuperó hasta el jueves 5 de agosto.16
La represión[editar]
Véase también: Gobierno largo de Antonio Maura
Manifestación durante la Semana Trágica, en la pancarta se puede leer: «Libertad, justicia» en alusión a los numerosos prisioneros
El balance de los disturbios de la ciudad de Barcelona supone un total de 78 muertos (75 civiles y 3 militares); medio millar de heridos y 112 edificios incendiados (de estos, 80 eran edificios religiosos). El gobierno Maura, por medio de su ministro de la Gobernación Juan de la Cierva y Peñafiel, inicia de inmediato, el 31 de julio, una represión durísima y arbitraria. Se detiene a varios millares de personas, de las que 2000 fueron procesadas, resultando 175 penas de destierro, 59 cadenas perpetuas y 5 condenas a muerte. Además se clausuraron los sindicatos y se ordenó el cierre de las escuelas laicas.
Los cinco reos de muerte fueron Josep Miquel Baró, un nacionalista republicano ejecutado el 17 de agosto de 1909 en elcastillo de Montjuic, como los otros cuatro; Antonio Malet Pujol, un republicano lerrouxista, ejecutado el 13 de septiembre; Clemente García, el joven discapacitado mental que había bailado con el cadáver de una monja por las calles de Barcelona, ejecutado el 4 de octubre; Eugenio del Hoyo, un ex guardia civil y guardia de seguridad; y el más conocido de todos ellosFrancisco Ferrer Guardia, pedagogo anarquista cofundador de la Escuela Moderna.17
El «caso Ferrer»[editar]
Ferrer Guardia detenido es conducido por la Guardia Civil a Montjuic
Imagen del juicio a Ferrer Guardia el 9 de octubre de 1909
En principio los sucesos de lo que sería conocida como la «Semana Trágica» y la dura represión posterior no tuvieron consecuencias políticas. Sin embargo la percepción del rey comenzó a cambiar en septiembre sobre todo como consecuencia de la campaña internacional de protesta por la condena a muerte en un consejo de guerra de Francisco Ferrer Guardia, acusado de ser el máximo responsable de los sucesos de la Semana Trágica, y que finalmente sería ejecutado el 13 de octubre, a pesar de las peticiones de conmutación de la pena, una posibilidad que el presidente del gobierno, el conservador Antonio Maura, ni siquiera se planteó. La propia hija de Ferrer le envió una carta al rey Alfonso XIII pidiendo clemencia para su padre:18
Rey muy cristiano que para un pueblo caballeroso simboliza la generosidad y la omnipotencia, no rechazad la humilde y ardiente súplica de la hija de Ferrer. Oh Rey que, como Dios mismo, podéis disponer de la vida o de la muerte, disipad por un arranque de vuestro noble corazón la amargura de mi alma y escuchad la humilde y ardiente súplica.
Según Javier Tusell y Genoveva García Queipo de Llano la pruebas presentadas contra Ferrer "eran escasas y deficientes, en especial para considerarlo jefe de los anarquistas españoles".19
Protesta en París por la ejecución de Francisco Ferrer Guardia (17 de octubre de 1909).
Según estos mismos historiadores, "durante meses la prensa mundial tuvo un motivo permanente de atención en las cosas de España, casi siempre para transmitir de ella una imagen de un país atrasado y bárbaro dominado por la Inquisición religiosa y por una Monarquía retrógrada. En París hubo banderas españolas con crespones negros o quemas de símbolos nacionales. En Suiza los manifestantes gritaban contra España y los curas. En Roma los protestatarios llegaron a entrevistarse con el presidente del Gobierno. También en Lisboa se produjeron actos parecidos y en Buenas Aires se lanzaron bombas contra el consulado español. Hubo mítines en Salónica, y en Génova los trabajadores de los muelles se negaron a descargar buques españoles. EnPetrópolis, una ciudad de Brasil, se quemó una efigie del rey. En Gran Bretaña, las protestas por el asesinato de Ferrer fueron frecuentes… En todo el viejo continente los diplomáticos españoles no cesaron de enviar en sus comunicaciones juicios como los de que la protesta había alcanzado inconcebibles e inexplicables proporciones".20
La caída de Maura[editar]
El rey Alfonso XIII.
Artículo principal: Gobierno largo de Antonio Maura
La protesta internacional por el «caso Ferrer», que apenas había tenido seguimiento en España,21 fue aprovechada por elPartido Liberal para promover un campaña con los republicanos en contra del gobierno al grito de Maura, no. EL 20 de septiembre se incorporaba a este «Bloque de Izquierdas» antimaurista el PSOE.22
El 18 de octubre de 1909, sólo cinco días después de la ejecución de Ferrer, tuvo lugar un debate en el Congreso de Diputados en el que se produjo un duro enfrentamiento entre Maura y Moret. Este pidió la dimisión del gobierno y apeló al rey al afirmar que «alguien» debía hacer entender a los conservadores que debían irse. El día 20 fue el ministro de la Gobernación Juan de la Cierva y Peñafiel el que atacó a Moret de forma muy violenta, llegando a decirle que su política, cuando estuvo al frente del gobierno, había conducido al atentado contra el rey del día de su boda, afirmación que se negó a retirar. El escándalo en las Cortes se hizo todavía mayor cuando Maura respaldó a Cierva dándole la mano. Al día siguiente el diario liberal El Imparcialdeclaró que la situación era «gravísima» porque los liberales habían sido acusados de «contactos siniestros con los anarquistas». El Diario Universal, propiedad del liberal conde de Romanones, afirmó que el gobierno no podía durar «ni un día más». El 22 de octubre Maura acudió a Palacio para plantear la continuidad de su gobierno al rey, pero cuando Maura le presentó la dimisión de forma protocolaria el rey la aceptó. Gabriel Maura Gamazo contó muchos años después la conmoción que provocó en su padre su destitución como presidente del gobierno. El rey nombró en su lugar a Moret. Por su parte el nuncio interpretó el cambio de gobierno como un «primer triunfo» de la «francmasonería internacional» contra España, la Monarquía y, sobre todo, la Iglesia.23
En unas declaraciones al diario francés Le Journal el rey Alfonso XIII lamentó la «interpretación tan falsa» que se había dado de los sucesos de Barcelona y se mostró especialmente dolido con la imagen que se había proyectado de España. «De dar oídos a ciertos franceses, parecería que éramos un país de salvajes», afirmó. Sobre el caso Ferrer dijo: «Yo soy un monarca constitucional, tan constitucional que ni siquiera tengo la iniciativa del indulto». Y añadió a continuación: «¿No habéis tenido vosotros en vuestra casa una cuestión Dreyfus? ¿Nos hemos mezclado nosotros con ella?».24
Bibliografía[editar]
Culla i Clarà, Joan B. (1999). «La semana trágica y la caída de Maura». En Miguel Ángel Bastenier y Vicente Verdú. Protagonistas del siglo XX. Madrid: Diario El País. pp. 70–71; 73.
García Rodríguez, José Carlos (2010). ¿Arde Barcelona? La Semana Trágica, la Prensa y la caída de Maura. Astorga (León): Editorial Akrón.
Juliá, Santos (1999). Un siglo de España. Política y sociedad. Madrid: Marcial Pons. ISBN 84-9537903-1.
Martín Corrales, Eloy (ed.) (2011). Semana Trágica. Entre las barricadas de Barcelona y el Barranco del Lobo. Barcelona: Edicions Bellaterra. ISBN 978-84-7290-528-3.
Moliner Prada, Antonio (ed.) (2009). La Semana Trágica de Cataluña. Alella (Barcelona): Nabla ediciones. ISBN 978-84-92461-34-9.
Moreno Luzón, Javier (2009). «Alfonso XIII, 1902-1931». Restauración y Dictadura. Vol. 7 Historia de España dirigida por Josep Fontana y Ramón Villares. Barcelona: Crítica/Marcial Pons. ISBN 978-84-4423-921-8 |isbn= incorrecto (ayuda).
Tusell, Javier; García Queipo de Llano, Genoveva (2002) [2001]. Alfonso XIII. El rey polémico (2ª edición). Madrid: Taurus. ISBN 84-306-0449-9.
Ullman, Joan Connelly (1972). La Semana Trágica: estudio sobre las causas socioeconòmicas del anticlericalismo en España, 1898-1912. Esplugues de Llobregat (Barcelona): Ariel.
Filmografía[editar]
La ciutat cremada, (Antoni Ribas, 1976)
Enlaces externos[editar]
Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Semana Trágica.
Arde Barcelona: La Semana Trágica, ensayo de una revolución, documental de José Manuel Delgado, en Documentos RNE.
Las crónicas de la revuelta: Cuatro días sin La Vanguardia (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial y la última versión).
Tuesday, 30 August 2011
Wednesday, 13 July 2011
La guerra civil de los escritores del mundo
La guerra civil de los escritores del mundo - Jorge Fondebrider
Fue tal vez el más pasional de los conflictos del siglo pasado. Casi toda la intelectualidad de Occidente tomó partido en la Guerra Civil española y se produjeron innumerables obras literarias y plásticas referidas a esa contienda. Hace 70 años, España cambió la lírica de grandes poetas como Neruda, Vallejo y Tuñón. Y convocó a Orwell, a Hemingway, a Dos Passos, a Malraux. Los ecos de aquel combate abrieron trincheras en la cultura argentina. Por ejemplo, separaron violentamente las aguas en la revista Sur. También, son un tema inagotable para historiadores
Miliciana
Hay un frecuente error de naturaleza eminentemente romántica que suele identificar a la izquierda política con el progresismo y a la derecha con el orden conservador. Bastaría con enumerar los gustos estéticos de Lenin y, sobre todo, de Stalin, confrontándolos con los de Rockefeller, para refutar ese equívoco. Ligada a ésta, hay otra falacia que consiste en ubicar las expresiones de la vanguardia artística en el bando progresista, creyendo que quienes no se identifican con la novedad, son meros conservadores, si no abiertamente retrógrados. Nuevamente, valdría la pena verificar cuál fue el credo político de T. S. Eliot y Ezra Pound o, en la vereda de enfrente, de los stalinistas Louis Aragon y Pablo Neruda, todos grandes vanguardistas, para comprobar el error. Dicho todo esto, podrá comprenderse que, leídos desde el presente, los años de la década de 1930 fueron en todo el mundo muy complejos y merecerían un análisis menos trivial y maniqueo que el que, llegada la hora de las efemérides, les corresponde.
Eric Hobsbawm, deteniéndose en los años previos al estallido de la Guerra Civil española, afirma en su famosa Historia del siglo XX que llama la atención que la mayoría de los intelectuales occidentales, de izquierda o derecha, se sintieran movilizados por lo que ocurría en España, un país periférico, ausente de todos los grandes cambios que, desde el siglo XIX, habían tenido lugar en Europa. Y agrega: "No es casual que la política interna de ese país peculiar y aislado se convirtiera en el símbolo de una lucha global en los años treinta. Encarnaba las cuestiones políticas fundamentales de la época: por un lado, la democracia y la revolución social, siendo España el único país de Europa donde ésta parecía a punto de estallar; por otro, la alianza de una contrarrevolución o reacción inspirada por una Iglesia Católica que rechazaba todo cuanto había ocurrido en el mundo desde Martín Lutero. Curiosamente, ni los partidos del comunismo moscovita ni los de inspiración fascista tenían una presencia importante en España antes de la guerra civil, ya que allí se daba una situación anómala, con predominio de los anarquistas de ultraizquierda y de los carlistas de ultraderecha".
Se supone que 10.000 franceses, 5.000 alemanes y austríacos, 5.000 polacos y ucranianos, 3.500 italianos, 2.800 estadounidenses, 1.500 yugoslavos, 1.500 checos, 1.000 húngaros, 1.000 escandinavos y mucha gente de otros países fue a pelear a España. También unos 2.000 británicos (entre los que se incluyen, claro, los irlandeses). Así, las presencias en las Brigadas Internacionales del francés André Malraux, de los alemanes Gustav Regler y Ludwing Renn, del húngaro Mata Zalka, del cubano Alejo Carpentier, como la simpatía de Ernest Hemingway o John Dos Passos —presentes en Madrid durante la guerra— y el apoyo de personalidades de la talla de Charles Chaplin, Clark Gable, Marlene Dietrich, Bette Davis, Paul Robeson y Charles Laughton, entre muchísimos otros, demuestran las repercusiones de una guerra que, según unos versos del inglés W. H. Auden, ocurría "En ese árido cuadrado, en ese fragmento desgajado de la cálida/ Africa, tan toscamente unido a la ingeniosa Europa". Allá, en opinión de Auden —acaso el más notable exponente de la generación de poetas británicos de 1930—, "nuestros pensamientos tienen cuerpos".
El de Auden no fue un caso aislado dentro de su generación. En el prólogo de Poesía inglesa de la guerra española, una antología preparada por William Shand y Alberto Girri, publicada por El Ateneo en 1947, Guillermo de Torre escribió: "Los intelectuales ingleses se solidarizaron con España en todo sentido. Algunos dieron sus vidas como Ralph Fox, Julian Bell, Charles Donnelly, John Cornford; este último murió luchando en la Brigada Internacional al día siguiente de cumplir sus veintiún años. Pero no sólo los más jóvenes y nuevos, sino los que eran ya notorios en aquellas fechas, como Auden, (Stephen) Spender, (Cecil) Day Lewis, Herbert Read, (J.) Bronowsky y otros dejaron oír sus voces solidarias en poemas que rebasan el interés circunstancial y adquieren valor permanente". Así lo testimonian las varias antologías anteriores a la suya, que enumera Valentine Cunningham en las palabras preliminares a su Spanish Civil War Verse (Penguin Books, 1980): And Spain Sings: Fifty Loyalist Ballads, adapted by American Poets (1937), de M. J. Bernardete y Rolfe Humphries, que incluye versiones de Katherine Anne Porter y a Miguel Hernández traducido por William Carlos Williams; Poems for Spain (1939), de Stephen Spender y John Lehmann (1939); The Heart of Spain: Anthology of Fiction, Non Fiction and Poetry (1952), de Alvah Bessie; Poetry of the Thirties (1964), de Robin Skelton.
Respecto de las otras, la antología de Cunningham tiene varios puntos de interés. El primero, incluye muchos más nombres. Así, a los ya citados, suma a poetas distinguidos como George Orwell, Kathleen Raine, George Barker, Sylvia Townsend Warner, Laurie Lee, Ruthven Todd, Nancy Cunard y Roy Fuller. Los irlandeses Charles Donnelly —voluntario muerto en 1937 en la batalla del Jarama— y Louis MacNeice —quien a fines de diciembre de 1938, tal como señala su biógrafo Jon Stalworthty, recorrió en representación de los escritores ingleses una Barcelona incendiada en compañía de Antonio Machado— también ocupan un lugar destacado. Junto con el escocés Hugh MacDiarmid. Sorprende por la virulencia de sus opiniones el extraordinario poeta sudafricano Roy Campbell, claro simpatizante de Franco.
Además de los muy conocidos Antonio Machado, Rafael Alberti, Miguel Hernández y Manuel Altolaguirre, Valentine Cunningham incluye entre otros a Francis Fuentes, Antonio García Luque y Félix Paredes. La lista, con todo, podría ampliarse significativamente si se recurre al Romancero de la Guerra Civil española (Visor, 1984), de Gonzalo Santonja, quien añade a Vicente Aleixandre y José Bergamín entre los más notables. También si se considera a los poetas que debieron o eligieron refugiarse en el extranjero, como Juan Ramón Jiménez, Pedro Salinas, Luis Cernuda, León Felipe, Jorge Guillén. Hubo, sin duda más poetas españoles que tomaron la Guerra Civil como motivo de sus textos. Párrafo aparte merece Manuel Machado, hermano de Antonio, quien escribió en 1939, para festejar la entrada de Franco en Madrid, un panegírico en verso, titulado "Al sable del Caudillo". Menos virulentos, pero igualmente adictos al régimen, fueron José María Pemán y Dionisio Ridruejo, entre muchos otros reconocidos franquistas.
Morir en Madrid
En 1934, Pablo Neruda llegó a Madrid, transferido del consulado chileno de Buenos Aires. Aquí había conocido a Federico García Lorca y ambos se habían hecho amigos. Su vida madrileña le trajo muchas relaciones: Alberti, Hernández, Bergamín, Aleixandre, Gómez de la Serna, Salinas, Guillén y Altolaguirre, poeta e imprentero con quien Neruda hizo los cinco primeros números de la revista Caballo Verde. El sexto, según cuenta en sus memorias, quedó sin compaginar porque debía salir el aciago 18 de julio de 1936. "Un chileno simpático y aventurero —anota Neruda—, llamado Bobby Deglané, era empresario de catch-as-can en el gran circo Prince de Madrid. Le manifesté mis reservas sobre la seriedad de ese ''deporte'', y él me convenció de que fuera al circo, junto con García Lorca, a verificar la autenticidad del espectáculo. Convencí a Federico y quedamos en encontrarnos allí a una hora convenida. Pasaríamos el rato viendo las truculencias del Troglodita Enmascarado, del Estrangulador Abisino y del Orangután Siniestro. Federico faltó a la cita. Ya iba camino de su muerte. Ya nunca más nos vimos. Su cita era con otros estranguladores. Y de ese modo la guerra de España, que cambió mi poesía, comenzó para mí con la desaparición de un poeta".
La versión de Raúl González Tuñón (que con Neruda es el otro latinoamericano incluido en la antología de Cunningham, traducido por el gran etnomusicólogo inglés A. L. Lloyd, miembro del PC británico y también presente en España) es diferente. Cuenta que la última vez que vio a Lorca fue en Barcelona: "Ese mediodía fuimos a almorzar al restaurante Los Caracoles. No íbamos a volver a verlo. ¡Federico García Lorca! Se ha sabido después que a comienzos de julio de 1936, cuando Madrid se agitaba y había sido muerto un guardia de asalto republicano, Federico le dijo a Neruda, todavía cónsul en Madrid, cargo que ocupó hasta el levantamiento de Franco, pues fue relevado del mismo por adherir públicamente a la causa del pueblo español: ''Me voy a Granada en busca de tranquilidad, para escribir en paz una obra que he comenzado''. Y fue otra la paz que allá le esperaba.".
Al chileno y al argentino, la guerra les dejaría sendos libros. Neruda escribió España en el corazón, publicado por primera vez por Manuel Altolaguirre, quien había instalado una imprenta en el frente del Este, cerca de Gerona, con la ayuda de los soldados republicanos. "Mi libro era el orgullo de esos hombres que habían trabajado mi poesía en un desafío a la muerte —escribe Neruda, con su habitual falta de modestia—. Supe que muchos habían preferido acarrear sacos con los ejemplares impresos antes que sus propios alimentos y ropas. Con los sacos al hombro emprendieron la larga marcha hacia Francia. La inmensa columna que caminaba rumbo al destierro fue bombardeada cientos de veces. Cayeron muchos soldados y se desparramaron los libros en la carretera. Otros continuaron la inacabable huida. Más allá de la frontera trataron brutalmente a los españoles que llegaban al exilio. En una hoguera fueron inmolados los últimos ejemplares de aquel libro ardiente que nació y murió en plena batalla".
Tuñón, en cambio, publicará La rosa blindada en Buenos Aires, gracias a la Federación Gráfica Bonaerense, en 1936. En el prólogo a la segunda edición, de 1962, él mismo se ocupa de explicar cómo fue que lo escribió: "Pasamos en Madrid casi todo el año 1935. Allí, un día, nos presentaron a Dolores Ibárruri, dirigente de Pro Infancia, entidad encargada de organizar la ayuda a los huérfanos de los mineros masacrados por las tropas moras y el Tercio Extranjero, por los ''galápagos de pellejo duro que no se ruborizan''. Ella nos puso al tanto de algunos hechos que habíamos conocido a través de cables escuetos y detalles de otros que ignorábamos, relacionados con el heroísmo y el martirio de los mineros asturianos". Entre los poemas que surgieron de esas informaciones estaba "La Libertaria", escrito a la memoria de Aída Lafuente. Años más tarde, Tuñón le contaría a Horacio Salas: "En plena guerra civil, a un centenar de escritores y periodistas de muchas partes del mundo nos invitaron al acto que iba a realizarse en un teatro, sobre la base de un muy variado espectáculo. Al final, un coro cantó mi poema ''La Libertaria'', y como te imaginarás, me causó una impresión enorme. En seguida marché hacia el escenario, porque no habían dado el nombre del autor de la letra y pensaba decirles que era yo. Estaba orgulloso, claro. Pero algo me iluminó, pues me limité a preguntar: ¿De quién es la letra de ''La Libertaria''?. Me contestaron: ''No lo conocemos, es un autor anónimo''. ¡Autor anónimo! ¡Qué te parece! Me encantó que lo pensaran y yo casi la embarro: ¡autor anónimo a los 32 años!".
Aparta ese cáliz
Otros poetas latinoamericanos escribieron sobre la Guerra Civil. Varios de ellos publicaron sus textos en 1937, el año en que fue bombardeado el pueblo de Guernica. Octavio Paz, por ejemplo, publicó en México su "Elegía", luego incluida en Libertad bajo palabra, de 1945. El cubano Nicolás Guillén publicó ese mismo año su Poema en cuatro angustias y una esperanza.
Más importante, sin duda, fue la obra que la guerra le inspiró al peruano César Vallejo. Había llegado a París en 1923, donde vivió y murió en la más extrema pobreza. Desde allí colaboraba para el diario El Comercio y para las revistas Variedades y Mundial. En 1926, con Juan Larrea, editó la revista Favorables. En 1930 fue expulsado de Francia por su militancia política. Emigrado a España, al cabo de dos años volvió a París. Pero llegó la guerra y en 1936 regresó a España, donde un año más tarde los soldados del ejército republicano del Este publicaron los quince poemas que componen España, aparta de mí ese cáliz. A la caída de Barcelona, el libro fue destruido y sólo se haría conocido en la edición mexicana de 1940.
Se trata, probablemente, de algunos de los mejores textos escritos en castellano sobre la Guerra Civil española. En esos textos el autor de Trilce (1922), logró poner muchos de sus extraordinarios descubrimientos prosódicos al servicio de algunas de sus mayores obsesiones: el amor fraterno, la libertad, la reivindicación de la justicia y los derechos humanos, la conciencia del dolor ajeno, temas que, con extrema ligereza, la posmodernidad suele caracterizar como ingenuos.
Thursday, 30 June 2011
Spanish Civil War 'drew 4,000 Britons' to fight fascism
Hundreds more Britons went to fight fascism in the Spanish Civil War in the 1930s than had previously been thought, newly released files show.
MI5 recorded the names of about 4,000 people from Britain and Ireland suspected of travelling to join the war, National Archives files show.
The previous estimate stood at about 2,500. Many volunteers were communists and of interest to MI5.
One name on the list is Eric Blair, better known as author George Orwell.
His experiences in the Spanish Civil War were documented in his book Homage to Catalonia.
The details of those who had joined the fight against General Franco's forces between 1936 and 1939 continued to be updated by security service MI5 up until the mid-1950s.
The record for Orwell covers the period in which he published the bestselling novels Animal Farm and Nineteen Eighty-Four, until his death in January 1950.
The files, which can be downloaded free for a month, comprise more than 200 pages detailing the movements of the men and women who left British ports for the Spanish front line - as well as a "roll of honour" of some of those killed in action.
James Cronan, the National Archives' diplomatic and colonial records specialist, said it was not clear how many of those who left actually reached Spain, but he added that "we know that hundreds never returned".
"The International Brigades and associated militia brought volunteers together from all over the world in defence of democracy but few, if any, records exist of their service," he said. "That's why uncovering a document like this is so exciting."
This year marks the 75th anniversary of the start of the war in July 1936.
Tuesday, 31 May 2011
Spain a poem by W.H. Auden
Spain
(Pamphlet; 1937)
Yesterday all the past. The language of size
Spreading to China along the trade-routes; the diffusion
Of the counting-frame and the cromlech;
Of the counting-frame and the cromlech;
Yesterday the shadow-reckoning in the sunny climates.
Yesterday the assessment of insurance by cards,
The divination of water; yesterday the invention
Of cartwheels and clocks, the taming of
Of cartwheels and clocks, the taming of
Horses. Yesterday the bustling world of the navigators.
Yesterday the abolition of fairies and giants,
The fortress like a motionless eagle eyeing the valley,
The chapel built in the forest;
The chapel built in the forest;
Yesterday the carving of angels and alarming gargoyles;
The trial of heretics among the columns of stone;
Yesterday the theological feuds in the taverns
And the miraculous cure at the fountain;
And the miraculous cure at the fountain;
Yesterday the Sabbath of witches; but to-day the struggle.
Yesterday the installation of dynamos and turbines,
The construction of railways in the colonial desert;
Yesterday the classic lecture
Yesterday the classic lecture
On the origin of Mankind. But to-day the struggle.
Yesterday the belief in the absolute value of Greek,
The fall of the curtain upon the death of a hero;
Yesterday the prayer to the sunset
Yesterday the prayer to the sunset
And the adoration of madmen. But to-day the struggle.
As the poet whispers, startled among the pines,
Or where the loose waterfall sings compact, or upright
On the crag by the leaning tower:
On the crag by the leaning tower:
“O my vision. O send me the luck of the sailor.”
And the investigator peers through his instruments
At the inhuman provinces, the virile bacillus
Or enormous Jupiter finished:
Or enormous Jupiter finished:
“But the lives of my friends. I inquire. I inquire.”
And the poor in their fireless lodgings, dropping the sheets
Of the evening paper: “Our day is our loss, O show us
History the operator, the
History the operator, the
Organiser. Time the refreshing river.”
And the nations combine each cry, invoking the life
That shapes the individual belly and orders
The private nocturnal terror:
The private nocturnal terror:
“Did you not found the city state of the sponge,
“Raise the vast military empires of the shark
And the tiger, establish the robin's plucky canton?
Intervene. O descend as a dove or
Intervene. O descend as a dove or
A furious papa or a mild engineer, but descend.”
And the life, if it answers at all, replies from the heart
And the eyes and the lungs, from the shops and squares of the city
“O no, I am not the mover;
“O no, I am not the mover;
Not to-day; not to you. To you, I’m the
“Yes-man, the bar-companion, the easily-duped;
I am whatever you do. I am your vow to be
Good, your humorous story.
Good, your humorous story.
I am your business voice. I am your marriage.
“What’s your proposal? To build the just city? I will.
I agree. Or is it the suicide pact, the romantic
Death? Very well, I accept, for
Death? Very well, I accept, for
I am your choice, your decision. Yes, I am Spain.”
Many have heard it on remote peninsulas,
On sleepy plains, in the aberrant fishermen’s islands
Or the corrupt heart of the city,
Or the corrupt heart of the city,
Have heard and migrated like gulls or the seeds of a flower.
They clung like burrs to the long expresses that lurch
Through the unjust lands, through the night, through the alpine tunnel;
They floated over the oceans;
They floated over the oceans;
They walked the passes. All presented their lives.
On that arid square, that fragment nipped off from hot
Africa, soldered so crudely to inventive Europe;
On that tableland scored by rivers,
On that tableland scored by rivers,
Our thoughts have bodies; the menacing shapes of our fever
Are precise and alive. For the fears which made us respond
To the medicine ad, and the brochure of winter cruises
Have become invading battalions;
Have become invading battalions;
And our faces, the institute-face, the chain-store, the ruin
Are projecting their greed as the firing squad and the bomb.
Madrid is the heart. Our moments of tenderness blossom
As the ambulance and the sandbag;
As the ambulance and the sandbag;
Our hours of friendship into a people's army.
To-morrow, perhaps the future. The research on fatigue
And the movements of packers; the gradual exploring of all the
Octaves of radiation;
Octaves of radiation;
To-morrow the enlarging of consciousness by diet and breathing.
To-morrow the rediscovery of romantic love,
The photographing of ravens; all the fun under
Liberty's masterful shadow;
Liberty's masterful shadow;
To-morrow the hour of the pageant-master and the musician,
The beautiful roar of the chorus under the dome;
To-morrow the exchanging of tips on the breeding of terriers,
The eager election of chairmen
The eager election of chairmen
By the sudden forest of hands. But to-day the struggle.
To-morrow for the young the poets exploding like bombs,
The walks by the lake, the weeks of perfect communion;
To-morrow the bicycle races
To-morrow the bicycle races
Through the suburbs on summer evenings. But to-day the struggle.
To-day the deliberate increase in the chances of death,
The conscious acceptance of guilt in the necessary murder;
To-day the expending of powers
To-day the expending of powers
On the flat ephemeral pamphlet and the boring meeting.
To-day the makeshift consolations: the shared cigarette,
The cards in the candlelit barn, and the scraping concert,
The masculine jokes; to-day the
The masculine jokes; to-day the
Fumbled and unsatisfactory embrace before hurting.
The stars are dead. The animals will not look.
We are left alone with our day, and the time is short, and
History to the defeated
May say Alas but cannot help nor pardon.
“Spain 1937”
(Published in Another Time; 1940)
Yesterday all the past. The language of size
Spreading to China along the trade-routes; the diffusion
Of the counting-frame and the cromlech;
Yesterday the shadow-reckoning in the sunny climates.
Yesterday the assessment of insurance by cards,
The divination of water; yesterday the invention
Of cartwheels and clocks, the taming of
Horses; yesterday the bustling world of the navigators.
Yesterday the abolition of fairies and giants;
The fortress like a motionless eagle eyeing the valley,
The chapel built in the forest;
Yesterday the carving of angels and of frightening gargoyles.
The trial of heretics among the columns of stone;
Yesterday the theological feuds in the taverns
And the miraculous cure at the fountain;
Yesterday the Sabbath of Witches. But to-day the struggle.
Yesterday the installation of dynamos and turbines;
The construction of railways in the colonial desert;
Yesterday the classic lecture
On the origin of Mankind. But to-day the struggle.
Yesterday the belief in the absolute value of Greek;
The fall of the curtain upon the death of a hero;
Yesterday the prayer to the sunset,
And the adoration of madmen. But to-day the struggle.
As the poet whispers, startled among the pines
Or, where the loose waterfall sings, compact, or upright
On the crag by the leaning tower:
“O my vision. O send me the luck of the sailor.”
And the investigator peers through his instruments
At the inhuman provinces, the virile bacillus
Or enormous Jupiter finished:
“But the lives of my friends. I inquire, I inquire.”
And the poor in their fireless lodgings dropping the sheets
Of the evening paper: “Our day is our loss. O show us
History the operator, the
Organiser. Time the refreshing river.”
And the nations combine each cry, invoking the life
That shapes the individual belly and orders
The private nocturnal terror:
“Did you not found the city state of the sponge,
“Raise the vast military empires of the shark
And the tiger, establish the robin’s plucky canton?
Intervene. O descend as a dove or
A furious papa or a mild engineer: but descend.”
And the life, if it answers at all, replies from the heart
And the eyes and the lungs, from the shops and squares of the city:
“O no, I am not the Mover;
Not to-day; not to you. To you, I’m the
“Yes-man, the bar-companion, the easily-duped:
I am whatever you do; I am your vow to be
Good, your humorous story;
I am your business voice; I am your marriage.
“What’s your proposal? To build the Just City? I will.
I agree. Or is it the suicide pact, the romantic
Death? Very well, I accept, for
I am your choice, your decision: yes, I am Spain.”
Many have heard it on remote peninsulas,
On sleepy plains, in the aberrant fishermen’s islands,
In the corrupt heart of the city;
Have heard and migrated like gulls or the seeds of a flower.
They clung like burrs to the long expresses that lurch
Through the unjust lands, through the night, through the alpine tunnel;
They floated over the oceans;
They walked the passes: they came to present their lives.
On that arid square, that fragment nipped off from hot
Africa, soldered so crudely to inventive Europe,
On that tableland scored by rivers,
Our fever’s menacing shapes are precise and alive.
To-morrow, perhaps the future: the research on fatigue
And the movements of packers; the gradual exploring of all the
Octaves of radiation;
To-morrow the enlarging of consciousness by diet and breathing.
To-morrow the rediscovery of romantic love;
The photographing of ravens; all the fun under
Liberty’s masterful shadow;
To-morrow the hour of the pageant-master and the musician.
To-morrow for the young the poets exploding like bombs,
The walks by the lake, the weeks of perfect communion;
To-morrow the bicycle races
Through the suburbs on summer evenings: but to-day the struggle.
To-day the inevitable increase in the chances of death;
The conscious acceptance of guilt in the fact of murder;
To-day the expending of powers
On the flat ephemeral pamphlet and the boring meeting.
To-day the makeshift consolations; the shared cigarette;
The cards in the candlelit barn and the scraping concert,
The masculine jokes; to-day the
Fumbled and unsatisfactory embrace before hurting.
The stars are dead; the animals will not look:
We are left alone with our day, and the time is short, and
History to the defeated
May say Alas but cannot help or pardon.
Auden's Spain was part of the general debate -- raised again recently -- over the West's moral responsibility and military role in countries suffering under a despot. His poem was clearly on the side of doing more than talk, a plea to his contemporaries that "Our moments of tenderness blossom / As the ambulance and the sandbag; / Our hours of friendship into a people's army":
"What's your proposal? To build the just city? I will.
I agree. Or is it the suicide pact, the romantic
Death? Very well, I accept, for
I am your choice, your decision. Yes, I am Spain."
As Auden saw it, there would be plenty of time for guilt and politics later, "But today the struggle":
Today the deliberate increase in the chances of death,
The conscious acceptance of guilt in the necessary murder;
To day the expending of powers
On the flat ephemeral pamphlet and the boring meeting.
To day the makeshift consolations: the shared cigarette,
The cards in the candle-lit barn, and the scraping concert,
The masculine jokes; to-day the
Fumbled and unsatisfactory embrace before hurting.
The stars are dead. The animals will not look.
We are left alone with our day, and the time is short, and
History to the defeated
May say alas but cannot help or pardon.
Orwell praised Auden's Spain as "one of the few decent things that have been written about the Spanish war," but he objected strongly to the idea that those who intervened on the Republican side should have any "guilt in the necessary murder," saying that the line could only have been written by someone "to whom murder was at most a word." He despaired over the collapse of the Republican cause from within and without -- Orwell had to flee Spain himself when he found himself caught in the crossfire of rival socialist factions -- but he wrote Homage to Catalonia and spent a lifetime speaking out for a better socialism, in whatever genre or forum he could command.
Auden had also promoted socialism, but he now went in other directions. He would eventually revise, renounce and try to suppress Spain, feeling that its (or perhaps any) politics were juvenile, its poetry as bad. When he left England for America at the beginning of WWII, many criticized him as a deserter; looking back from his new vantage point on the day Germany invaded Poland he responded with "September 1, 1939," one of his most famous poems:
I sit in one of the dives
On Fifty-second Street
Uncertain and afraid
As the clever hopes expire
Of a low dishonest decade:
Waves of anger and fear
Circulate over the bright
And darkened lands of the earth,
Obsessing our private lives;
The unmentionable odor of death
Offends the September night....
Modern British Literary Traditions May 2011 Tania Flores
Every Poet Stands Alone:
The Displacement of the Body in W.H. Auden’s Spain/“Spain 1937”
In 1937, W.H. Auden published a poem about the Spanish Civil War in the form of the political pamphlet Spain. In 1940, he published “Spain 1937”, an altered version of the piece, in Another Time, a collection of his poetry. Spain (1937) and “Spain 1937” (1940) have alternately – and often simultaneously – occasioned the praise and contempt of literary critics for the last 70 years. As Sean C. Grass writes, these critics “still regard W.H. Auden’s ‘Spain 1937’ as the cornerstone of his political verse” (84). Controversial in large part for the disparities between the two versions of the poem, for Auden’s renunciation of the piece after its appearance in Another Time, and for the profound shift in Auden’s philosophy about poetry and politics that his revisions represent, Spain/“Spain 1937” continues to attract analysis and attention. In his 1940 essay “Inside the Whale”, George Orwell acknowledges parenthetically that “this poem is one of the few decent things that have been written about the Spanish war”, but follows this judgment with a scathing critique of one specific verse in the poem, stating that it “could only be written by a person to whom murder is at most a word” (516). Orwell’s essay, and his evaluation of Auden as a prime example of the naïve, idealistic, English liberal who volunteered to participate in the Spanish Civil War on the side of the Republicans, continues to serve as a model for critiques of Spain/“Spain 1937”. Grass’s rhetoric, for example, embodies traces of Orwell’s opinion of Auden; he writes that Auden’s disappointed expectations of Marxism in Spain “had been so easy to cultivate in his comfortable nook in England” (90). Orwell’s essay also drew wrath, particularly from the left; in the anthology Out of Apathy, E.P. Thompson wrote an essay entitled “Outside the Whale” in which he labeled “Inside the Whale” an example of the “discrete ideology of intellectual alienation and of quietism, the apologia for apathy” (153). Most recently, John Farrell has argued that although Spain was a “brilliant accomplishment” (241), Auden was unable to realize the connection between the personal and the private spheres in non-psychological terms. Farrell, whose paper is premised on the idea that psychoanalysis served as a framework for the poem, attributes this failure to the limitations of psychoanalysis. In his view, because psychoanalysis reduces the political to the personal, Auden could not formulate a collective call-to-arms coherent with the poem’s tendency toward “undermining the moral basis for war itself” (240).
The analyses of both Grass and Farrell, however, are limited by their narrow scope – neither Grass nor Farrell endeavors a serious study of the revisions Auden made to Spain or of the differences between the two versions of the poem – as well as by their focus on the biographical details of Auden’s evolution before, during and after his time in Spain. While both scholars make noteworthy contributions to the literature on Spain/“Spain 1937”, neither scholar grounds his analysis in the text of the poem: Grass focuses on Auden’s disappointment with Oxford for instilling in him the Marxist ideology “that failed utterly and miserably” (90) to meet his expectations, while Farrell turns to well-rehearsed arguments against psychoanalysis for an explanation of the complexities of the poem.
Unfortunately, Farrell’s point of departure dictates the boundaries of his understanding of these complexities, and in his examination of the public and private dimensions of Auden’s politics, he neglects the spatial dimensions of the text itself. The spheres he identifies are not simply dimensions of the politics that motivated his work; these are spheres that can be found within the poem in the form of nature and industrialization. The poem suggests that the process of industrialization disrupted nature – and by extension, the symbiotic relationship between humans and nature – and eventually caused the displacement of the body into urbanity and industrialized structures. The original function of industry was that of the production of tools for use by the body, but technological progress caused the blurring of the distinguishing line between urbanity and the body, thus creating the terms under which the two entities could be conflated and catalyzing the assimilation of the body into urban space. Industrialization served a corruptive function by decomposing the human form, divorcing the mind and body, and thus rendering urban and natural spaces alike inhospitable and alienating. The premise of Auden’s poem, then, establishes a dichotomy of inhuman spaces; the only human spaces that appear in Spain are those assigned to ‘tomorrow’, the temporal period that follows “the struggle”. By Auden’s logic, achieving this re-humanization necessitates the reintegration of the mind and body, to which war is particularly given. Political strife and the whole human it requires serve as the means of reaching ‘tomorrow’.
In revising Spain, Auden chose to excise the verses that addressed the mind/body reintegration and the reclamation of the industrialized structure as a tool rather than a substitute for the body. In addition and perhaps most importantly, Auden chose to eliminate the word ‘body’ altogether, while simultaneously retaining the verses describing the displacement of the body into urbanity and the corruption of humans by industrialization. The result is a loss of agency that undermines the possibility of political strife, which cannot be carried out without an integrated, whole human to aspire to the vision of a re-humanized environment.
In addition, a close reading of the two poems reveals a second, little discussed tool used by Auden in his revisions. The incorporation of semicolons marks and characterizes the revised poem with respect to the original. The effect of semicolons – which replace many, if not most, of the periods, commas and colons of Spain – is a radical revision of the tone of the poem. In contrast to the urgency, definitiveness and passion of Spain, the tone of “Spain 1937” is hesitant, rambling, and lacking in will. By means of excision and the inversion of the meanings of the poem’s punctuation, Auden robs his poem of its potency and of its potential for framing the Spanish Civil War constructively.
The Discourse of Auden’s Decision to Participate in the Spanish Civil War.
Given its aforementioned place in the Auden canon as “the cornerstone of his political verse” (Grass 84), the repeated use of Spain/“Spain 1937” as evidence for Auden’s shift in thought about politics and poetry is not surprising. The scholars who have engaged in these often oversimplified and reductive analyses have neglected to note that, as Grass observes, Auden’s intentions in volunteering for the Republican cause in Spain were not purely politically motivated from the outset. In two letters to a friend dated early December 1936 and quoted in Humphrey Carpenter’s work W.H. Auden: A Biography, Auden articulates his reasoning for volunteering to assist Republican efforts in the Spanish Civil War. In the first of these letters, he writes, “I so dislike everyday political activities that I won’t do them, but here is something I can do as a citizen and now as a writer, and as I have no dependents, I feel I ought to go” (Carpenter 206). Although a sense of civic duty infuses this statement, Auden also notes his interest in participating in the war as a writer. Significantly, this reason persists and predominates in his subsequent written elaborations on his decision. In the second of these letters, he writes, “I am not one of those who believe that poetry need or even should be directly political, but in a critical period such as ours, I do believe that the poet must have direct knowledge of the major political events” (207). Auden, however, was not content with “academic knowledge” of these events; he realized that “what [the poet] can write about is what he has experienced in his own person” (207). Nor did Auden’s other comments about volunteering betray glorification of combat or naïveté about war, and his tone in these letters cannot be described as optimistic, hopeful, or enthused.
Regardless of whether Auden’s sense of civic duty or his aspirations to become a better poet played a greater role in his decision to serve in the Spanish Civil War, Orwell misjudged Auden in his labelling of the poet as “the kind of person who is always somewhere else when the trigger is pulled” (516). Auden was not ignorant or flippant about the psychological challenges and ramifications of war. In the second letter, he admitted, “I shall probably be a bloody bad soldier but how can I speak to/for them without becoming one?” (207) Long before Orwell wrote and published “Inside the Whale”, Auden had been made well aware of the fact that he would be judged naïve if he chose to write about war without serving actively himself. These excerpts from Auden’s 1936 letters redirect the interpretation of his 1940 revisions; the breadth of Auden’s poetic terrain as well as his political ideology was at stake in his participation in the war.
The Industrialized/Natural Spaces and the Landscape of Tomorrow in Spain
The image of Spain that emerges from the 1937 version of Auden’s poem does not characterize the country in purely rural or urban terms, nor does it engage in an idealization of either the rural or urban spaces. The Spain of Auden’s pamphlet is a Spain described in terms of the conquest of nature by humans. The poem defines human evolution by technological progress, by “the diffusion/Of the counting-frame and the cromlech” (lines 2-3) and by “the invention/Of cartwheels and clocks” (lines 6-7). Human infrastructure dominates the landscape of the present; recounting the events of ‘yesterday’, the temporal period preceding the struggle, the speaker narrates, “Yesterday the abolition of fairies and giants,/The fortress like a motionless eagle eyeing the valley,/The chapel built in the forest” (lines 9-11) and “Yesterday the installation of dynamos and turbines,/The construction of railways in the colonial desert” (lines 17-18). The reach of these mechanical manifestations of humanity extends even to the groupings of land masses: the speaker observes the way in which Spain is “soldered so crudely to inventive Europe” (line 66). The human accomplishments of the Spain of ‘yesterday’ produced a Spain made of steel and stone and rendered permanent by soldering. Humans did not realize these accomplishments, however, without damaging their relationship to nature. The artificiality of industrialization and the social, political and economic structures it engendered effectively Othered nature. As a result, the speaker characterizes the few unindustrialized locations that appear in the poem as cold and distant. In the eighth stanza, the speaker describes the scientist, who “peers through his instruments/At the inhuman provinces…” (lines 29-30). In context, the term ‘inhuman’ is a disparaging term; as it is obvious that the provinces are not human, the adjective takes on the meaning of “brutal, unfeeling, cruel” (“Inhuman”). Similarly, the speaker later references “the unjust lands” (line 62), furthering the theme of rural areas as incompatible with and antagonistic to the false needs humans have developed in the industrialized spaces. In perhaps the most dramatic instance of this characterization, the speaker begins the last stanza of the poem with the verse, “The stars are dead. The animals will not look” (line 101). In addressing this line, Farrell writes, “We are alone in a Nature that bears no relation to us” (241). Farrell gives voice to the concept communicated to the reader in this verse, the impression that nature manifests itself distantly, heartlessly, and that humans are exclusively responsible for “the struggle”.
Concurrent with and inseparable from the distancing and antagonizing of nature is the erosion of difference between humans and the urban, industrialized structures in which they situate themselves. The conflation of the body and urbanity is immediately visible in the stanza that begins with the verses, “And the life, if it answers at all, replies from the heart/And the eyes and the lungs, from the shops and squares of the city” (lines 45-46). These lines are initially notable for the corporality of the life-force the speaker is alluding to, but upon closer examination, their most significant feature becomes apparent: in these lines, the speaker draws a metaphorical link between urban, industrialized structures – “the shops and squares of the city” – and the human body’s organs – “heart”, “eyes”, and “lungs”. Because the speaker does not pass immediate judgment on this link, however, the reader is not given instructions on how to interpret the conflation of the body and urbanity until the speaker makes reference to “the corrupt heart of the city” three stanzas later (line 59). This verse implies a confluence of the tropes of urbanity, corporality, and corruption. The industrial and natural spaces alike are devoid of humanity; in the two stanzas consisting of lines 57-60 and 61-64, the speaker places “the corrupt heart of the city” on the same inhuman level as the “remote peninsulas” (line 57) and the “unjust lands” (62).
For ‘today’, for the duration of “the struggle”, the inhospitality of the industrialized space dovetails with the inhospitality of the natural space. The speaker goes on to suggest that urban and rural spaces can only be fused and re-humanized ‘tomorrow’. The speaker hints at the harmony of the future: “To-morrow the rediscovery of romantic love,/The photographing of ravens…” (lines 81-82) and “To-morrow for the young the poets exploding like bombs,/The walks by the lake in perfect communion;/To-morrow the bicycle races/Through the suburbs on summer evenings. But to-day the struggle” (lines 89-92). These are the only verses in which nature – which here manifests itself in the form of “ravens”, “walks by the lake”, and “summer evenings” – and humans interact symbiotically. In addition, instead of placing the humanized humans of ‘tomorrow’ in the city or the province, the speaker elects to place them in a hybrid environment, the “suburbs”. Auden’s emphasis on the temporal distinctions of the world he constructs in Spain communicate to the reader that this possibility of fusion and reconciliation is only possible after ‘today’.
Re-humanizing for ‘Tomorrow’: Reclaiming Corporality in War The verse “But to-day the struggle”, which ends five of the poem’s stanzas, places the reader firmly in the moment of the Spanish Civil War, not in the ‘yesterday’ of human cultural artifacts, not in the ‘tomorrow’ of harmonious nature and communities. During the temporal period of ‘today’, the individual, trapped in the spatial dichotomy of the inhospitality and inhumanity of corrupt urbanity and alien nature, attempts to repossess the body and reclaim it from urbanity. Paradoxically, it is during war that the individual has the opportunity to reintegrate him or herself and renew his or her humanity. Corporality emerges as a central element of the struggle; the speaker observes, “Our thoughts have bodies;/the menacing shapes of our fever/Are precise and alive” (68-69). These lines are arguably the ones that determine the poem and the ramifications of Auden’s revisions in 1940. The first verse, “Our thoughts have bodies”, explains the seamless relationship between mind and body that emerges from the awakening provoked by war; the verses “the menacing shapes of our fever/Are precise and alive” fulfill a similar purpose, merging the psychological “menacing shapes” and the palpably physiological “fever” and “alive”.
That Auden saw this opportunity for renewal and the reclaiming of corporality as a property of war is confirmed by the remaining verses of the stanza that begins “Are precise and alive” as well as the stanza that follows. The complete stanzas read as follows:
Are precise and alive. For the fears which made us respond
To the medicine ad, and the brochure of winter cruises
Have become invading battalions;
And our faces, the institute-face, the chain-store, the ruin
Are projecting their greed as the firing squad and the bomb.
Madrid is the heart. Our moments of tenderness blossom
As the ambulance and the sandbag;
Our hours of friendship into a people's army.
In this section of the poem, the speaker constructs a causal relationship between the reintegration of the mind and body and the transformation of both psychological and physical evidence of the corruption of humans during war; the speaker suggests that people’s responses to false needs – “the fears which made us respond/To the medicine ad, and the brochure of winter cruises” – can be redirected constructively in war and can become “invading battalions”. The speaker reiterates the corruption of human corporality in lines 72-73, asserting, “And our faces, the institute-face, the chain-store, the ruin/Are projecting their greed as the firing squad and the bomb”. Again, in these lines the speaker emphasizes the displacement of the body – in this case, the “face” – into industrialized structures. However, as was the case in the previous lines, war poses the possibility of a redemptive reclaiming of the body.
Expurgating Spain: Auden’s Revocation of the Possibility of Re-humanization
In 1940, the same year that George Orwell published “Inside the Whale”, the essay containing a relatively harsh critique of Spain, Auden published Another Time, a collection of the poetry he wrote in the late 1930s. Grass notes that Spain was not the only political poem that Auden revised during this period; “Oxford” was also revised “in order to remove its politically charged penultimate stanza” (Grass 92-93). Spain, which Auden had written in 1937, reappeared in Another Time as “Spain 1937”. The differences between Spain and “Spain 1937” are significant, both semantically and stylistically. Two of the three stanzas Auden cut from Spain for “Spain 1937” are the ones quoted above and constituted by lines 69-72 and 73-76. Auden preserved the phrase “menacing shapes of our fever/are precise and alive” in the form of “Our fever’s menacing shapes are precise and alive”, but he completely eliminated the phrase “our thoughts have bodies”. In circumventing the reintegration of the mind and body in war as well as the potential for the redemption of humanity in the transformation of greed and corruption, Auden imposed on his poem a loss of human agency. The stanzas articulating the problem of ‘today’ and the vision of ‘tomorrow’ remain in “Spain 1937”. The body continues to be displaced into urbanity and industrialized structures, and the industrialized structures continue to corrupt humanity in divorcing the body from the mind. The vision of a human, harmonious ‘tomorrow’ persists. But Auden’s refreshingly original and provocative proposition for the solution vanishes in his refusal to (re)affirm the body and human corporality.
Although the changes Auden made to the diction of the poem were minimal, he did revise the wording of the line Orwell had taken issue with in “Inside the Whale”. In 1937, the line in question read, “To-day the deliberate increase in the chances of death” (line 94). Of this line, Orwell wrote the following:
But notice the phrase ‘necessary murder’. It could only be written by a person to whom murder is at most a word. Personally I would not speak so lightly of murder. It so happens that I have seen the bodies of numbers of murdered men – I don’t mean killed in battle, I mean murdered. Therefore I have some conception of what murder means – the terror, the hatred, the howling relatives, the post-mortems, the blood, the smells. To me, murder is something to be avoided…Mr. Auden’s amoralism is only possible if you are the kind of person who is always somewhere else when the trigger is pulled. (516)
As we have seen, Auden’s personal writings, and his letters in particular, strongly evidence the fact that Orwell greatly exaggerated the naïveté and idealism of Auden. But his spitefulness aside, Orwell raises a valid question: What did Auden mean by ‘necessary murder’? What are the ramifications of Auden’s choice to term killing in battle ‘murder’?
For the publication of “Spain 1937” in Another Time, Auden made changes to both the “necessary murder” line and the line that precedes it. The verses in Spain read, “To-day the deliberate increase in the chances of death,/The conscious acceptance of guilt in the necessary murder” (Spain, lines 93-94), while the verses in “Spain 1937” read, “To-day the inevitable increase in the chances of death;/The conscious acceptance of guilt in the fact of murder” (“Spain 1937”, lines 81-82). The changes in diction – “deliberate” to “inevitable” and “necessary murder” to “fact of murder” – exemplify the trend that persisted throughout the rest of Auden’s revisions to Spain: the attempt to remove agency, to shift the culpability and responsibility away from the actors in war and onto the nature of the war itself. Auden’s changes to these particular lines reduce the possibility that they might be construed as hawkish, but they also remove the subject, the actor, from the image of war. A “deliberate increase” is planned and thus requires a subject, while an “inevitable increase” could plausibly arise spontaneously out of the phenomenon of war. Similarly, a “necessary murder” requires action by a subject, while “the fact of murder” creates the illusion that killing is not an act carried out by an individual, but rather, that it’s simply an unfortunate event that sometimes occurs.
In his work The Poetry of W.H. Auden: The Disenchanted Island, Monroe K. Spears quotes from a letter written from Auden to Spears and dated May 11th, 1963, not only long after Orwell’s publication of “Inside the Whale” and his own publication of Another Time, but also after Auden had renounced the poem completely. Addressing Orwell’s critique of Spain, Auden said:
I was not excusing totalitarian crimes but only trying to say what, surely, every decent person thinks if he finds himself unable to adopt the absolute pacifist position. (1) To kill another human being is always murder and should never be called anything else. (2) In a war, the members of two rival groups try to murder their opponents. (3) If there is such a thing as a just war, then murder can be necessary for the sake of justice. (Spears 157) This excerpt demonstrates Auden’s unusually high degree of commitment to honesty about war; not only is his posture remarkably far from naïveté or idealism, but it is a stronger position than many of his critics were willing to argue for. After concluding that “a writer does well to keep out of politics,” Orwell stated, “Literature as we know it is an individual thing, demanding mental honesty and a minimum of censorship” (518). Orwell failed to see that the mental honesty evident in the letter from Auden quoted above pervades Spain. Meanwhile, the very syntax and diction of his statement equivocating, Farrell wrote, “But Orwell certainly has the better of the argument here, for it is hard to understand how something called ‘murder’ can ever be justified” (240). Of course, Farrell does not put forth any explanation of whether and to what extent the argument for the inherent injustice of ‘murder’ applies to war.
Within the schema I have suggested as an interpretation of Spain, the agency of “necessary” and “deliberate” are absolutely essential to the success of the attempt to escape the inhuman spaces of the industrialized and the natural. An extension of this particular interpretation would render embracing one’s corporality – and thus vulnerability and mortality – unreservedly and without inhibitions the only means of achieving re-humanization. Finitude defines the human body; witnessing, causing, and experiencing death are therefore crucial for the achievement of a balanced comprehension of death. Accordingly, in war, murder is necessary and an increase in the chances of death deliberate. The radicalism of Auden’s poem and its commitment to honesty, as evidenced by “necessary murder”, seems to have been lost on many of the piece’s critics.
The Abundant Semicolon in “Spain 1937”: Vacillation, Restraint and Lack of Agency
Although the differences in semantics between Spain and “Spain 1937” certainly take precedence over the minimal syntactical and stylistic changes, it is worth noting the most obvious syntactical and stylistic change to the piece: the replacement of a significant number of the periods, commas, and colons of Spain with semicolons in “Spain 1937”, compounded by multiple additions of commas and colons where there were none before.
The primary effect of the incorporation of the semicolon is that of reducing the effectiveness, momentum, definitiveness, passion, and manifesto-like quality of the poem. Vacillation characterises “Spain 1937”, the tone of which contrasts sharply with the self-assured quality of Spain. The semicolon lessens the effect of the anger and sense of urgency on the reader, in large part because the use of the semicolon mirrors the loss of agency found elsewhere in the transition between Spain and “Spain 1937”.
“Every poet stands alone”
In 1948, Auden published an essay on poetry in the collection Poets at Work titled “Squares and Oblongs”. In this essay, Auden writes, “Over too, the day of the salon and the café, the select group of enthusiastic rebels. No more movements. No more manifestoes. Every poet stands alone” (176). More than a decade after the publication of Spain, Auden had not only renounced both versions of the poem but also concluded that poets should disentangle themselves entirely from politics. Auden’s position on this question in “Squares and Oblongs” evinces a radical change in his line of thought, a startling willingness to relinquish the desire to have “direct knowledge of the major political events” and to “speak to/for” the soldiers.
As nearly every scholar who has critically examined Spain/“Spain 1937” has discovered, upon arriving in Spain, Auden learned that he would not be allowed to serve in the positions he considered useful both for the cause and for his own purposes. Grass writes that “the Republican bureaucracy quickly recognised that Auden’s greatest utility to the Left was as a propagandist rather than a soldier. Accordingly, they set him to writing and broadcasting, denying him the experience of driving an ambulance as he had planned” (90). In describing the circumstances that determined the publication of Spain in pamphlet form, Grass suggests that the poem was written for the purposes of propaganda, thereby exposing the complications that problematised the relationship between Auden and his piece, namely his failure to expand his poetic terrain and to re-appropriate his body by serving in war.
Spain emerges as the paradoxical result of this failure; the work is at once a call for the reintegration of mind and body in war and, as an entity in and of itself, an admission of Auden’s inability to execute this reintegration. Auden did not volunteer to participate in the Spanish Civil War to act as a public relations representative or to apply his writing skills to the production of propaganda; he traveled to Spain to become a soldier, to reclaim his body. Auden was constrained by the very problem he identified, and he was unable to experience a reality other than the one that existed in his mind, that of writing. The paradoxical nature of Spain created the conditions for the attempt at resolution that was “Spain 1937” and the renunciation that followed; Spain marked Auden’s limits as a writer, the boundary that he could not cross.
Works Cited
Auden, W.H. “Spain.” The Norton Anthology of English Literature, Volume 2. Ed. Stephen Greenblatt and M.H. Abrams. New York: W. W. Norton & Company, Inc., 2006. 2424-2427. Print.
---. “Spain 1937.” Another Time. New York: Random House, 1940. 89-92. Print.
---. “Squares and Oblongs.” Poets at Work. New York: Harcourt, Brace and Company, 1948. 163-181. Print.
Carpenter, Humphrey. W.H. Auden: A Biography. Boston: Houghton Mifflin Company, 1981. Print.
Farrell, John. “Auden's Call to Arms: ‘Spain’ and Psychoanalysis.” Cambridge Quarterly 38.3 (2009): 225-242. ProQuest. Web. 20 April 2011. <http://0-camqtly.oxfordjournals.org.oasys.lib.oxy.edu/content/38/3/225.full.pdf>.
Grass, Sean C. “W.H. Auden, from Spain to ‘Oxford.’” South Atlantic Review 66.1 (2001): 84-101. JSTOR. Web. 20 April 2011. <http://www.jstor.org/stable/3202030>.
“Inhuman.” Oxford English Dictionary. 2nd ed. 1989. 1 May 2011. <http://www.oed.com/>.
Orwell, George. “Inside the Whale.” The Collected Essays, Journalism and Letters of George Orwell. Ed. Sonia Orwell and Ian Angus. New York: Harcourt, Brace & World, Inc., 1968. 493-527. Print.
Spears, Monroe K. The Poetry of W.H. Auden: The Disenchanted Island. New York: Oxford University Press, 1963. Print.
Thompson, Edward Palmer. “Outside the Whale.” Out of Apathy. Ed. E.P. Thompson. London: Stevens & Sons Limited, 1960. 141-194. Print.
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